Se ha dictado, a plaza llena, la conferencia de Manolo Sotelino, en la sede de la Peña Taurina "José Luis Parada" de Sanlúcar de Barrameda, como tercera y última sesión del XXX Ciclo Cultural de la entidad.
He tenido el honor (porque ha sido un verdadero honor, no merecido) de hacerle la presentación, cuyo texto aquí transcribo:
Aquí me encuentro, ante ustedes, en un verdadero apuro, en el que me han metido de consuno organizador y conferenciador.
Me piden que presente. Se me ocurre que para presentar no hace falta aprobar unas oposiciones pero sí cumplir al menos un requisito y éste es ser previamente conocido del respetable, para poder traerle como en cadena a quien sea presentado. ¿Cómo va a presentar uno que no ha sido presentado?
Digo que en éstas me ha metido Antonio Montaño. A decir verdad, no somos unos desconocidos. Hace un tiempo nos intermedió Jerónimo Roldán, bien conocido en esta Peña, con motivo de un evento en la Plaza y una visita a este local.
Mi relación con esta Peña tiene un ribete sentimental desde que la conocí; por el titular. Estar aquí me transporta a mis vivencias en Cáceres, mi tierra, cuando un novillero, Morenito de Cáceres, alternaba con José Luis Parada, dominando el escalafón, y hasta tomaron la alternativa el mismo año, pero después mi paisano se quedó estancado, superado en la ciudad por Sánchez Cáceres, padre del jovencísimo Jairo Miguel, que hace menos de dos semanas ha marcado record de precocidad en una encerrona con seis toros.
La primera vez que tuve un trato personal con Sotelino fue yendo, en Jerez, a una conferencia taurina. Al llegar al lugar también él se encaminaba y, junto a la puerta, le pregunté: “Por favor, busco la Peña Juan José Padilla”. Él me contestó acogedoramente con su habitual voz entusiasmada: “Aquí está la Peña; pase usted a su casa”. Entramos juntos, compartimos velada y así nació una relación de camaradería, que nos ha dado para entretenernos buenos ratos debatiendo, investigando, disfrutando.
Su ocupación periodística lo ha llevado por medios como “Jerez Información”, “El Mundo”, “La Razón”, “La Voz” y sobre todo la cadena COPE.
En 1998 Manolo entró en la radio de la mano de Gabriel Álvarez y en su magazine mañanero tenía un espacio para lo taurino; luego López Sáez le ofrece cubrir la información sobre la temporada veraniega de El Puerto. Ochoa, el nuevo director, le propone un programa semanal de una hora sustituyendo a un programa flamenco.
Al siguiente año él ficha a Miguel Ángel Feliz, su pareja inseparable. Con él ha logrado mantener durante diez años un programa semanal, “Puerta Grande”, con destacado nivel de audiencia, complementado con sus intervenciones en el programa “El Albero”, los domingos por la noche, y las retransmisiones en directo de los festejos veraniegos de El Puerto.
Ha puesto su colaboración en diversas revistas, siendo de recordar su artículo sobre “El campo bravo de Cádiz como patrimonio cultural” en la Revista de Patrimonio Histórico editada por la Consejería de Cultura.
También para la Historia queda su participación en el largamente gestado Diccionario Histórico-Biográfico de la Real Academia de la Historia, con la redacción de la biografía de varios ganaderos de bravo que ocupan lugar junto a Viriato, El Cid o los Reyes Católicos.
Un hito importante fue escribir y publicar un libro sobre las ganaderías bravas de la provincia. Con el título “Cádiz bravo” constituye una obra a medias entre el ensayo zootécnico y el reportaje periodístico. Yo creo que ese libro nació de una charla que dio al alimón en el Aula Taurina de Jerez sobre las castas bravas. Prologado por Miguel Ángel Feliz, fue presentado en diversas plazas y al poco tiempo se agotó, aunque esperamos pronta reedición.
