domingo, 16 de septiembre de 2007

Parada ecuestre en Jerez

Parada ecuestre en Jerez

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La mujer ya se ha metido en el mundo del caballo, incluido su manejo y doma. ¿Dónde quedaron los tiempos en que Homero para elogiar a un hombre lo calificaba de "domador de caballos"?

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Cierra el grupo un bello semental que montó el actor antonio Banderas cuando visitó la yeguada.

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Un mozo de cuadra, al que conozco bien desde hace mucho tiempo, va atento a lo que le pueda pasar a los jóvenes jinetes.

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La guarnición a la calesera, realmente bella, es la típica de Andalucía, con aires rondeños y sugerencias de andanzas bandoleras.

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Guarnición a la inglesa es lo más indicado para un enganche en cuarta que tira de un landó.

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Cuatro colleras de garrochistas ataviados y en disposición de ejercitar el acoso y derribo pasan por delante del edificio de Correos. Los ejemplares más apropiados para esta disciplina suelen ser los cruzados, angloárabes o hispanoárabes.


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El semáforo toda la mañana en rojo para los peatones nos dice que hoy la calle es de los caballos.

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Una collera de bellos caballos con capa perla isabela encabeza un grupo de alta escuela.

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El escuadrón de lanceros pasa delante de la iglesia de San Francisco, como antiguos escuadrones debieron pasar rindiendo honores a la desdichada reina doña Blanca de Borbón, que allí se encuentra enterrada.

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Placita del Arenal,
eternamente mandada
por el mismo general.

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Con el Coro del Vilamarta

Se ha celebrado el décimo aniversario de la creación del Coro del Villamarta. hemos asistido a un concierto especial.

El coro, que siempre se ocupa de papeles secundarios, esta vez ha tenido el papel principal, pero han traído como invitados a cantantes con los que le unen relaciones eseciales.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Wyngaerde en España: ruinas

Antonio de las Viñas realizó una serie de dibujos sobre ciudades y paisajes, que se conservan repartidos por Europa.

Voy a fijarme ahora en los que tienen como tema los paisajes españoles de las ruinas de la Antigüedad, tal como se veían en la segunda mitad del siglo XVI. Se trata de doce trabajos, unos realizados como apuntes y otros, como definitivos.

Se conservan en la vienesa Biblioteca Nacional Austriaca, en el londinense Museo de Victoria y Alberto y en el Museo Ashmolean de Oxford; vamos a designarlos, como Galera Monegal, con las siglas de las entidades depositarias seguidas de un número de orden dentro de cada una de ellas. Las recogidas aquí son una mínima parte de la obra wingaerdiana. En la biblioteca vienesa hay 79 hojas, con 72 dibujos, el museo londinés hay 31 hojas, con 61 dibujos, y en el de Oxford hay 45 láminas, con 58 dibujos. Ello es aparte de la obra conservada en otros museos, en total unos doscientos cincuenta dibujos.

Osterreichische Nationalbibliothek. Viena

El Caleseo de Molvuedria (1563)



Dibujo del teatro romano de Sagunto. Forma parte de la serie de dibujos dedicados a las ruinas romanas conservadas en la ciudad de Murviedro, actual Sagunto.

Victoria and Albert Museum (Print Room). Londres.

VA.26
Coliseo Antiquo ne terragono a nre Done do los mylacolos (1563).

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El anfiteatro romano de Tarragona desde el mar.

VA.29
Coleseo in terragona (1563)

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Detallado dibujo del anfiteatro de Tarragona.

VA.32
Coliseo de Sebilia La Vechio al Redador tyene 506 - passos (1567)



Dibujo del teatro romano de Itálica en la localidad de Santiponce. En el verso hay apuntes y notas.

VA. 39
Mérida (1567).



Vista de Mérida. Detallada representación del acueducto y otras ruinas romanas.

VA. 40
Conjunto de las ruinas romanas de Mérida (1567).



El foro romano de Mérida: edificios, acueducto y otros.

VA.46
De los statuos desenteran nel castieillo famoso de monvedroa (1563)

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Dibujos de estatuas decapitadas y sepulturas romanas en el castillo de Sagunto. En el dibujo aparece también un texto en flamenco que corresponde a unas inscripciones en hebreo que Ven del Wyngaerde se cuidó de traducir o de hacer traducir. Asimismo, aparecen unas inscripciones latinas copiadas por el autor del dibujo con algún error, probablemente.

VA.52
(Teatro y otros restos romanos de Mérida - 1567)

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Visión de conjunto de las ruinas romanas de Mérida: anfiteatro, templo, acueducto y otros.

VA.53
Anfiteatro in merida (1567)

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Dibujo parcial del anfiteatro romano de Mérida.

VA.54
molvodoro (1563)

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Visión de conjunto de las ruinas romanas de Sagunto.

VA.55
(Teatro romano de Sagunto).1558 (1563)

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Aparece un león marino y un carnero. El nombre de Van de Wijngaerde y la fecha de 1558 (errónea, ya que el autor visitó Sagunto en 1563)fueron escritos por J. Mofflin, capellán de la corte de Felipe II.

Ashmolean Museum (Print Room). Oxford.

AM.46
(El Arco de Bará y la Torre de los Escipiones - 1563)

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La Torre de los Escipiones y la fachada occidental del Arco de Bará (en los alrededores de Tarragona), muy deteriorado especialmente en su parte superior.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Mensaje de agradecimiento

He recibido en mensaje de agradecimiento de M.D.R.D., y de su marido, por la dedicatoria de un artículo. Son encantadores. No me tienen que dar las gracias; que me permitiera dedicárselo ya es para mí satisfactorio. Es una mujer a la que admiro porque sabe admirar; además me gusta mucho oírla porque habla de las cosas como la niña que va descubriendo el mundo por primera vez y se lo comunica enseguida a su amiga íntima. Copio aquí el texto del mensaje por si se me borra de mi correo imprevistamente, cosa que ya me ha ocurrido otras veces.

"Ya hemos leido el interesante e ilustrativo artículo sobre el Teatro romano de Gades.

De parte de Mª Dolores muchas gracias por la dedicatoria, aunque ella piensa que es inmerecida.

