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Blog personal de Marciano Breña Galán para que escriba lo que quiera y cuando quiera, abierto a propuesta insistente de su hijo mayor. Sólo se busca que sea leído por el autor y por su familia.
En Jerez de la Frontera el Alcázar conserva lo que fue la mezquita privada de la guarnición. Tras la conquista por Alfonso X el Sabio el recinto se convirtió en capilla cristiana y se entronizó una imagen románica de Santa María.
El 12 de noviembre de 2024 el presidente del Gobierno Pedro Sánchez asistió en Bakú (Azerbaiyán) a la Cumbre sobre la Acción Climática. Para ello movilizó un helicóptero y dos aviones y utilizó el hotel adecuado para pernoctar con su séquito. Habló durante cinco minutos y entre otras cosas dijo:
"En España hemos reducido en un 40% nuestras emisiones y consumo de recursos naturales y hemos sido la economía de la OCDE que más ha crecido y que más empleo ha creado durante estos últimos años".
Emisiones, crecimiento y empleo. Veamos.
Según datos de Eurostat, España fue el país de la UE que más vio caer su PIB en 2020, con un PIB negativo de 10.9%, mientras que en el año 2021 creció al 6.7% (con 15 países de la UE por encima de España), en el 2022 creció al 6.2% (con Irlanda, Chipre, Croacia y Portugal por encima) y en 2023 creció al 2.7% (por detrás de Malta y Croacia), ello sin tener en cuenta que hemos crecido más que otros países porque también fuimos el país que más cayó en 2020.
Por el lado del empleo, si tomamos los datos desde el primer trimestre de 2020 hasta el segundo trimestre de 2024 (últimos datos disponibles), vemos que el país que más empleo ha creado es Alemania con 1,7 millones de empleos nuevos, mientras que España habría creado 1,54 millones de empleos
Por último, si hablamos de la contaminación, España redujo sus emisiones de CO2 a la atmósfera en un 17,5% entre 2018 y 2023, no un 40% como afirma Pedro Sánchez.
No hay límite ni frontera. Sánchez miente aquí y en Bakú.
Las líneas de Nazca (Perú) representan animales. Aquí tenemos un petroglifo que representa a un colibrí.
Estas líneas ya fueron conocidas por los conquistadores españoles.
La estela de Espanca es una inscripción del sur de Portugal. Su datación es desconocida pues carece de contexto arqueológico.
Consiste en dos líneas de signos. La segunda es una copia de la primera. Los signos son todos distintos entre sí y los trece primeros siguen el mismo orden que el clásico del alefato fenicio.
Hay lagunas y algún signo problemático. En este orden se aprecia tras ‘tau’ la aparición de ‘waw’/u en coincidencia con el orden griego.
La calidad de los signos de la segunda línea es inferior a los de la primera, constituyendo al parecer la mala copia de un alumno sobre el modelo del maestro lapicida.
Se trata muy probablemente de la representación de un alfabeto que constaría de 27 signos.
La secuencia de signos de Espanca también se ha identificado en un ostrakon procedente del poblado de Villasviejas del Tamuja (Botija, Cáceres). .Fue hallado en 1976 y se conserva en el Museo de Cáceres.
Sobre una de las caras repite, de de forma fragmentaria, un segundo abecedario (con siete signos centrales).
Un tercer abecedario fue localizado también sobre una placa de pizarra en el yacimiento de El Turuñuelo, Guareña (Badajoz).
En él aparecen de forma evidente los 15 primeros signos en el mismo orden (excepto el 11 que tiene otra forma) y se intuye que podría contener otros seis signos más.
López Obrador en 2019 exigió a Felipe VI que pidiera perdón por los abusos de los españoles en la Conquista de Méjico. En 2024 Claudia Sheimbaum ha dicho que estaba de acuerdo con esa exigencia de su antecesor. Haré al respecto un apunte.
Veamos esta ilustración publicada en 1870 en “A Popular History of the United States”. Testimonia la tortura de Juan Ortiz de Sevilla (contemporáneo de Hernán Cortés) y el asesinato de sus compañeros, que habían llegado a Florida sin ánimo de conquista. ¿Debería España exigir a Estados Unidos que pida hoy perdón por esta acción?
Álvar Núñez Cabeza de Vaca actuó muchas veces como cirujano entre los indios que iba conociendo en su periplo. Así se ganó su simpatía y apoyo. ¿Debería España exigir a Estados Unidos que pague hoy por los servicios prestados?
Veamos una moneda de medio dólar (50 centavos), emitida en Estados Unidos en el año 1935 y dedicada al jerezano Cabeza de Vaca.