Últimamente está embarcado en aprovechar las posibilidades de las nuevas tecnologías y ha creado una web para información variada que incluye lo taurino. Visítenla; se llama jerezania.com
En un futuro inmediato, tan inmediato como dentro de dos semanas, saldrá a la luz un nuevo libro, de tema cofradiero, con el título de “Glosas a la Semana Santa”.
Le propuse a Manolo que nos ilustrara sobre los encastes bravos, pero pensó que mejor no. Bueno, también podría hablarnos con fundamento de la música taurina, con esos pasodobles de la Maestranza a golpe de platillo. Eso por no decir la relación de los toros con el ambiente cofradiero y capillita; todo ello desde un punto de vista teórico y práctico. Decidió tratar ante ustedes sobre el periodismo en los toros, o los toros en el periodismo.
Alguien se puede preguntar si será un tema interesante. Desde luego, es variado. Hubo épocas en que los periodistas influían en los toreros; hasta Juan Belmonte, cuando se presentó en Madrid ya con aureola de fenómeno, se dejó llevar por el Duende de la Colegiata, reportero de “El Heraldo”, por los ambientes sociales que éste quería, aunque provocara reacción contraria de los públicos. Luego vinieron épocas en que los toreros manipulaban a los periodistas; eran los años de posguerra y de necesidad. Hoy, sin embargo, si paramos en el dato de que vivimos en la era de la información, concluiremos que es un tema de actualidad y de futuro.
Antes de que los periódicos se generalizaran el periodismo taurino ya existía. ¿Dónde?: en los mismos carteles de los festejos. Si recorremos la cartelería decimonónica veremos que en los pasquines no se conformaban con anunciar la ganadería y los espadas. Se empleaban a fondo para detallar toda suerte de circunstancias que iban desde la periferia hasta el meollo del festejo. Se decía si iban a salir o no perros, se publicaban los nombres de las damas que regalaban las moñas (o divisas), se introducía con una memoria justificativa del evento y se terminaba con comentarios sobre el pasado, el presente y el futuro de los actuantes. Un cartel era una crónica, crónica previa, mas periodismo al fin.
Podéis comprobarlo en este cartel que traigo, de un festejo benéfico en el Coso de la Victoria, en la calle Molinillo, allá por el año 1885.
Creo que es un documento inédito, salvo mejor parecer de los entendidos aquí presentes. Anuncia el festejo benéfico que se organizó por la juventud sanluqueña para recoger fondos de ayuda a las familias de las víctimas del terremoto que asoló las provincias de Granada y Málaga. Actuó el paisano Manuel Hermosilla, en la segunda actuación de las tres que tuvo aquí en su ciudad; la tercera fue para la inauguración de la Plaza del Pino y de su cartel sí se conserva algún que otro ejemplar. Éste que presento cuenta toda una crónica de las circunstancias. En las cuadrillas figuraban el sanluqueño Bejines, el jerezano Abalito y un extremeño novel, al que el maestro le ofreció matar el último toro de la tarde; era el futuro Papa Negro, creador de la dinastía de los Bienvenida. He obtenido esta copia que tengo el gusto de regalar a la Peña en manos de su presidente.
En definitiva, te digo, Manolo, que si buscas la Peña de José Luis Parada te contesto acogedoramente con tus palabras: “Aquí está la Peña; pase usted a su casa”.
P.D.: Hemos contado, como oyente especial, con Pepe Osuna, matador albaceteño retirado, de la época de Andrés Vázquez, que está pasando una temporada en Sanlúcar; se sentó en primera fila y estuvo muy participativo. El regalo del cartel fue acogido con mucho agradecimiento, expresado en un largo aplauso, que llegó a sacarme los colores. Sotelino estuvo muy bien y en algunos momentos llegó a despertar mi admiración; sobre todo por su aplomo ante el público. El coloquio final estuvo muy animado. Nos obsequiaron con unos recuerdos y firmamos en el Libro de Honor de la Peña. Es la primera vez que me invitan a firmar en un libro así, con lo cual esa noche he tenido dos honores.
Tras compartir una copa y un tapeo con los asistentes, con fotos incluidas, nos fuimos con M. y Ch. por la Plaza del Cabildo, donde estuvimos hasta las tantas.
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