Hasta mañana. Manolo

Marciano, me encanta que te guste tanto la aequeología. Cuando veo lo que haces se me va la fantasía por ese mundo maravilloso que tanto admiro y al que me hubiera gustado dedicar todo mi tiempo.

Haberte descubierto Wingaerde no tiene importancia. Lo que sí la tiene es que tú hayas sabido recibirlo.

Muchas gracias. Tenemos que hablar de estas cosas, ¿Cuándo?. Díselo a Manolo.Un abrazo, Mª Dolores."

sábado, 1 de septiembre de 2007

Elogio a Balbo

LA PIEDRA

En 1930 Juan Saco, profesor del Instituto de Bachillerato de Cáceres (hoy Instituto de Enseñanza Secundaria "El Brocense"), se entera, por los propios albañiles, de que se ha encontado "una piedra con letras" en las obras que se estaban haciendo junto a la muralla de Cáceres para construir el mercado de abastos en la parte situada entre ella y el edificio del Ayuntamiento; apareció en la muralla al derribar un lienzo entre las torres del Horno y de la Hierba. Inmediatamente informa del descubrimiento a Antonio Floriano Cumbreño y entre ambos gestionan la extracción; la pieza se guarda en el Ayuntamiento

En 1931 Floriano publica un artículo, sin ilustración, sobre la piedra, que contiene una inscripción latina. La inscripción, honorífica, presenta unas letras muy gastadas de entre 4,5 y 5 cm. de altura, la cual es igual a la separación entre líneas. Es un elogio a Lucio Cornelio Balbo, dedicado por los miembros de la colonia, no por ésta como ente colectivo. Este elogio combina con el fragmento aparecido el 1794 en la puerta de Mérida y que hoy no se conserva; se refiere a la "Colonia Norbensis Caesarina" y sirvió a Hübner para, con otros datos, reducir la colonia a Cáceres.

En 1959 García y Bellido escribe sobre las posibles razones del patronato en "Anuario de Historia del Derecho Español" y en 1960 publica una reseña de la inscripción que nos ocupa con la primera reproducción gráfica, un calco imaginado a partir de fotos enviadas por Floriano y Callejo.

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En 1966, el mismo autor publica un informe que sirve de base a unos pronunciamientos de la Real Academia de la Historia. En él establece que Norbano y Balbo eran consuegros y señala lugares lusitanos donde se asentaron miembros de la familia norbana; asimismo cita lugares béticos donde han aparecido inscripciones referidas a la familia balba.


En 1966, la Academia de la Historia, respondiendo a una consulta del Ayuntamiento de Cáceres, hace tres pronunciamientos. El primero identifica Cáceres con la "Colonia Norbensis Caesarina", con base principalmente en dos inscripciones, siendo una de ellas la de Balbo. El segundo ve posible que la colonia fuera fundada en el año 35 a.C., llevándose a la realidad un proyecto de César, y que su fundador pudo ser Cayo Norbano Flaco, cónsul el año 38 y procónsul de Hispania del 36 al 34 aC. Por último, el tercero afirma que Cornelia, madre de los Norbanos, era hija de Balbo el Menor, el cual quedaría así ligado a los habitantes de la colonia.

Floriano Cumbreño calificó de desafortunada la celebración del bimilenario de la fundación de la ciudad en 1966, pues consideraba que se adelantaba varios lustros por motivos interesados de los políticos de entonces, tomando como referencia el 34 aC. (34+1966=2000). Para él, la fundó no Cayo Norbano sino el gaditano Balbo, el 25 aC. con los veteranos de varios campamentos militares próximos (basándose en la inscripción por él extraída y donde se dice "imperator").

En 1973, Pedro Lumbreras manifiesta su opinión de que Cáceres no es Norba Cesarina sino Castra Cecilia y que Cáceres el Viejo no es ni Castra Cecilia, ni Castra Servilia ni Norba, ya que ambos núcleos eran dos de los al menos tres campamentos de Cecilio Metelo (un tercero sería el de Peña Redonda). Aporto esta referencia historiográfica aunque en este poblamiento no quiero tocar el tema del origen y fecha de la fundación de la actual Cáceres, sólo centrarme en el elogio a Balbo; además, creo recordar que ese tema ya se ha abordado en Celtiberia.net más de una vez, por jugimo y sedan, entre otros.

En 1973, Navascués ratifica el dictamen de García y Bellido de 1966 que sirvió de base al de la Academia y con ello se opone a Lumbreras.

En la década de los setenta se derribó el mercado de abastos, se restauró el solar entre las dos torres, con la incorporación del antiguo abrevadero de San Francisco pegado a la muralla, y se le bautizó como Foro de los Balbos, con el añadido de una copia del Genio de la Colonia, cuyo original, encontrado junto al río Salor (que pasa, lo más cerca, a 10 kilómetros), había estado hasta entonces en los soportales del ayuntamiento (y antes en la Torre de Bujaco).

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Hasta aquí el relato de los hechos.

Ahora podemos matizar el segundo pronunciamiento de la Real Academia, apuntando que la fundación pudo realizarse sobre una ocupación anterior (campamento para García y Bellido), que incluso podría ser exclusivamente romana. Las excavaciones en el Palacio de Mayoralgo muestran que había ocupación desde al menos el 80 a.C.

El tercer pronunciamiento ha recibido matizaciones más autorizadas que la nuestra. Groag y Stein someten la filiación de Cornelia a un "quizás", además de ver poco clara la vinculación de los Cornelios Balbos Gaditanos con los Cornelios Balbos Veronenses. Por su parte, Galsterer opina que los norbanos (o norbanenses) pudieron recibir la ciudadanía, con ocasión de la fundación de la colonia, de un magistrado llamado Norbano, del que tomarían el nombre, lo que lleva a pensar en Cayo Norbano Flaco.

Sobre que Floriano Cumbreño calificó de desafortunada la celebración del bimilenario en 1966 diré que personalmente no comprendo su postura. Parece como si hubiera sido marginado en la celebración y reaccionara con una infantil pataleta pero no lo creo; además, la inscripción de Balbo no parece que sea, sin más, un "acta fundacional de la colonia" sino más bien, al contrario, un documento producido por una colonia ya existente, pues, como dice Mangas, los fundadores de una colonia, así como sus descendientes, eran considerados patronos vitalicios de la misma pero no se precisaba ser fundador para ser patrono de una colonia o de un municipio.