No entienda el lector que Estados Unidos ya ha pagado con medio dólar los seervicios prestados, no. Lo que debe entenderse es que hasta hace no mucho no existía la pretensión de volver la Historia hacia atrás sino de reconocerla tal cual fue. Las pretensiones postmodernas de los falsos indigenistas son simples tapaderas para cubrir sus ineptitudes. El postmodernismo busca presentar la mentira como verdad.
En Nueva York University tuvo lugar el mes de mayo de 2004 un simposio y, dentro de éste, un debate público, en el que participó el científico israelí Gerald Schroeder.
Schroeder refutó meticulosamente «el teorema de los monos». Este teorema, presentado en multitud de formas, se refiere a la posibilidad de que la vida surja por azar recurriendo a la analogía de un grupo de monos que aporrean durante mucho tiempo los teclados de unos ordenadores y terminan escribiendo un soneto de Shakespeare.
Schroeder se refirió en primer lugar a un experimento realizado por el British National Council of Arts. Se introdujo un ordenador en una jaula con seis monos. Después de torturar su teclado durante un mes (además de usarlo como WC), los monos produjeron cincuenta páginas mecanografiadas, pero ni una sola palabra. Los monos ni siquiera habían conseguido acertar con las palabras más cortas del idioma inglés, que contienen una sola letra (a o I). A es una palabra solo si va flanqueada por dos espacios en blanco. Si tenemos en cuenta que el teclado del ordenador contiene treinta caracteres (las veintiséis letras y otros símbolos), la probabilidad de conseguir una palabra de una sola letra es de 30 veces 30 veces 30, es decir, de una entre 27.000.
Schroeder aplicó a continuación el cálculo de probabilidades al soneto de Shakespeare. «¿Cuál es la probabilidad de conseguir por azar un soneto de Shakespeare?», preguntó. Y continuó:
"Todos los sonetos tienen la misma extensión. Constan, por definición, de catorce versos. Escogí el soneto cuyo primer verso recordaba de memoria: «Shall I compare thee to a summer's day?» (¿Te compararé a un día de verano?). Conté el número de letras; resulta que hay 488 letras en ese soneto. ¿Cuál es la probabilidad de obtener las 488 letras en la secuencia correcta - como en «Shall I compare thee to a summer's Day»- tecleando al azar? Es preciso multiplicar 26 por sí mismo 488 veces: 26 elevado a la 488 potencia. O, dicho de otra forma, en base 10, 10 elevado a 690.
Ahora bien, el número de partículas del universo -no el número de granos de arena, sino el de protones, electrones y neutrones- es de 10 elevado a 80. Diez elevado a 80 es un 1 seguido de 80 ceros. Diez elevado a 690 es un 1 seguido de 690 ceros. No hay bastantes partículas en todo el universo para agotar las apuestas (los intentos necesarios para escribir el soneto por casualidad); el universo se queda corto en un factor de 10 elevado a 600. Si tomáramos todo el universo y lo convirtiéramos en chips de ordenador - olvidémonos de los monos- cada uno de los cuales pesara la millonésima parte de un gramo, y cada chip fuera capaz de hacer 488 intentos a una velocidad de, digamos, un millón de veces por segundo; si transformáramos todas las partículas del universo en tales microchips, y estos chips escribieran letras al azar un millón de veces por segundo, el número de intentos que habría habido tiempo de realizar desde el comienzo de los tiempos habría sido de 10 elevado a 90. De nuevo, nos estaríamos quedando cortos para un factor de 10 elevado a 600. Nunca se podrá conseguir un soneto por casualidad. El universo tendría que ser 10 elevado a 600 veces más grande de lo que es. Y, sin embargo, alguna gente cree que los monos pueden conseguirlo cada vez".
Schroeder había demostrado satisfactoria y concluyentemente que el «teorema de los monos» era una basura. Resultaba particularmente acertado recurrir solo a un soneto, pues a veces el teorema es formulado usando como ejemplo las obras completas de Shakespeare o una obra aislada, como Hamlet. Si el teorema no funciona para un solo soneto, entonces, por supuesto, es simplemente absurdo sugerir que algo mucho más difícil que escribir un soneto -la aparición de la vida- pueda haberse producido por casualidad.
El Triángulo del Verano es uno de los mayores reclamos de los cielos. Además, Saturno y Júpiter son visibles durante la mayor parte de las noches de agosto, y a ellos se suman Marte y Venus al alba.
