El 2011 ha sido el año más cálido de la historia de España y el invierno está siendo cálido y seco, con un 70% menos de lluvias de lo normal. En Europa ha sido por el estilo, pues, por ejemplo, en Yakutia (Rusia), la región más fría del planeta, se ha batido su récord de temperatura máxima en invierno, con 10º bajo cero; asimismo, Moscú el 27 de diciembre alcanzó 4,1 grados, que es su récord de temperatura alta para esa fecha del calendario.
Sin embargo, ahora, a primeros de Febrero de 2012, está llegando una ola de frío siberiano, que ha azotado al continente. Ya ha batido el record de temperatura mínima en Ucrania con 33º bajo cero. Las oscilaciones térmicas casi inmediatas entre extremos, como las que vive Europa ahora, forman parte de la variabilidad natural de la atmósfera.
¿Por qué se produce esta ola de frío que avanza por Europa atravesando España hasta el norte de África? Esta situación se produce porque se sitúa un anticiclón, con sus altas presiones, en el norte de Europa a la vez que una borrasca, con sus bajas presiones, está sobre Italia o el Mediterráneo oriental. En los anticiclones el aire gira en el sentido de las agujas del reloj y en las borrascas, en el contrario; así, el viento genera un pasillo por el centro de Europa y por él es empujado el frío hacia el suroeste.
Cuando el aire viene a España desde el Ártico trae frío húmedo, pero cuando viene del interior continental, como ahora, trae frío seco, por lo que no hay nevadas. Sin embargo, si consigue atravesar el Mediterráneo occidental se carga de humedad y provoca nevadas en los puntos altos del norte de África. Este fenómeno se suele repetir cada cierto tiempo, por periodos de cinco o seis años, aunque a veces, como en la década de los noventa, pasaron más de diez años sin verse.
Para acabar, ¿qué temperaturas se alcanzaban en los inviernos de antes? Si queremos comparar con datos recordemos que el año 1963 se alcanzó la temperatura mínima histórica en España, registrada en Calamocha (Teruel) con 30º bajo cero. Pero una cosa son los datos y otra las sensaciones térmicas, que son las sensaciones aparentes de frío o calor dependientes de los parámetros ambientales y condicionadas por la velocidad del viento o la rapidez del cambio térmico, entre otras cosas; así, una temperatura de 3º bajo cero combinada con una velocidad del viento de 30 km/h nos da la sensación en la piel de estar por debajo de los 10º negativos.
Entonces, como conclusión, tendremos que tener mucho cuidado al decir eso de que los inviernos de antes sí que eran fríos y no los de ahora.
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