Pero, ¿de qué personaje habla la inscripción? ¿A qué Lucio Cornelio Balbo re refiere?

¿QUIÉNES ERAN LOS BALBOS?

Sabemos que Lucio Cornelio Balbo el Mayor, hijo de Lucio, nació en Gades (hoy Cádiz), en el año 97 antes de Cristo, miembro de una poderosa familia enriquecida por el comercio practicado a lo largo de mucho tiempo.

Durante la guerra sertoriana (80-71 a.C.), Gades y con ella Balbo, se pusieron al lado de Metelo y Pompeyo. Cuando éste se hace cargo del ejército republicano en el año 76 Balbo obtiene de él la ciudadanía romana. Tal concesión fue impugnada y luego defendida victoriosamente por el abogado Cicerón, que la recogió en "Pro Balbo", tras lo que se hace extensible a toda su familia gracias a la Lex Gellia Cornelia, (72 a.C.), tomando Balbo el gentilicio romano de Cornelio y siendo admitido entonces en la Orden Ecuestre. Este último detalle resultaba muy importante porque era imprescindible para administrar minas, que eran esde hacía tiempo elementos fundamentales en el patrimonio de la familia.

Durante la guerra tuvo oportunidad de recorrer la Lusitania y ya entonces debió establecer algunas relaciones personales o mercantiles allí.

Su encuentro con Cayo Julio César, que vino a la Bética como cuestor en el 69 a.C., sería crucial para su futuro ya que se convierte en consejero y amigo del futuro dictador. Es de la mano de Balbo como César va al templo gaditano de Hércules-Melkart a rezar ante la divinidad fenicia "y al contemplar una estatua de Alejandro Magno se echó a llorar, como avergonzado de su inactividad pues no había hecho todavía nada digno de memoria en una edad en la que ya Alejandro había conquistado el orbe de la tierra" (como dice Suetonio).

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Esta visita es lo que ha llevado a algunos a pensar en una especial vinculación de la familia con el templo aparte de suponerle origen fenicio (ratificable con las consonantes B-l de su apellido y de Ba'al, aunque no se ha podido probar la conexión feniciolatina en esta cuestión lingüística); otros creen que su familia procedía de cartagineses enriquecidos que, antes de Zama, había huído con sus riquezas a Cádiz.

La amistad se ve confirmada con el regreso de César a la Bética, ahora como propretor de la Hispania Ulterior en el año 61, proporcionando Gades un gran apoyo a la flota romana en su campaña de Lusitania, donde Balbo ya era oficial de la plana mayor de César. En esa campaña es posiblemente cuando Balbo reafirma una vieja relación, que iba a ser duradera, con la futura colonia luego llamada Cáceres; no sólo la colonia sino sus alrededores como, por ejemplo, Aliseda, donde había minas que pudieron ser propiedad de Balbo y donde debió mantenerse desde siglos atrás hasta entonces alguna ligazón con los mercaderes orientalizados, de los que Cádiz era el núcleo.

De su carácter, o poder, habla la noticia que a Cicerón da Asinio Polión de que mandó quemar vivo a Fadio, soldado de Pompeyo, porque, tras pedírselo, no quiso entrar a pelear en el anfiteatro con los gladiadores, habiendo bajado poco antes dos veces de su voluntad.

Balbo fue elegido patrono de Gades y en Roma heredó por testamento el patrimonio de Teófanes de Mitilene, lo que nos prueba su prestigio allí. Luego siguió a César por Suiza y Francia como su ministro de Hacienda.

Tras Munda (45 aC.) Balbo, que había pagado los preparativos de la batalla, consigue que César otorgue la ciudadanía romana a todos los gaditanos, y aparece en la historia su sobrino Balbo el Menor, también llamado Lucio Cornelio, que se distinguirá en el ejército romano. De vuelta a Roma y tras el asesinato de César en marzo del 44, Balbo organizó un partido cesariano en apoyo de Octavio frente a Marco Antonio; cuando ambos llegan a un acuerdo en el año 40, Balbo fue honrado con el consulado, siendo el primer no itálico en conseguirlo. Poco después se retira de la política activa para seguir apoyando a su sobrino.

En Capua se encontró también un elogio similar al de Cáceres, dedicado a Lucio Cornelio Balbo el Mayor, hijo de Lucio, inscrito posiblemente el año 58 aC (CIL X 3854).

No se conoce la fecha de su muerte.

Lucio Cornelio Balbo el Menor, hijo de Publio, (nacido en el 80 a.C.), se distinguió en las campañas cesarianas de Egipto, Oriente, Africa e Hispania, fue cuestor de la Hispania Ulterior en el año 44 a.C., y luego quattorviro y propretor. Tras ingresar en el Senado es nombrado procónsul de Africa, donde obtendría una gran victoria sobre la tribu sahariana de los garamantes, llevando en triunfo un gran botín a Roma, siendo el primer general extranjero en hacerlo.

¿Que qué pinta tenían los garamantes? Veamos a uno que posó para la posteridad.

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El triunfo dicho fue el año 734 de la fundación de Roma (19 aC.), a 27 de mayo, como parece por los Fastos de Fray Onofre:

L. CORNELIVS P. F. BALBVS
PROCOS. A. DCCXXXIV
EX. AFRICA VI KAL. APRIL

Construyó varios edificios públicos y teatros en Roma y en Gades, donde ensanchó la ciudad y su puerto. En Roma aún se coserva la cripta de los Balbos.

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Escribió "Exegeticon", tratado religioso, e "Iter", tragedia. No conocemos tampoco la fecha de su muerte.

Los Balbos se preciaron mucho de su patria, hasta el punto de que el emperador Claudio en una oración que hizo en el Senado dijo "Num penites Balbos ex Hispaniam?", que se ha traducido como "¿Acaso les pesa a los Balbos ser españoles?"

Se acepta que Balbo el Menor era patrono de la colonia y recibió el elogio de los colonos con motivo de su triunfo en Roma, por lo que la inscripción que comentamos debe ser del año 19, o quizás del 18, y pudo acompañar a una estatua erigida en el foro o en otro lugar público intramuros de la ciudad. Para García y Bellido, la sola inscripción no permite averiguar la fecha de fundación de la colonia ni si ésta fue luego Cáceres, pero sí pueden aportar algo el lugar y circunstancias de su hallazgo. No cabe pensar que la piedra se labró en otra población y luego se acarreó a Cáceres, sino que, como ocurrió con otras piedras con inscripción, se aportó desde el foro a la muralla en alguna obra de reforzamiento, anterior a la época islámica.

