miércoles, 13 de julio de 2011

El Condado de Vistahermosa y su ganadería brava

Aprovecho una reciente lectura para abordar otra vez en mi blog el papel que desempeñó en el mundo de la cabaña brava el conde de Vistahermosa, de Utrera (Sevilla), creador de una casta que ha dado lugar al mayor número de encastes, estirpes y ganaderías de la raza de lidia.

Desde hace tiempo, tengo para mí que el conde ha sido el mejor ganadero de bravo de la historia y esa calificación me exige tener claros los datos que la fundamenten. Sin embargo, no hay muchos datos sobre el personaje. Por ejemplo, no hay un sólo conde de Vistahermosa; así, ¿de cuál de ellos estamos hablando? Más: el conde creador de la ganadería no fue el que merece la calificación dicha. Incluso los orígenes de la casta no están en el condado de Vistahermosa. Entonces..., entonces hay que empezar a poner en claro los datos.

Las notas de mis papeles sobre este personaje, que he pasado a este blog al menos en dos ocasiones distintas, encuentran un magnífico complemento en los datos que recoge André Viard en una entrega de su obra "Tierras Taurinas", en especial los que le ha aportado el investigador Eduardo González de la Peña, y en los que aporta López Martínez en su obra sobre la economía del toro.

Antecedente

Empecemos con Pedro Luis de Ulloa y del Portillo, descendiente de oriundos gallegos, que vinieron a la zona de Utrera en alguna oleada colonizadora tras el despoblamiento que hubo debido a la peste. Padre de dos hijos, Martín y Benito de Ulloa y Andino, es el antepasado común de las dos ramas de los Ulloa utreranos.

Estas ramas corresponden cada una a un título nobiliario; la primera, al de marqués de Casa Ulloa y la segunda, al de conde de Visthermosa.

Casa Ulloa

El primer hijo, Martín, es padre de Benito de Ulloa y Ledesma-Sanabria, que nace en 1715. Benito se hace ganadero comprando a Luis Antonio Cabrera una parte de su vacada. Aparece como proveedor de toros a la Maestranza desde el 22 de abril de 1761. Muere en 1802.

El hijo de Benito, Juan José de Ulloa y Ponce de León, es el primer marqués de Casa Ulloa.

Vistahermosa

El segundo hijo de Pedro Luis, Benito de Ulloa y Andino, se hace cargo en régimen de arrendamiento enfiteútico del cortijo Valcargado, cuyo dueño directo era el Hospital de la Misericordia utrerano. El arrendamiento enfiteútico es de duración muy larga o incluso perpetua. En Valcargado habia unas salinas (explotadas desde los romanos) que proporcionaban salmuera para las aceitunas, lo que añadía un valor especial porque la olivicultura es una de las principales ocupaciones de la familia. Benito muere en 1736.

El hijo mayor de Benito es Pedro Luis de Ulloa y Celis, que nace el 27 de diciembre de 1697. Agricultor acomodado, llega a ser regidor de Utrera y el 10 de enero de 1765 obtiene, mediante compra por 220 ducados, de Carlos III el título de Conde de Vistahermosa. Este nombre imagino que puede proceder de un lugar o asentamiento no muy alejado de Utrera, situado entre las localidades de Montellano y Puerto Serrano, hoy en la provincia de Cádiz, donde, como resto, pervive allí la arruinada hacienda de Vistahermosa; es posible que fuera el primer lugar con que tuvo relación alguien de la familia, allá cuando estaban recién venidos como colonos, y de hecho el nombre de hacienda, y no cortijo, hace referencia específica al cultivo de olivar.



En 1774, con 77 años, decide formar ganadería. Para ello se rige por la idea de no parecerse a los demás ganaderos de bravo que criaban en la campiña de la comarca utrerana. Éstos se habían surtido de ganado que procedía, por una u otra vía, de un solo origen común, a saber, la ganadería que desde el siglo XVI los monjes de la Cartuja de la Defensión, en Jerez de la Frontera, habían ido formando con las reses que, en concepto de diezmo o limosna eclesiática, les entregaban los ganaderos de la comarca jerezana. Pedro Luis decide comprar a Tomás Rivas, de Dos Hermanas, su hato de toros de plaza, que no tenían origen cartujano. Más bien, quedan en la bruma los posibles orígenes de los toros de la familia Rivas, que, sin embargo, aparecen en los anales de la Maestranza desde 1733, mucho antes que las ganaderías de Utrera. Dejemos para otro momento la aproximación a la labor ganadera de los Rivas; en este blog hay espacio y tiempo para eso y para mucho más.

