Mucho hablan los independentistas catalanes de las balanzas fiscales. Todo ello es una falsedad: no existen balanzas fiscales, porque no hay aduanas fiscales (como sí las había en la época de los Austrias).
Ahora bien, podemos entrar por un momento en su juego. Como juego teórico contemplemos lo que alegan; dicen que Cataluña tiene un déficit fiscal de unos 10.000 millones de euros.
Sin embargo, no dicen que gran parte de ese dinero es el retorno tanto del IVA recaudado procedente del resto de España como del Impuesto de Sociedades por unos beneficios generados no en Cataluña sino en ese mismo resto de España. El consumo se hace en toda España pero la declaración del impuesto se hace en Cataluña, si es en esta región donde tienen su domicilio fiscal las empresas de los productos consumidos.
Es curioso que los independentistas catalanes no pidan tener aduanas fiscales, pese a que se les llena la boca diciendo "som una nació". Simplemente saben, pero no quieren reconocer, que los Decretos de Nueva Planta de Felipe V (definitiva puntilla al último resto del feudalismo) a quien más beneficiaron fue a los catalanes.
Tomemos, para ejemplificar, unos datos reales de lo recaudad en concepto de IVA. En 2004 en Cataluña se recaudaron 8072 millones de euros, el 26% del total nacional. En Andalucía, en cambio, con 1 millón más de habitantes sólo se recaudaron 1630 millones de euros. La Generalitat catalana se quedó con el 30% de lo recaudado en Cataluña; de esa manera tuvo que "devolver" al Estado el otro 70%, es decir 5650 millones de €. Esa cantidad es más de la mitad de "su déficit fiscal"; se ve que llaman déficit a lo que no es más que una simple devolución del dinero pagado en IVA por el resto de los consumidores españoles.
Esto es sin contar con los demás impuestos nacionales, como el impuesto de Sociedades.
Ahora se quedarán el 50%. Eso significa que el 50% del IVA que paga un sevillano por consumir en Sevilla, así como otro porcentaje del impuesto de Sociedades que genera, se va a Cataluña y se gastará allí, sin que a él le repercuta en nada, pese a ser el que lo generó y pagó.
Esto no parece que sea muy justo. Encima hay que aguantar que los independentistas catalanes disfracen como caridad el otro 50% del dinero de los contribuyentes del resto de España cuando se lo devuelvan.
Los independentistas catalanes hablan mal de Felipe V y sus Decretos de Nueva Planta pero no quieren volver a la situación fiscal anterior a ellos, que es cuando sí se podía hablar de balanzas fiscales.
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