Hay otro Balbo, Marco Atio Balbo, que casó con Julia, hermana de Julio César, y era padre de Atia, la madre de Augusto. "Marco Atio Balbo, uno de los más honestos, fue pretor", Cicerón dixit. Dejo aquí planteada la cuestión de qué relación tuvo este Balbo con los gaditanos.

Tenemos a Lucio Norbano Balbo, nieto tanto de Cayo Norbano Flaco como de Lucio Cornelio Balbo, los dos candidatos a ser considerado como fundador de la Colonia Norbense. Fue cónsul en el año 19.

Otro miembro de la familia fue Cornelio Norbano Bebio Balbo, que destacó en el ejército imperial y, según Moreno Alonso, fue flaminado (sacerdote que cuidaba de encender el fuego en el templo) provincial. Este sacerdocio, normalmente dedicado al culto del emperador, frecuentemente era la culminación de la carrera política en provincias, sirviendo para acceder a los cargos ecuestres que dependían del emperador y pasar de la administración provincial a la central.

Hasta aquí los conocidos, pero si paseamos con atención por el Museo de Arte Romano de Mérida veremos que hay otro Balbo, cuya lápida funeraria se conserva en aquél, sin mayor información biográfica, pero podemos suponer que se trata de un personaje descendiente de "El Menor" y que quedó afincado por tierras extremeñas, si es que no nació en ellas (en las que morir sí parece que murió). Se trata de Marco Julio Balbo, hijo de Maxilo. Veamos la inscripción:

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Pido disculpas por la penosa imagen que conseguí este verano, pero soy capaz de cosas peores; en la próxima visita la foto me saldrá mejor. Lo que importa ahora es que esta inscripción no figura en la lista que sobre el cognomen Balbus García y Bellido publicó en su informe; no sé decir si es porque la desconocía o porque ha sido descubierta posteriormente.

¿QUÉ ERA EL PATRONATO O PATROCINIO?

Como mecanismo colonizador, Roma adjudicaba cada cinco años a sociedades de publicanos el cobro de impuestos y la explotación de cualquier monopolio estatal o de obras públicas en provincias. La sociedad de publicanos pagaba la cantidad comprometida y enviaba a sus representantes a la provincia para llevar a cabo su gestión, con la protección del gobernador.

El gobernador y los publicanos no era raro que explotaran a los indígenas más de lo permitido, por lo que a veces éstos protestaron, hasta que una vez el Senado aconsejó a los hispanos que eligieran a patronos provinciales de su confianza para controlar los excesos.

César y Pompeyo fortalecieron su poder con los patronato convenidos con las comunidades hispanas. César inició la modalidad de patronato sobre ciudades particulares, que implicaba compromisos económicos para los patronos, y un ejemplo de ella es el de Balbo el Mayor, elegido patrono de Gades como muestra la inscripción CIL X 3854.

Es fácil suponer que algunos patronos acabarían invadiendo el terreno de las sociedades, asumiendo la gestión de algunas actividades económicas. Podemos pensar que Balbo en Cáceres y en Lusitania lo mismo explotaba minas que reparaba calzadas.

Al avanzar el imperio los patronatos van cayendo en los mismos abusos en que habían caído los publicanos y contra los que fueron creados.

¿QUÉ DICE LA PIEDRA?

Este verano hemos dedicido ver personalmente el documento. Llegados a Cáceres y pedidos los correspondientes permisos, el día y la hora convenidos nos adentramos en el despacho oficial de la primera autoridad cacereña y pudimos obtener unas imágenes que aquí ofrecemos.

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La piedra está solemnemente ubicada, con todos los honores que pueden corresponderle a un documento de tal categoría. Ojalá todas las inscripciones estuviesen custodiadas con tal mimo. Enmarcada en una broncínea corona de laurel, está embutida profundamente en la pared, dejando al descubierto sólo la cara inscrita. Por debajo, está acompañada de una placa, en bronce también, que expresa la lectura, la interpretación, la traducción y la explicación, todo ello debido a la pluma de don Antonio Floriano Cumbreño.

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Dice Navascués que según Floriano por el margen izquierdo falta la sigla del prenombre del personaje; sigue diciendo que por el margen derecho le parece adivinar rastros de una P, que en el renglón 2 es probable que falte la abreviatura COL y que en el renglón 3 falta quizás el final RINI (aunque parece ver algún vestigio inicial de R). El trazado de las letras y su regularidad, más la de los espacios interlineales, junto a la concisión textual, parecen llevar a época de Augusto.

Si embargo, la placa de bronce redactada por Floriano dice lo siguiente:

L - CORNELIO
BALBO - IMP
C - NORB - CAESAR
PATRONO

L(UCIO) CORNELIO BALBO IMP(ERATOR) C(OLONIA) NORB(ENSIS) CAESAR(INA) PATRONO

La Colonia Norbense Cesarina a su patrono General Lucio Cornelio Balbo

Inscripción romana puesta en honor del cónsul Lucio Cornelio Balbo al fundarse la Colonia Norbense Cesarina (32 - 20 A de JC)

Fin de cita.

Conforme la miramos vemos que efectivamente la piedra está muy desgastada. Al comienzo de la primera línea se adivina más que se ve una L, pero se puede dar por cierta. Al comienzo de la tercera línea se ve una C muy gastada pero se ve con no mucha dificultad. La letra que me ha ofrecido mayor dificultad es la última de la segunda línea, que veo como una P unida a la M previa.

Voy a sobrescribir los trazos, a mi manera, en rojo para percibirlos mejor. Las líneas de puntos, que representan trazos circulares de letras, se deben tan sólo a mi torpe manejo del paint y no tienen el significado epigráfico que normalmente se le asigna.

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APORTES PARA LA POLÉMICA

1. Navascués habla de una P al final del primer renglón. Es letra sería fundamental para establecer la filiación y querría significar P(ublii) [filius], con lo que se trataría de Balbo el Menor. Sin embargo, observándola con detenimiento, en la inscripción no se ve ninguna P al final de la primera línea. Sólo queda entonces la expresión IMP como argumento a favor del Menor.

