domingo, 16 de mayo de 2010

Aniversario de la muerte de Joselito

Noventa años hace desde que cayera mortalmente herido José Gómez Ortega "Joselito el Gallo" en la plaza de toros de Talavera de la Reina. "Bailaor", un toro de la Viuda de Ortega, pasó aquel 16 de mayo de 1920 a la historia por acabar para siempre con la vida del que estaba considerado como el torero más completo de todos los tiempos. Joselito, el "intocable", el Rey de los Toreros, caía mortalmente herido en una tarde en la que compartía cartel con su cuñado, Ignacio Sánchez Mejías, quien años después, en 1934, también moriría en una plaza de toros.



Un aficionado que asistió al festejo contó al periódico El Liberal -que sacó una edición especial al día siguiente, 17 de mayo- cómo sucedió la desgracia. El diario arrancaba:

"Hemos hablado con un testigo presencial de esta corrida, que dejará memoria en la historia del arte taurino, tanto por la muerte del gran maestro como por la serie de incidentes que en ella se han desarrollado.

Los toros -nos dice este testigo presencial- que se han lidiado en esa corrida funesta, debían estar ya hartos de correr por las plazas, porque se dio el caso, en algunos de ellos, que al entrar los banderilleros para consumar la suerte, se arrancaban, y un metro antes de llegar se paraban, encampanándose sin acometer.

-Y lo de Joselito, ¿en qué toro fue?

-En el quinto.

-¿Al hacer un quite?

-No: toreando de muleta.

-¿De muleta?

-Sí, señor. Había toreado al toro con algún recelo, porque estaba bronco y aplomado; pero, como era un maestro y dominaba como nadie, tomó al toro con la derecha, iniciando el pase natural, que repitió con fuerte valentía. Fue a dar el tercer pase de esta suerte peligrosa, animado por las palmas, y al marcar el segundo tiempo, el toro, en vez de seguir el viaje tras el engaño, se fue derecho al bulto, dándole una cornada tremenda y brutal. Cayó Joselito al suelo, y quedó encogido de piernas. Y se llevó las manos a la cara... Acudieron los peones, se llevaron al toro, que se revolvía y otros le cogieron, llevándole a la enfermería".

El final es conocido por todos. España entera se estremecía al confirmarse la fatal noticia, que corría como un mal viento por todo el país. Cuentan que un saetero cantó en la noche sevillana a la Virgen de la Macarena, a la que tantas veces se encomendó José: "Ven pasajero,/ dobla la rodilla,/ que en la Semana Santa/ de Sevilla/, porque ha muerto José,/ este año estrena,/ lágrimas de verdad la Virgen de la Macarena".

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