A su hijo Luis, tan torero como su padre
De pelo casi entrecano,
moreno, alto, enjuto, serio,
en los ojos su misterio
y en la palma de su mano
el buen toreo jerezano.
Tuvo su cartel, su historia
y sus tardes de victoria.
Fue figura del toreo.
Hoy pasea y su paseo
(adiós, maestro) es su gloria.
Antonio Murciano
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