2. García y Bellido se pregunta: "¿cuál de los dos Balbi gaditanos fue el aquí mencionado?" y se responde: "Ambos, tío y sobrino, llevaron este mismo nombre. Pero sólo parece probable fuera del sobrino, Balbus minor, que hubo de recibir el Imperium por sus brillantes campañas en África contra los garamantes. En tal caso la lápida del patronato de Balbus sería posterior al año -19".

Vemos que don Antonio data la inscripción apoyado sólo en la suposición de que el patrono era el Menor, y esta suposición la apoya, sólo (a su vez), en pensar que recibió un imperium. Sin embargo, cabe plantearse que también el Mayor pudo haber recibido igual tratamiento, algo de lo que no hay datos ni para apoyarlo ni para rechazarlo, aunque ocasiones no le faltarían (guerras en Lusitania, guerra civil, guerra en la Galia...). A ese planteamiento se puede objetar que la inscripción parece (sólo parece) que se hizo con motivo del triunfo del 19 aC.; diremos entonces dos cosas: a) que eso no es lo dijo don Antonio y b) que si miramos bien la piedra veremos que la expresión "patrono" está al final (en la cuarta línea) y la expresión "imperator" está mucho antes (segunda línea). Sabemos que en las inscripciones honoríficas (como el elogio que nos ocupa) el motivo de la dedicación iba escrito al final. Además, delante de la expresión "patrono" hay un espacio en blanco que rompe el ritmo visual de la inscripción; parece que pide ser rellenado con alguna palabra y cabe que el desgaste haya hecho de las suyas; podría completar la explicación del motivo de patronazgo por el que se otorga el elogio. Por tanto, creo que la inscripción no está dedicada a Balbo, que es patrono, porque haya sido recientemente investido de imperio; creo, más bien, que la inscripción está dedicada a Balbo, que tiene el título de imperator, porque es patrono que se merece un reconocimiento (en su buen hacer como patrono). Así, la concesión del imperio no es determinante de la inscripción ni ayuda a fecharla, con lo que la data o puede ser más tardía de lo que se ha dicho, o más temprana, remontándola incluso al Mayor. De hecho, si la incripción fuera anterior al 19 aC. el personaje citado sería el Mayor (si alguna vez recibió el imperio), y no el Menor, el cual de cierto no habría recibido aún el imperio.

Y ello, ¿qué relevancia tiene? Pues la de que tratándose de uno u otro Balbo la fecha de fundación de la Colonia Norbense fluctuaría un buen número de años, ya que el Mayor habría dejado de ejercer el patronato por estas tierras bastante años atrás.

¿Es sólo una elucubracion mía? No. Rodríguez Neila, hablando del duuvirato de Iuba en Gades, sostiene que el primer Balbo es el patrono de Norba y que fue igualmente patrono de Capua, aunque puede ser que lo escribiera un tanto de pasada, porque más adelante dice que el mismo Balbo (el Mayor) "mantuvo luego vivo su prestigio con hechos como su triunfo en el año 19 aC."; o sea, venció y triunfó cuando estaba en camino hacia los noventa años. Senectud, divino tesoro... De todas formas, queda planteada la cuestión de quién es el patrono.

3. Floriano cuenta de una puerta en la muralla, cuyas dovelas de piedra estaban caídas y usadas de relleno para equilibrar el desnivel del terreno; en esa puerta estaba situada la piedra que comentamos.

Después de que hicimos las fotos a la piedra alcaldesa nos encaminamos a la Torre del Horno y enseguida nos damos cuenta de un detalle.

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Los almohades construían puertas muy estrechas. Éstas daban acceso a un pasillo igualmente estrecho trazado en ángulo recto, que terminaba en otra puerta estrecha, que a su vez daba a otro pasillo semejante teminado en otra puerta, ahora sí más amplia. Es lo que se llama entrada en recodo o en doble recodo, perfectamente vigilada por arqueros desde lo alto de las murallas de ese pequeño laberinto que hacía inexpugnable la entrada de la ciudad. Solían construir muy pocas entradas un recinto amurallado, para no aumentar la vulnerabilidad.

En la Torre del Horno hay un vano cegado típicamente almohade, elaborado a base de piedra, ladrillo y tapial pero perfectamente conservado. Es tal la apariencia que no cabe duda de que era la puerta de la muralla, con la advertencia de que está no en la línea de muralla sino en el lienzo saliente que va a la torre, junto al que estaba el horno que le dio nombre. Opino que ésta era, en época almohade, la única puerta existente entre la de Mérida y la de Coria y que la de Santa Ana es posterior. Hay que reconocer que en la década de los treinta los conocimientos sobre arquitectura defensiva almohade que se tenían no corresponden con los de hoy, especialmente tras los estudios de Mora-Figueroa, y el vano cegado pudo no ser tomado en la consideración debida.

Ello nos lleva a que la puerta de que habla Floriano pudo existir desde época romana o no, pero es indudable que los almohades (dada su obsesión por obstaculizar los accesos) no la mantuvieron, con lo que se abre la posibilidad de que la piedra se manipulara en época muy posterior a la romana; es decir, o la aportaron allí (con otras muchas piedras) los almohades cuando levantaron la muralla cegando la puerta romana si existía o se aportó allí a finales del XV, que es cuando se restaura la muralla y cuando posiblemente la puerta almohade, estrecha, es suplantada por otra nueva, ancha, el gran arco cuyas dovelas se hallaron también (difícil es saber si éstas, en 1930, denunciaban factura romana o medieval).

El argumento que se utilizó para considerar que la piedra habría venido a la muralla desde un lugar próximo es que debió reutilizarse en una reparación urgente de algún trozo de la muralla en época incluso romana; esa urgencia lleva a pensar que la piedra no se habría traído desde muy lejos, posiblemente el foro, en donde pudo acompañar a una estatua de Balbo.

Este argumento me provoca inmediatamente un escepticismo al considerar que los romanos no eran precisamente unos chapuceros que, tras construir nada menos que una muralla de una colonia importante, necesitaran hacer reparaciones con cualquier tipo de material al poco tiempo. Por contra, es coherente con la idea de que en época altoimperial cualquier referencia a patronos pudiera provocar repulsa, de manera que cualquier piedra con referencia a ellos fuera desbancada y dedicada a material de construcción, si no directamente destruida.

