En el conocimiento que hoy se tiene del Hombre de Neandertal aparecen cada cierto tiempo nuevos datos. A ese enriquecimiento contribuye especialmente la Cueva de El Sidrón, situada en Asturias. Es el yacimiento que contiene la mejor colección de restos neandertales de España y una de las mejores del mundo. El director de la investigación sobre fósiles humanos de El Sidrón es Antonio Rosas, miembro del consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Siempre se ha pensado que los neandertales eran carnívoros pero diversos estudios recientes han demostrado que su dieta era variada e incluía plantas.
Un estudio específico llevado a cabo en El Sidrón se ha centrado en obtener la primera prueba molecular de los conocimientos que los neandertales tenían sobre farmacopea. Con él, se ha comprobado que ingerían plantas medicinales, de las cuales conocían sus cualidades curativas. El estudio ha sido dirigido por Karen Hardy, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona y profesora honoraria de la de Nueva York, y ha contado con la participación de investigadores del CSIC, así como de investigadores británicos y australianos. Los resultados del estudio se han publicado en julio de 2012 en la revista 'Naturwissenschaften-The Science of Nature'.
Para el estudio se han analizado diez muestras de cálculos dentales pertenecientes a cinco neandertales. Los cálculos son trozos de sarro o placa dental calcificada y permiten conocer las partículas de alimentos ingeridas. Estas piezas dentales han proporcionado la primera prueba molecular de que al menos uno de estos individuos ingirió dos plantas medicinales diferentes, concretamente una aquilea y una camomila. De esta manera, se comprueba que los neandertales tomaban plantas medicinales, como la manzanilla, de tan frecuente uso entre nosotros hoy.
Lo sorprendente es que el individuo conocía el valor medicinal y curativo. Antonio Rosas lo expresa así: “Si el neandertal al tomar la planta notaba su gusto amargo y no recibía ningún aporte nutritivo, tenía que conocer sus cualidades medicinales”. A esta conclusión se llega porque hace tres años fue identificado el gen que dotaba al neandertal de capacidad para percibir sabores amargos.
Las investigaciones de los últimos años han constatado la sofisticación del comportamiento de los neandertales: poseían rituales, atendían a sus enfermos, discernían entre el valor nutritivo y el curativo de las comidas… En esta idea de la mayor complejidad neandertal incide Karen Hardy, cuando expresa que “conocían bien su entorno y se aprovechaban de las plantas, distinguiendo las medicinales”.
La investigación con cálculos dentales abre grandes posibilidades en el análisis de la dieta de los neandertales, porque, como dice Hardy, “esta piezas permiten encontrar solamente cosas ingeridas”, lo cual hace más fiables las pruebas.
Este estudio no se limita a la dieta. Así, el análisis de la dentadura de los individuos ha hallado señales de humo, lo cual indica un uso extensivo del fuego para cocinar o para calentarse.
También han encontrado restos de bitumen, lo que indica que estos individuos trabajaban con petróleo en cuevas cercanas.
Asimismo, el estudio ha identificado restos antiguos de bacterias; ello, en el futuro, puede aportar luz al estudiar la salud dental de los neandertales y permitirá seguir ahondando en el conocimiento de esta especie.
Hay que dejar atrás la imagen popular de neandertales rudos y torpes. El concepto se va transformando. Estos hallazgos, y otros, están acabando con esa idea simplista pero quedan aún por conocer muchos aspectos de los neandertales, tanto aquellos en los que radican las semejanzas con los humanos actuales como aquellos en que radican las diferencias.
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