He ido con M., tras recibir invitación por correo de los organizadores. El mantenedor del acto ha sido JR, igual que el año pasado, cuando asistí acompañando a MS y MAF.
Se ha premiado como triunfador de la temporada al torero alicantino José María Manzanares y como toro más bravo a "Avispón", del ganadero jerezano Santiago Domecq.
El premio a Manzanares se debe a la completa actuación en las dos ocasiones en que toreó y triunfó en El Puerto durante el pasado verano de 2008. Cortó cuatro orejas entre la primera tarde, en que se enfrentó a toros de Juan Pedro, y la segunda, ante reses que pastan en "Garcisobaco". Esta segunda tarde tuve la suerte de verlo porque, por invitación de MS, viajé desde donde estaba de vacaciones para comentar la corrida radiofónicamente. La suerte fue completa, pues presencié la que creo ha sido la mejor tarde taurina de toda la temporada española de 2008.
Manzanares alternaba con El Juli y Perera, saliendo los tres a hombros. La plaza, llena a reventar, fue una fiesta y quedó lo suficientemente satisfecha como para compensar la frustración que al día siguiente le supuso el mano a mano entre Morante y José Tomás, el cual se había tenido, desde meses a trás, como el acontecimiento de la temporada.
El toro que ha sido premiado, castaño y bociblanco, lo toreó precisamente Manzanares esa magnífica tarde, cortándole las dos orejas. Su bravura fue reconocida por el público con la vuelta al ruedo y no se vio desentonado por el resto de la suelta que Santi envió desde las orillas del Guadalcacín. Fue una tarde magnífica tanto por parte de los toreros como por parte de los toros. También la disfrutaron R e I en compañía de T, que había llevado, en riguroso estreno, su coche Mercedes desde Mérida.
Tras la ceremonia, a la hora de tomar una copa, saludo a JR, que ha resultado ser quien sugirió me enviaran la invitación, y vamos a ver al torero, que, de cerca, es más alto de lo que parece en el ruedo, desde la grada; luce barba descuidada, cosa frecuente durante el invierno en los toreros, que así se desquitan del rigor que deben guardar durante la temporada en lo que dice a su atildamiento. Nos hacemos una foto, como el año pasado con Talavante.
Recuerdo ahora la primera vez que Manzanares toreó, de novillero, en la Plaza Real el año 2002. Me dejó una magnífica impresión a pesar de que cortó sólo una oreja, frente a otro compañero que salió a hombros. Por la noche, en el coloquio del Hotel Monasterio expuse que este chaval es la foto de su padre en la forma de moverse delante del toro y tiene su mismo concepto del toreo. Incluso yo le veía una pizca de mayor quietud, que le permitía torear con desmayo; le pronostiqué un futuro de figura pudiendo incluso superar a su padre.
Ese pronóstico lo contrapuse al juicio que me merecía el triunfador de aquella tarde, también hijo de torero. Presente en el coloquio, le manifesté que me parecía también una foto de su padre pero una foto deformada, lo cual debería corregir si quería ser alguien en el toro.
El tiempo me está dando la razón y esta noche ha habido un reconocimiento público de que Manzanares, próximo a cumplir veintisiete años, es ya una figura; no es el primero, porque también en la Feria de Abril de Sevilla de 2008 ha sido reconocido triunfador.
El otro chaval se empeña todavía en seguir siendo una imagen deformada de su padre y el resultado es el que preví: cada vez torea menos.
Felicito a Manzanares padre por la suerte que tiene de poder recrearse en los éxitos de su hijo, que sigue su estela y aspira a superarlo. El logro del uno será del otro y lo degustarán allá en los campos extremeños mientras cuidan de su ganadería brava.
Hablando de degustar, M y yo terminamos la velada por los bares del puerto degustando tortillitas de camarones con una copa de fino, que es el vino de El Puerto.
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