A lo anterior hay que añadir que hoy se considera que la muralla romana de Cáceres pudo haberse levantado en el siglo III dC. (Bueno Flores), lo que desbarata la idea de una reparación urgente en una muralla de época cesariana o augústea.

Por otro lado, si se acepta que la piedra pudo ser colocada en la muralla en época almohade o en el siglo XV, decae el argumento de que se trataba de una reparación urgente que impedía traer material apropiado desde lejos. Es decir, al igual que se trajo la estatua del Genio desde una determinada distancia hasta la Torre de Bujaco, la piedra pudo haberse traído, quién sabe, desde Cáceres el Viejo, desde Brozas, Alcántara... (Hübner me perdone) y entonces a cualquiera de esos sitios podría reducirse la colonia de los norbenses a que se refiere el documento epigráfico.

De otra parte, qué curioso, entre ambas citadas torres, a fines del XIV se construyó el Ayuntamiento adosado a la muralla y allí es donde Isabel la Católica presidió sesión, al lado de donde la piedra estaba. Es tentador pensar que la piedra pudo haberse puesto, emblemáticamente, en la obra de las Casas Consistoriales traída de quizás no se sabía dónde (¿o tal vez sí se sabía?) No creo que haya documentación sobre este asunto concreto, pero la Católica era muy dada a esos detalles y quién sabe si a ello llegó la afición por el latín que le inculcó doña Beatriz. A lo que sí llega la curiosidad es a que hoy la piedra ocupa lugar preeminente en las actuales Casas Consistoriales, que, aunque inmediatas, no son exactamente las del siglo XV.

AGRADECIMIENTO

Quiero dejar patente mi agradecimiento al personal del Ayuntamiento por las facilidades para fotografiar la "piedra con letras".

El mérito o demérito de las imágenes presentadas de la piedra no es mío porque las fotos están realizadas con mi cámara pero manejada por la ... mano de una altísima dignidad municipal, casi equivalente al mismísimo Balbo.

lunes, 30 de julio de 2007

Teatro romano de Gades

Cádiz: teatro romano

A María Dolores Rguez. Doblas,

que va a los sitios con admiración

y me descubrió a Vyngaerde.


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Antes de un incendio

Que en la romana Gades había grandes edificios de espectáculos públicos de los tres tipos (teatro, anfiteatro y circo) es algo que aparece recogido en los textos antiguos.

Los restos del anfiteatro eran visibles al menos hasta el siglo XVI; lo sabemos porque su planta está representada por Antón de las Viñas en un grabado de ese siglo, en el barrio de Santa María, que está entre el barrio del Pópulo y Puertas de Tierra. Ambos barrios ocupan hoy el área de la Neapolis construida por Balbo el Menor en el s. I a.C. para ampliar el reducido perímetro de la ciudad más antigua.

Por su parte, el circo ha sido últimamente situado por algunos en el Campo del Sur, pero su planta está totalmente ocupada por las edificaciones del caserío y de un garaje subterráneo.

Del teatro no se sabía nada fuera de los textos clásicos, entre los cuales algunos indicios señalan que ya en el año 44 a. de C. se habían representado allí obras de teatro como "Iter", una autobiografía de Lucio Cornelio, Balbo el Menor, para conmemorar su elección como magistrado local y en la que narraba su intervención en las guerras civiles; crónicas posteriores relatan que el propio autor lloró al contemplar la representación y recordar a Julio César, que había sido asesinado sólo unos meses antes. También se habla del teatro en las "Cartas a familiares" de Cicerón (43 a.C.) Asinio Polión, en carta a Cicerón afirma que, en los juegos organizados por Balbo en Gades, había en el teatro catorce filas de asientos reservadas a los caballeros.

Sí se sabía que la villa medieval erigida por Alfonso X en el siglo XIII ocupaba lo que hoy es el barrio del Pópulo. Asimismo, en el siglo XVIII empieza a haber referencias escritas sobre que en esta zona había espacios subterráneos y pozos que daban a a una rotonda con asientos de mármol; el Campo del Sur siempre perteneció al Ayuntamiento y en esta centuria donó una parcela junto a la Catedral Vieja para construir un convento de Capuchinos pero luego quedó en solar a disposición diocesana.

A principios del siglo XX, el obispo cedió temporalmente a Rafael Manzano el patio de la Catedral Vieja, que ya sólo era una explanada llena de escombros, para que allí construyera un barco (el vapor "Covadonga"), que luego fue llevado a puerto sobre ruedas, por las calles de Cádiz, en cuyo trámite recibió una multa de tráfico por "circulación peligrosa" (aunque la compensaron con un premio especial "al empresario más emprendedor"). Este Manzano es el único apoyo empresarial que encontró Isaac Peral para probar su submarino. Luego del "Covadonga" decidió comprar el solar prestado y en él montó una fundición. En 1950 la empresa Manzano se une con la empresa Vigorito (de antiguos italianos afincados en Cádiz) y reservan la instalación para almacenar hierro y suministros marítimos; la gente la conocía como "Almacenes Vigorito".

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Así estaban las cosas hasta que en 1979 se produjo un pavoroso incendio en los almacenes Vigorito, situados, como el lector ya supone, entre la Catedral Vieja y la Guardería Municipal, dando la entrada al Campo del Sur, con vistas al mar.

Después del incendio

En 1980 Cultura encargó al director del Museo que sondeara y delimitara el terreno a expropiar para descubrir la alcazaba medieval (que se sabía ya que ocupaba el solar de la Guardería Municipal) y al hacerlo halló el monumento romano, desconocido pese a estar situado sobre el barrio del Pópulo, en pleno Campo del Sur. Sus dimensiones plantearon la necesidad de expropiar una serie de fincas (aparte del solar de los almacenes) para realizar excavaciones arqueológicas y recuperar una parte de él.

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Después se localizaron las gradas superiores;se excavó un tramo de la galería y del graderío. El hecho de estar bajo construcciones medievales y modernas dificultó y dificulta su excavación. La superficie construida ocupa una zona importante del actual barrio del Pópulo, que se corresponde con el recinto amurallado de la ciudad medieval; gran parte del barrio medieval y sus posteriores construcciones se habían levantado encima de este teatro y aprovechando gran parte de sus materiales y los desniveles propios del edificio. Sobre sus muros se asientan parte de las construcciones eclesiásticas contiguas a la Iglesia de Santa Cruz (Catedral Vieja), Casa de Estopiñán, Posada del Mesón y Guardería Municipal.