La ganadería recién comprada es instalada por Pedro Luis en el cortijo "Salvador Díaz", que el nuevo conde llevaba en arriendo desde 1769; Con ella se viene Francisco Jiménez el Rubio, que ya estaba de conocedor con los Rivas.



Pedro Luis crea un mayorazgo con su patrimonio. Muere el 23 de mayo de 1776, cuando empezaba a disfrutar de su gloria ganadera.

El hijo mayor de Pedro Luis es Benito de Ulloa y Halcón de Cala. A los cuarenta años hereda el título, como segundo conde de Vistahermosa.

Lidia sus toros en Sevilla por primera vez en 1782 y se presenta en Madrid el 2 de agosto de 1790, cuando la Junta de Hospitales organiza una serie de festejos benéficos.

¿Cómo eran los toros de Vistahermosa? Lo que está claro es que los toros, que empezaron a llamarse "condesos", eran en el ruedo diferentes a todos lo pertenecientes a las demás ganaderías. Respondían a un concepto nuevo.

Un texto de la época decía: "Los toros de Vistahermosa no le ocasionaban grandes problemas a los jinetes, pero a cambio de eso hacían las delicias de los que los lidiaban. Su particularidad era seguir siendo prontos para casi todas las suertes y llegar a la muerte con la misma bravura que tenían al salir de los chiqueros. El renombre del que gozaba esta vacada era extraordinario, no sólo entre los aficionados sino entre los que debían lidiarla. A estos últimos les gustaban estos toros ya que no recibían más que pocos tumbos y podían realizarles la verdadera suerte de picar, dándoles la salida por la cabeza del caballo y gracias a que se dejaran castigar. Después de los quites, era fácil volverlos a llevar al caballo, evitando así muchos riesgos a los toreros". Esto es en cuanto al comportamiento.

En cuanto a la morfología, lo destacable es que eran de menor tamaño y peso que los otros, pero también más finos de piel y de remos. Más tarde asimismo se les llegó a conocer diminutivamente como "los toritos negros", sin duda porque, en contraposición, los procedentes del tronco cartujano abundaban en capas o accidentales claros (ensabanados, jaboneros, berrendos o salpicados). Sin embargo, aquí es donde hay que llamar la atención, porque lo de las capas negras parece ser un bulo, o mito, ya que también había capas cárdenas y coloradas; reparemos en que del tronco Vistahermosa han salido encastes con capa cárdena, como los saltillos, o colarada, como los urcolas, los contreras o incluso, en un alto porcentaje, los ibarras. Fue después cuando la familia Murube, dueña de la rama central vistahermosa, decide eliminar de su hato las capas no negras, pensando, ahora sí, que los toros negros son por definición más bravos.

Benito muere el 17 de noviembre de 1800, con 64 años. Jamás vendió un animal a otro ganadero. Él fue el conde de Vistahermosa por antonomasia. Cuando decimos Vistahermosa nos referimos a Benito, el segundo conde de Vistahermosa, el que tengo para mí como el mejor ganadero de bravo.

Su trayectoria como ganadero fue brillante; sin embargo, hubo otro conde de Vistahermosa con una trayectoria personal más interesante.

El hermano del segundo conde es Pedro Luis. A la muerte de su hermano, hereda el mayorazgo, como tercer conde de Vistahermosa, cuando cuenta 49 años.

En 1803 se prohíben las corridas de toros. En 1806, aprovechando la desamortización de Godoy, compra Valcargado.

En mayo de 1808 los franceses invaden España; Utrera se organiza como un centro de resistencia sufragado por los nobles pero acaba siendo ocupada. Pedro Luis financia y arma a los guerrilleros.

Los franceses crean en Utrera una milicia para mantener el orden local y los nobles son obligados a participar en ella. La hambruna obliga a matar ganado tanto bravo como manso y Vistahermosa, como otros ganaderos, se ve muy afectado. Para el cumpleaños de Napoleón, en 1810, se celebran corridas en Sevilla y en Utrera; el conde Vistahermosa y el marqués de Casa Ulloa son obligados a regalar los toros.

