viernes, 25 de enero de 2008

Rafael Buendía, ganadero de Rehuelga

Ayer eché "un rato" de charla taurina. S. me había invitado a su programa radiofónico para charlar con un invitado, Rafael Buendía Ramírez de Arellano, hijo de don Joaquín, el ganadero continuador de Santa Coloma, y hermano de Javier, el rejoneador.

Llegué a las siete de la tarde a los estudios y ya estaban allí los tres, incluido F. Tras la emisión continuamos de sobremesa, sin movernos, más de una hora. Después nos fuimos a un bar a continuar la tertulia; es un bar taurino pero próximo al teatro, por lo que se llena las noches de función. Ayer ponían "Romeo y Julieta" de Gounov, con Ismael Jordi.

La emisión comienza tratando del pliego de condiciones del concurso de adjudicación de la plaza de El Puerto. Tras breves comentarios vamos con el personaje, un hombre de campo, nacido en 1956, con formación universitaria e ilusionado con lo suyo. Está deseoso de hablar y nos cuenta detalles interesantes.

Albaserrada no era aficionado. Compró a su hermano lo que éste quiso darle y no aguantó mucho con la ganadería. No es cierto que lo más asaltillado fuera desechado por Santa Coloma y que se lo pasara a su hermano. Simplemente, tentaba todo, seleccionaba con mucho rigor y el desecho lo dividía en bueno y malo; el bueno es lo que acabó pasandole a su hermano.

Joaquín Buendía no era sólo ganadero de bravo sino que era principalmente ganadero, un enamorada de la ganadería que ponía mucho cuidado en todo lo que hacía. Antes de tener ganado bravo tenía una partida de vacas berrendas, magníficamente presentadas, todas iguales de capa, capirotes y botineras, que daba gloria verlas. También tenía un rebaño de unas doscientas cabras murciano-grandinas, todas iguales, con el mismo pelaje brillante, dedicadas a la producción de leche, que eran la envidia de los alrededores.

En esto que se entera de que había en Sevilla una vacada pregonada, una vacada que estaba puesta en venta. Se trataba de la ganadería que la viuda del conde de Santa Coloma tenía ya un tanto descuidada; era sobre todo que estaba muy alunada, muy castigada por los aficionados y maletillas de los alrededores de la zona de las marismas donde la finca del conde.

Santa Coloma llevaba tres libros de registro de su ganadería: uno para lo que era Saltillo puro, otro para lo procedente de Ibarra y otro para la cruza. A todo su ganado le ponía el mismo hierro, pero en lo que era Saltillo puro iba en la parte de abajo de la nalga y en lo que era cruzado iba arriba. Cuando don Joaquín Buendía compró la ganadería unos ejemplares traían el hierro abajo y otros arriba; si llegaba una corrida los toreros preguntaban inquietos: "don Joaquín, ¿dónde tienen el hierro los toros que ha apartado, arriba o abajo?".

Joaquín Buendía no llevó el ganado por separado. Compró junto a Felipe Bartolomé y estuvieron unidos un tiempo. Cuando se separaron dividieron el ganado en dos partes iguales, incluso el mismo número de hierros abajo para cada uno.

En 1956 Buendía compra a Manuel Camacho la finca gaditana de "Rehuelga" en término municipal hoy de Benalup; también le adquiere el hierro de "La Quinta". Es una finca buena para labor pero entonces se dedicaba íntegramente para pastos y allí lleva don Joaquín todas sus vacas. Los toros estaban en Bucaré, cerca de Utrera aunque en término municipal de Alcalá de Guadaira; era como la finca matriz de don Joaquín, donde estaban todas las instalaciones y desde donde se dirigía la ganaderia.

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En tiempos fue un finca de olivos y por eso se llama Hacienda de Bucaré, mejor dicho Hacienda de San José de Jarreta, que había sido propiedad de la familia Bucarelli, de ascendencia italiana; la gente pasó a llamarla de Bucarelli a Bucaré por corrupción fonética.

Entonces caigo en la cuenta de que la casa del conde de Santa Coloma en la sevillana calle Santa Clara perteneció previamente a la familia Bucarelli, familia que dio un virrey de Méjico y un gobernador de Río de la Plata.

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Se me ocurre pensar que Santa Coloma pudo comprar el palacio sevillano junto con la hacienda alcalaína a un mismo vendedor, y, entonces, ¿Buendía compró San José al mismo que le vendió la ganadería?; entra en lo lógico aunque pudo ser coincidencia, pero no se lo planteé a Rafael por la premura del tiempo en un programa radiofónico. Quizás otro día...

La tercera finca de don Joaquín era La Amarguilla, en Morón, dedicada mayormente a la agricultura.

En 1996 don Joaquín reparte entre sus trece hijos. A los cuatro primeros les da la finca y el hierro de La Amarguilla pero al mayor, José Luis, le adjudica individualmente el hierro de Santa Coloma. A los siguientes cinco les deja la finca y el hierro de Bucaré y a los otro cuatro, la finca y el hierro de Rehuelga y además el hierro de La Quinta. Las cabezas de ganado se dividen en tres lotes iguales, cada uno con 200 vacas de vientre y sus correspondientes añojos, erales y utreros.

El primer lote acaba quedando en manos de José Luis, que compra a sus tres hermanos su parte en el ganado y en La Amarguilla para llevarlo él con el hierro de Santa Coloma, que ahora, tras su muerte, ha pasado a sus cuatro hijos. Previamente a la compra habían vendido el hierro de La Amarguilla, sin ganado, a Roca, luego implicado en el caso del ayuntamiento de Marbella.

Nos quedamos con ella cuatro hermanos, que formamos la sociedad de Rehuelga de Medina Sidonia; seguimos juntos aunque desde que murió Luis Felipe sus hijos siguen con su participación. Me hice cargo de la ganadería porque aceptaron que pudiera seguir exclusivamente mis criterios, que es la condición que puse.

Aunque mi padre dedicó la finca sólo a las vacas, hoy ya no puede ser así porque la ganadería brava se ha convertido en una afición romántica que no da de comer. Como tengo cuatro hijos que alimentar, la mayor parte de la finca la dedico a la agricultura, principalmente el arroz.

Cuando me hice cargo del ganado lo sometí a una selección rigurosa y bajé el número de 200 vacas a unas 80, aparte de las que pasé a mi hermano Javier, que cogió las que le gustaron.
La ganadería Rehuelga ahora está formada por 80 vacas de vientre, separadas en tres lotes, y 8 sementales, de los que se enlotan 3 cada tres meses.

Hasta ahora lidia sólo novilladas y espera que en dos o tres años pueda tener preparadas corridas con garantías.

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Un toro de Saltillo estuvo cubriendo en la ganadería de Pablo Romero hace mucho tiempo y sin embargo de ahí viene el pelo cárdeno.

Volvemos a hablar de la finca; tiene una superficie de 700 fanegas, de las cuales 200, en zona de sierra, son las dedicadas a la ganadería y 500, a la agricultura, básicamente el arroz y secano (trigo, girasol y algodón; remolacha, ya no).

El accidente de Bucaré hace tres años fue tremendo. Iban cinco en el coche y murieron cuatro, dos de ellos, hijos de una hermana (un niño de 15 años y una niña de 14); sólo se salvó el niño de Javier.

A las doce de la noche nos salimos del bar porque se empieza a llenar con gente que viene de la ópera.

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