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En 1999 se hizo un estudio que mostró otra bóveda y concluyó en que el diámetro del teatro era de 120 metros con lo que el teatro gaditano resulta ser uno de los mayores de Hispania. Los datos obtenidos durante las excavaciones muestran que sufrió una fuerte remodelación en época de Augusto.

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Tras un laborioso proceso de restauración y acondicionamiento actualmente el edificio está perfectamente acondicionado para visitas, constituyendo un ejemplo significativo de integración de restos arqueológicos en la trama urbana de la ciudad de Cádiz.

Técnica constructiva

La excavación sólo ha dejado al descubierto una porción del edificio (parte media del graderío y la galería que discurre bajo él) pero por ella podemos hacernos una idea aproximada de sus caracteristicas. Se levantó aprovechando parcialmente la pendiente del terreno para apoyar sobre ella el graderio. Las ruinas de la escena y el pórtico que se abriría tras la orchestra permanecen sepultadas bajo el caserío del barrio del Pópulo.

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Las técnicas constructivas son características de la etapa republicana; sobre la mampostería y el aparejo isodomo (sillares puestos en hiladas iguales) predomina el hormigón, "opus caementicium", mortero de cal, cascotes y arena, de gran plasticidad, resistencia, y sin el costo ni la complejidad de la cantería tradicional. Con él se modeló todo el graderío, que en la zona intermedia y superior iba cubierto con un leve revoco de cal y cerámica triturada, "opus signinum", mientras que en la más cercana a la "orchestra" llevaba un forro de sillares.

Presenta rasgos muy antiguos, con graderío en forma de semicircunferencia prolongada como una herradura, asientos distribuídos radialmente en varios sectores y perfil parabólico en la sección de las gradas para conseguir la acústica adecuada. Disposición similar tienen algunos teatros helenísticos tardíos, cuyos paraleos más cercanos se localizan en el sur de la península itálica y Sicilia.

Estructuras

Entrando en las ruinas, vemos que la mayor parte de la summa cavea desapareció por la reutilización de las piedras en edificaciones medievales pero se ha conservado un tramo de muro curvo (muy alterado por sucesivas reformas) que corresponde a la fachada; también se ve una parte de un pasillo situado tras la fachada.

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Entre esta zona y la primera línea de gradas hay una fila de sillares que pudieron ser de la pared lateral de una galería superior. A la izquierda las gradas se meten bajo la Catedral Vieja y por la derecha se meten bajo la Guardería Municipal.

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El graderío, o cavea, aparece dividido en tres sectores. La summa cavea podría estar basada sobre muros anulares y radiales y constituída por un armazón de vigas de madera, quizás cubierta con un toldo o velarium apoyado en postes de madera, cuyos hoyos cuadrados de anclaje aparecen en las gradas. Perdura la mayoría de las filas correspondientes a la media cavea y se han documentado las gradas inferiores y parte de la orchestra; los dos sectores inferiores, apoyados sobre galerías abovedadas, se encuentran en muy buen estado de conservación.

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Una zanja abierta en el eje del teatro permite observar una pequeña superficie de la zona inmediata a la "orchestra", que estaba separada del graderío por amplio pasillo y antepecho, del que únicamente se conserva el arranque de una de las lajas de piedra que lo conformaban. También se pueden observar los sillares originales que formaban la galería en esta zona y el arranque de la escalera central.

La Galería

Otro importante sector excavado es un amplio tramo de la galería que canalizaba la circulación de espectadores para acceder desde el exterior a los asientos de la zona media del graderío, el cual en parte descansa sobre ella. Es de amplias dimensiones y se cubre con una bóveda anular de medio punto o de cañón. Al igual que en el exterior el material más utilizado es el hormigón.

Para construirla fue necesario recortar previamente la roca natural y luego, con sillares perfectamente labrados en la misma piedra, se levantó el muro externo, mientras en la parte inmediata al terreno natural se hizo un muro de hormigón de la misma altura. Sobre ambos se dispuso un molde de madera, o encofrado, para formar la bóveda también con hormigón.

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En el muro exterior se abren los vanos (o "vomitoria") que comunican con el graderío y lucernarios para iluminar el espacio de la galería.

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De los seis accesos al graderío que había se han localizado cuatro.

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En los accesos observamos huellas de una reforma que debió realizarse cuando el edifico aún estaba en construcción.

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El diseño original disponía una serie de escalones para salvar el desnivel existente entre la galería y el graderío, pero, por causas desconocidas, posiblemente problemas en la evacuación de las aguas pluviales, hubo que elevar el pavimento de la galería y en consecuencia anular parte de los escalones cubriéndolos con una rampa de sillería para salvar el nuevo desnivel.

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En las zonas donde se ha destruido la rampa podemos observar que algunos escalones quedaron incluso sin terminar de tallar, labor que debía realizarse una vez colocados. Otros, que sí están acabados, no presentan el desgaste lógico provocado por el uso. Como consecuencia de esas transformaciones fue necesario transformar también la zona superior de los vomitorios.

Esta galería permanecía casi completamente anegada hasta hace poco, ya que en ella desembocaba una antigua cloaca.

Decoración

El que era el mayor teatro romano de Hispania debió tener, pese a ser el más antiguo también, una decoración acorde con sus dimensiones. En el Museo de Cádiz se conserva un trozo de cornisa de mármol con delicados adornos vegetales.

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Otro elemento decorativo rescatado es un fragmento de estatua representando una figura masculina.

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Es curiosa un decoración a base de dos figuras de conejos en actitud de comer hojas y frutas.

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Pero lo verdaderamente curioso es que, como me dijo Alonso de la Sierra a quien debo mucho de lo anterior, durante una de las fases de excavación (y en niveles romanos) se encontraron restos cerámicos de un plato conteniendo conchas de caracoles terrestres y huesos de conejo doméstico; verdaderamente los gaditanos tenían entre sus bocados favoritos el "conejo con caracoles" y le homenajeaban elevándolo a motivo decorativo del propio teatro.

