Ya ha pasado un año. Ayer fue 17 de noviembre y se cumplió un año de que mi hijo mayor se fue a Londres. Pasé el día con otras preocupaciones y no caí en apuntar la efemérides en este blog; bueno, lo hago ahora.
Sigue muy vivo en la memoria el recuerdo de las sensaciones, los nervios, los temores y las ganas de llorar que tuve todo el día y de modo extremo en el rato del aeropuerto de Sevilla; allí llegué a llorar tras la cristalera de la terraza cuando lo veía subir por la escalerilla del avión. En aquel mismo momento me llamó mi hermana por el móvil y no le podía articular palabra.
Ha pasado un año y las cosas no le han ido mal precisamente. No puedo decir que el aniversario de la partida deba vivirlo como algo triste. El hecho de no pararme ayer un momento a escribir sobre él muestra que el paso de un año ya no ha sido tan terrible como temí en su momento.
Transgresiones y regresiones marinas en el Geoparque
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Se produce una transgresión marina cuando el nivel del mar sube lentamente e
inunda un continente, desplazándose la línea de costa tierra adentro, hasta
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Hace 11 años
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