A mi vecinita
El 8 de Diciembre es la fiesta religiosa de la Inmaculada Concepción (sin pecado original).
Hay quien piensa que se trata de celebrar un elemento moderno de la fe católica, pero no es así; en las actas del martirio de San Andrés Apóstol se leen las palabras que el Santo dirigió al Procónsul: «fue necesario que de una virgen Inmaculada naciera hombre perfecto el Hijo de Dios». Lo moderno es la declaración oficial como dogma (el 8 de diciembre de 1854).
Otros piensan que al menos su festividad sí es moderna; tampoco es así, por lo que respecta a España. Haré un breve repaso de esta fiesta católica antes de los Reyes Católicos.
Allá por el siglo VII, San Ildefonso, el arzobispo toledano de la Casulla (607-667), mandó guardar en toda España la fiesta de la Purísima.
El rey visigodo Wamba, que reinó desde 672 a 680, adoptó el título de Defensor de la Purísima.
Su sucesor, el rey Ervigio, prohibió trabajar durante esta fiesta.
En el siglo XIII, los condes de Barcelona tomaron a la Inmaculada bajo su protección; en Vich y en Gerona empezó a celebrarse litúrgicamente con oficio propio.
Por lo que hace a los reyes aragoneses, el rey Pedro el Ceremonioso, cuando corría el año 1333, instituyó la Cofradía Real de la Inmaculada Concepción, a la que han pertenecido desde entonces todos nuestros monarcas.
En 1384, Juan I dictó un decreto prohibiendo “sostener cosa que pueda dañar la creencia en la pureza y santidad de esta bienaventurada concepción”.
En 1408, el rey Martín el Humano declaró enemigos del Reino a cuantos impugnasen el misterio.
En 1466, la localidad zamorana de Villalpando proclama la Inmaculada Concepción, siendo la primera vez que se produce un voto de villa a favor de dicho dogma popular.
Y a finales del siglo XV Fernando el Católico, durante la Guerra de Granada y antes del asalto final, mandó erigir un altar de campaña dedicado a la Purísima e hizo voto de consagrarle la mezquita mayor de la ciudad.
Hace 11 años
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