Honores

Tras la excavación ha quedado vacante una multitud de piezas que esperan el día en que puedan ser combinadas como las de un puzzle para ser montadas y reproducir algunos trozos del viejo teatro, en lo que se ha sacado hasta ahora. Para sacar el resto del edificio y ver toda la orchestra, todo el graderío y la scaena del teatro más antiguo y el segundo más grande de Hispania habría que derribar las construcciones decimonónicas que tienen poco valor histórico pero, eso sí, gran valor económico.

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Como anécdota, recuerdo que, cuando se terminaron los trabajos de excavación y se decidió abrir las visitas al público, el político de turno encargado de decir unas palabritas no se cortó un pelo ante los chicos de la prensa y exclamó: "Hoy inauguramos el teatro romano de Gades"; cuando más tarde alguien comentó que la inauguración había tenido lugar dos milenios atrás no faltó quien achacó el exceso de triunfalismo a un momento de nervios. A quien tenemos que rendir honores de verdad es a la familia Balbo, que lo mandó construir en el siglo I aC. como parte de la ambiciosa planificación para ampliar la vieja colonia fenicia y, desde luego, como parte de la glorificación de su carrera política, que no en vano el Mayor fue el primer cónsul no itálico (quizás en el 42 y luego en el 33 a.C.); el mismo Cicerón, refiriéndose al mandato político de Balbo en Cádiz, alude a ciertos usos del edificio por este personaje en beneficio propio.

Y gloria, efectivamente, le ha concedido la ciudad al poner, hace tiempo ya, una estatua de uno de los insignes personajes en la entrada de la Neapolis, cerca de donde estuvieron el anfiteatro y el circo, obras suyas asimismo.

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Se le canta como se ve en la siguiente foto.

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El monumento a Balbo el Menor está junto a Puertas de Tierra, en el lado por donde entraba a la ciudad el acueducto que él mismo mandó construir para traer agua a Gades desde el manantial del Tempul, una ingeniería sólo superada a principios del siglo XX; dejémoslo aquí, porque se trata de una obra que bien merece otra entrada de este blog.










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miércoles, 11 de julio de 2007

Un viaje a Almería

Este fin de semana he ido con R. a Almería. Él competía en la campeonato andaluz de categoría absoluta y yo quería recordar una ciudad que hace ya tiempo que visité por primera vez.

Fuimos por la carretera que llega a Antequera y allí conecta con la Autovía del 92.

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Una captación de agua

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Paramos en Almargen a comer y en ello estábamos cuando me llama JR para preguntarme si le puedo acompañar a la novillada de El Puerto, transmisión radiofónica y tertulia posterior incluídas. Le explico mi situación y que lo siento mucho; me desea buen viaje y otra vez será.

miércoles, 4 de julio de 2007

De cómo la Iglesia construyó la civilización occidental

Acabo de ver un artículo sobre el libro "Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental". Lo reproduzco para que alguien lo compare con lo que estuvimos hablando un día de éstos.

Aunque los progres no quieran creérselo, sin la Iglesia Europa se habría convertido en una especie de Turquía o China, un espacio del que estarían ausentes la libertad humana y la civilización.

He leído del magnífico libro "Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental" de Thomas Woods.

De él, lo que más me ha impresionado ha sido el régimen de las abadías y monasterios benedictinos: sus avances agrícolas y científicos, la transmisión del conocimiento, el servicio a los laicos y su funcionamiento como empresas –hecho que deberían conocer y sopesar ciertos sectores católicos que, especialmente después de la Reforma luterana, rehuyen la economía, el desarrollo y el dinero.

La portada de este libro no da idea completa de su contenido. Al lector casual le parece que el autor se centra en la pintura, la arquitectura y los cantos de los monjes. Si mira el índice de Cómo la Iglesia construyó la civilzación occidental sorprenderá la variedad de materias que trata: la ciencia, la agricultura, la economía, el Derecho…

Como cuenta Woods, los alumnos a los que él da clase tienen todo tipo de prejuicios sobre la mal llamada Edad Media aunque ni sepan decir qué siglos abarca. A partir de la Ilustración y la Revolución francesa, en el pensamiento dominante la Iglesia y la Edad Media se despachan con unos clichés que los liberales y los progresistas repiten hoy: oscurantismo, violencia, miseria, inquisición, hambruna, peste, incultura… La diferencia es que en el siglo XIX los empeñados en mentir sobre la Iglesia eran los enemigos declarados de ésta, mientras que ahora son católicos los que contribuyen a mantener y difundir semejantes mentiras. La enseñanza, el cine, la televisión y la prensa transmiten tópicos y hasta mentiras. Para enfrentarse a ellos el libro de Thomas Woods es un arma tan sencilla como eficaz.

Veamos unos ejemplos.La sismología se llamaba hasta hace poco la ciencia jesuítica, pues fueron los miembros de esta orden asentados en la América española los que establecieron los primeros sismógrafos. El primer reloj mecánico conocido lo construyó en 996 un sacerdote que luego fue el papa Silvestre II. Los monasterios benedictinos –en cumplimiento de la regla "ora et labora"- eran empresas y centros de formación e investigación; construyeron criaderos de salmón, descubrieron el champán, elaboraron queso y realizaron los primeros cruces de ganado. El primer hombre que voló fue un monje llamado Eilmer a principios del siglo XI. Los abades cistercienses se reunían una vez al año para intercambiar conocimientos. El primer estudio de los fósiles y los estratos geológicos lo efectuó un sacerdote en el siglo XVII. Gran parte de esta obra fue arrasada en los países en los que triunfó la Reforma, desde la Inglaterra anglicana a la Suecia luterana.

La enumeración anterior demuestra el interés de los hombres de Dios por la ciencia, el conocimiento, y la sabiduría, así como su transmisión al mundo entero. El impulso provenía de su fe: un universo racional cuyas reglas debían conocer como obra divina que era y el mandamiento de amar al prójimo.

En el ensayo también se dedican varios capítulos a otros asuntos en los que el clima dominante tiene que reconocer la labor de la Iglesia, como el nacimiento de las universidades, la salvación de las obras históricas y literarias latinas y griegas, la formación del derecho internacional y las instituciones de caridad. Aunque ya sean sabidos, no viene mal recordarlos.