Un agricultor de la comarca toledana de La Jara se encontraba trabajando en una tierra de cultivo cuando, al excavar, tropezó con una gran piedra que resultó ser una estela funeraria que se halla en buen estado de conservación.
A pesar de no ser un experto en arte antiguo, se dio cuenta de que se trataba de una roca con grabados y decidió avisar a la Guardia Civil. El Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de este cuerpo acudió a la parcela y comprobó que la piedra grabada tenía una figura antropomorfa en su parte central que correspondía a un guerrero con casco del que se podía apreciar que salía un cuerno. En la parte derecha también se distinguía una espada y una lanza y en el lado izquierdo una figura similar a un escudo de círculos concéntricos.
La pieza ha sido enviada al Museo de Santa Cruz, de Toledo, después de que un informe técnico de la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha haya determinado que se trata de una estela de finales de la Edad del Bronce que pudo haberse tallado hacia el año 1100 antes de Cristo. La estela pesa 20 kilos y mide 60 centímetros de largo, 37 en el lado más ancho y 26 centímetros en el más estrecho.
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