jueves, 6 de diciembre de 2012

Rousseau y los toros

El filósofo ginebrino Juan Jacobo Rousseau (1712 - 1778), en su libro "Consideraciones sobre el gobierno de Polonia" escribió esto:

"¿Por qué medios se podrá excitar el movimiento de los corazones, el amor a la patria y a las leyes? Con cosas que parecen niñerías y frivolidades: con unas instituciones vanas a los ojos de hombres superficiales, pero capaces de arraigar el amor a nuestras costumbres y hacer invencibles nuestras inclinaciones.

Una nación debe mantener sus usos propios, que tal vez degeneran diariamente por la propensión general de Europa a imitar los gustos y maneras de los franceses. Conviene, pues, sostener estos usos, que siempre serán ventajosos, aun cuando de suyo fuesen indiferentes, o no buenos, bajo ciertos aspectos.

Que haya muchos juegos públicos donde la buena madre patria se complazca en ver divertirse a sus hijos: que ella los entretenga frecuentemente para que, por su parte, ellos nunca la olviden. Deben abolirse, aun en la misma corte, las diversiones ordinarias de otras cortes, tales como el juego y cuanto promueva la afeminación. Invéntense diversiones que no se conozcan en otras partes.

Dentro de lo posible, que no haya nada que sea exclusivo de los grandes y poderosos. Que haya muchos espectáculos al raso en donde todo el pueblo se divierta por igual, como entre los antiguos, y que allí la juventud de la nobleza haga ensayos de fuerza y agilidad. No han contribuido poco las corridas de toros a mantener en la nación española un cierto vigor".






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