El rey inglés Ricardo III (1452-1485), cuando sólo era duque de Gloucester, fue el novio que, en 1469, había propuesto Inglaterra para casarse con la española Isabel la Católica. En 1485, en la batalla de Bosworth, los soldados de Enrique Tudor le dieron muerte. Fue enterrado sin pompa, desnudo y en completo anonimato en un monasterio. Su cadáver se perdió en las brumas del tiempo. Años más tarde el lugar fue destruido; sin embargo, llamó la atención una evidencia de 1612 según la cual alguien había colocado una lápida en memoria del rey en el lugar donde una vez se había erigido la abadía.
Quinientos veintiocho años más tarde la ciencia ha rescatado a este personaje. Los investigadores han confirmado que el esqueleto que encontraron en 2012 bajo un estacionamiento de Leicester es el de este monarca.
Ricardo III no era el monarca impedido y deformado que William Shakespeare describió en su drama escrito en torno a 1592. Era un hombre activo y posiblemente bien parecido según los relatos sobre su apariencia escritos durante su vida. Tenía la columna vertebral debilitada, pero no le habría sobresalido en forma tan obvia; estaba doblada hacia un lado en lugar de hacia adelante, por lo que no se le puede describir como un jorobado. La historia nos dice que fue un gran guerrero y no sufrió demasiados inconvenientes por su problema en la columna. El rey no padecía ninguna cojera, dado que los huesos de sus piernas eran simétricos y normales.
Los investigadores han realizado una reconstrucción en tres dimensiones de la columna vertebral a partir de los huesos hallados y han determinado que su espalda tenía una «curva equilibrada» que podría haber ocultado bajo la ropa o la armadura. Han medido una escoliosis con una desviación de entre 65 y 85 grados hacia la derecha, además de un giro «espiral» en su columna. Su condición probablemente provocaba que su tronco fuera corto en comparación con sus extremidades y que su hombro derecho estuviera ligeramente por encima del izquierdo, pero eso se podría haber disimulado con un buen sastre y una armadura hecha ex profeso. El monarca habría medido cinco pies y ocho pulgadas sin contar con la curvatura de su espalda (1,72 metros, aproximadamente), una altura a la que tendrían que restarse algunas pulgadas debido a la escoliosis que se le desarrolló durante la adolescencia.
Estos factores no le impedían liderar a su ejército; de hecho, Ricardo III lideró la ofensiva de su ejército en la batalla de Bosworth Field y acabó con varios enemigos antes de que lo mataran a él. Ricardo III fue el último rey inglés en morir en un campo de batalla. Fue en el enfrentamiento que decidió las Guerras de las Rosas, que marcan el fin de la Edad Media en Inglaterra.
Los restos de Ricardo III, hallados hace tres años en un aparcamiento, han recibido sepultura en la catedral de Leicester al término de una solemne ceremonia en la que se destacó el papel de este rey en la historia de Inglaterra.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, presidió el servicio religioso del monarca (1452-1485), cuya controvertida personalidad cautivó la imaginación de escritores y motivó debates entre los historiadores sobre si fue un rey cruel y sin escrúpulos.
Los restos de Ricardo III - muerto en la batalla de Bosworth Field (1485) en la Guerra de las Dos Rosas (1455-1485), entre los partidarios de la Casa de Lancaster y de la Casa de York - fueron encontrados hace tres años en un aparcamiento de Leicester (centro de Inglaterra), en lo que fue uno de los más importantes hallazgos arqueológicos del país.
Con la dignidad que exigía la ocasión, Welby y representantes de distintas religiones se unieron en la catedral de Leicester en una ceremonia en la que el actorBenedict Cumberbatch leyó un poema escrito especialmente por la poetisa Carol Ann Duffy. «Del aparcamiento a la catedral. Hoy hemos venido a darle a este rey y a estos restos mortales la dignidad y el honor que le fueron denegados en la muerte», dijo el obispo de Leicester, Tim Stevens.
Por su parte, Welby leyó la frase «devolvemos los huesos de tu servidor Ricardo a la tumba» cuando el ataúd con los restos del monarca fue sepultado en la catedral en una cripta construida con piedra Swaledale, de North Yorkshire, al norte de Inglaterra. En nombre de la reina Isabel II estuvo la duquesa de Wessex, esposa del príncipe Eduardo, y también estuvieron presentes representantes del catolicismo, la religión de Ricardo III.
Cumberbatch, que leyó un poema de catorce líneas, fue especialmente invitado al ser descendiente del monarca y, curiosamente, interpretará a su pariente lejano en una serie que emitirá próximamente la BBC sobre la Guerra de las dos Rosas. El actor desciende del monarca a través de la madre de Ricardo III, Cecily Neville, según afirmó el experto en genealogía de la Universidad de Leicester Kevin Schurer.
Aunque no estuvo presente, la reina Isabel II envió un mensaje especial en el que reconoció el lugar del soberano en la historia de Inglaterra y el entusiasmo que motivó el hallazgo de sus restos. «El nuevo entierro del Rey Ricardo III es un evento de gran importancia nacional e internacional», dijo Isabel II, de 88 años.
«Hoy reconocemos a un Rey que vivió en momentos turbulentos. El descubrimiento de sus restos en Leicester ha sido calificado como uno de los hallazgos arqueológicos más significativos de la historia de este país», afirmó la jefa de Estado británica. Su mensaje concluyó con la frase: «Ricardo III, que murió a los 32 años en 1485 en la batalla de Bosworth, ahora descansará en paz en la ciudad de Leicester, en el corazón de Inglaterra».
Este soberano, que ostentaba el título de duque de Gloucester y fue el último rey de la Casa de York, ha sido siempre un personaje histórico muy polémico, fuente de inspiración de escritores, que lo han retratado como un hombre jorobado y ambicioso.
Después de que los restos fueran hallados en 2012 y que análisis de ADN confirmasen que correspondían al monarca, los ayuntamientos de Leicester y de York disputaron una batalla legal para acoger su tumba, pero que culminó con la victoria de la primera, por ser el lugar donde el rey perdió la vida hace más de 500 años.
Ricardo III es uno de los reyes más conocidos debido a su descripción de villano en la obra que lleva su nombre, de William Shakespeare, que lo describió como un monarca ambicioso, cruel y sin escrúpulos. Una frase célebre de esa obra es la de un monarca desesperado al ver que se aproxima su muerte cuando es rodeado en Bosworth. «¡Un caballo, un caballo! Mi reino por un caballo!», clamaba el Ricardo III de Shakespeare.
The remains of Richard III have been discovered and exhumed. However, it seems wholly inappropriate and disrespectful to bury the former Monarch in the grounds of a church of which he was never a member and which was created by the son of the man responsible for his death and ignominious burial. I am not petitioning on religious or sectarian grounds but I believe the dead of any persuasion have a right to be interred in a place appropriate to their beliefs.
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