A consecuencia de varios asaltos a convoyes franceses y de un ataque guerrillero a la propia ciudad de Utrera, el general Soult pone a la población varias multas, alcanzando la última la colosal cifra de un millón de reales. Vistahermosa y otros dos agricultores utreranos deciden pagarlas de su bolsillo.

El 28 de agosto de 1812 los franceses abandonan Utrera y el 29 se organiza una corrida para celebrarlo.



En marzo de 1814, en periodo de depuración, se le abre a Vistahermosa un proceso judicial en Sevilla pero al final, con el testimonio del cabildo que certifica su apoyo a la guerrilla, es liberado. Ese mismo año toma en arriendo las fincas de Casaluenga, en La Rinconada, Las Vacas, en Los Molares, Gómez Cardeña y La Ventosilla mientras sus toros regresan a la Maestranza. Las deudas empiezan a acumularse: malas cosechas, subida de impuestos, renta de tierras improductivas.

En 1818 se convocan elecciones municipales y los nobles designados como candidatos declinan el ofrecimiento. Al conde de Vistahermosa, por delicadeza, no le piden que sea candidato; está arruinado.

En 1820, tras haber mantenido la tradición familiar de no vender reses a particulares, le propone a Vicente José Vázquez la compra de Valcargado, siguiendo él mismo en la finca como arrendatario; Vázquez acepta y le exige la venta de un semental, que Pedro Luis, tragándose su vergüenza, no puede negar.

En 1821 fallece a la edad de 70 años.

Su vida fue el reflejo de una etapa turbulenta de la historia de España. Con un elevado sentido patriota y patricial, su figura ejemplifica toda una evolución de una sociedad que se mueve entre el fin del Antiguo Régimen y el nacimiento del Nuevo Régimen, en una nación que está lejos de conocer la Revolución Industrial pero que ya ha dado asiento al liberalismo en una economía agraria; la burguesía dominante aún tiene ínfulas de nobleza pero arrostra los riesgos del libre mercado y, con frecuencia, sucumbe ante ellos.

La hermana de Pedro Luis, Luisa, con 69 años y soltera como sus dos hermanos, hereda todos los bienes y nombra como administrador a su primo, el marqués.

En 1823, la condesa de Vistahermosa vende sus toros, repartidos entre cinco compradores: Antonio Melgarejo, Salvador Varea, Fernando Freire, Joaquín Giráldez y Juan Domínguez Ortiz (el Barbero de Utera). Se pone así fin a un periodo de 49 años (1774-1823) en que la ganadería estuvo en manos de los Vistahermosa, tras el de 41 años en que perteneció a los Rivas.

El palacio de los Vistahermosa se vende a la familia Xibaja y en 1937 pasa a ser la sede del Ayuntamiento de Utrera.

Final

Al morir Luisa, el título de conde de Vistahermosa pasa, el 21 de octubre de 1831, a su primo segundo Juan José de Ulloa y Ponce de León, que lo une al de marqués de Casa Ulloa. La hermana de éste, Francisca se casa con José Arias de Saavedra y Jiménez de Segura y ambos son padres de José Arias de Saavedra y Ulloa. Este José se casa con Consolación, hija única de Juan Domínguez Ortiz; de esta manera se vuelven a unir la ganadería y la genealogía (pero no el condado) de Vistahermosa.

La sobrina de Juan José, Magdalena de Ulloa, hereda los dos títulos de su tío y luego renuncia al de Vistahermosa a favor de su primo Ángel García Arista, que era general del Ejército. Éste desliga el Condado de Vistahermosa del apellido Ulloa y lo compagina con el Ducado del mismo nombre, a él concedido por Alfonso XII. De esta manera, cuando decimos Condado de Vistahermosa a secas (como en el título de este capítulo) nos referimos sólo a cuatro personas: un padre y sus tres hijos.

Pasado el tiempo, la inmensa mayoría de la cabaña brava desciende de la ganadería que formó el primer conde de Vistahermosa. Las otras castas van perdiendo terreno. Puede ser la prueba de que Vistahermosa fue un visionario que supo ver el futuro. Esto lo sabemos dos siglos después pero él o ellos no lo comprobaron.

Lo intuyeran o no, el aficionado y el estudioso deben conocer los datos. A ello se encamina este capítulo.

















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