El Triángulo del Verano está formado por tres estrellas brillantes. Si levantamos la mirada al cénit, directamente sobre nuestras cabezas, enseguida repararemos en Vega, la estrella más brillante de la constelación de Lira. Sigamos ahora con la mirada hacia el sur y nos encontraremos con Altair, la más brillante de la constelación de Águila. Finalmente, si movemos la mirada un poco hacia el este tenemos a Deneb, la más brillante de Cisne. Vega, Altair y Deneb son pues los vértices de este gran triángulo. Si extendemos el brazo con el puño cerrado, el lado del Triángulo que va de Deneb a Vega tiene una dimensión aparente de un puño, mientras que el lado Deneb-Altair es de dos puños.
El Triángulo del Verano no es una constelación. Como hemos visto, cada una de sus estrellas está en una constelación diferente. Estas figuras formadas por agrupaciones de estrellas que no son constelaciones reciben el nombre de asterismos. Suelen ser figuras simples muy fáciles de identificar. Otros asterismos son el Hexágono del Invierno y el Cuadro de Pegaso.
El Triángulo del Verano se encuentra superpuesto a la Vía Láctea, siguiendo el eje mayor de la cruz del Cisne (la zona en azul claro en el gráfico de cabecera). Pero para ver la Vía Láctea necesitamos disfrutar de un cielo bien oscuro, lejos de la contaminación lumínica de la gran ciudad.
Debido a la posición actual de la Tierra, esta fastuosa banda blanquecina, formada por miríada de estrellas, se ve ahora desplegada por toda la bóveda celeste, atravesando el cielo de norte a sur. Es el plano de nuestra galaxia. En la Europa medieval pudo servir de guía a los peregrinos que se dirigían a Compostela. De ahí se deriva nuestro popular término "el Camino de Santiago". El propio nombre 'Compostela' deriva del término latino Campus Stellae(Campo de Estrellas).
Durante este mes de agosto, los planetas gigantes son visibles la mayor parte de la noche. El primero en levantarse es Saturno, que deja verse a partir de las 23h (hora oficial peninsular) por el este. El brillante Júpiter le sigue dos horas más tarde. Hay que esperar hasta las 2h para ver salir al rojizo Marte. Finalmente, a las 5:40 de la madrugada aparece Venus que se mantiene sumamente brillante hasta que la luminosidad lechosa del alba acaba camuflando a los luceros matutinos.
Esto nos deja apenas una hora para observar al peculiar cuarteto planetario en su conjunto, formando una bonita escena a lo largo de la línea imaginaria de la eclíptica. Un buen momento para disfrutar del espectáculo es en torno a las 6 horas.
Venus sigue dominando sobre los otros planetas con su intensísimo brillo. Esta luminosidad se debe a su proximidad a la Tierra, pues ahora se encuentra a 235 millones de kilómetros de distancia (recordemos que el Sol está a 150 millones de kilómetros de la Tierra) pero, según pasan los días, va alejándose de nosotros.
Según se distancia Venus se va acercando Marte, que seguirá acortando distancias hasta lograr su máximo acercamiento a la Tierra a principios de diciembre. Se encontrará entonces a tan solo 80 millones de kilómetros de distancia, y ese será el mejor momento para observarlo.
Los planetas gigantes son mucho más lejanos. El gigante de los anillos está ahora a una distancia de más de 1.300 millones de kilómetros, el doble de la que nos separa de Júpiter.
Si se dispone de un pequeño telescopio, o de unos buenos prismáticos, estos días son también los ideales para observar los anillos de Saturno, que son ahora visibles en todo su esplendor, pues el gigante gaseoso estará en oposición, con su disco plenamente iluminado, el 14 de agosto.
En el hemisferio norte estamos en el corazón del verano. Los días se van acortando, el efecto apenas se notaba en julio, pero ahora, cada día que pasa, la noche va ganando unos dos minutos al día. Podemos pues aprovechar estas noches ligeramente más largas, cálidas y agradables, para disfrutar de los tesoros que pueblan los cielos nocturnos estivales.
𝐁𝐚𝐫𝐚𝐣𝐚𝐬 es un pueblecito situado en la carretera que atraviesa la zona central de Gredos. Su altitud, 1.500 metros s.n.m., es la mayor de las localidades que están entre El Barco de Ávila y la Venta de Rasquilla. Esto hace que en verano la temperatura por la noche sea normalmente de diez grados y por el día no se superen los veinticuatro grados. Los dos pueblos que lo flanquean, Navarredonda de Gredos y Hoyos del Espino, tienen menor altitud.
Su iglesia parroquial está dedicada a San Benito y en su espadaña crían las cigüeñas. Tiene anejo un frontón para el juego de la pelota. Amantes de su patrimonio, los habitantes conservan el edificio del antiguo herradero así como el potro de vacas.
Por el callejero no escasean las fuentes y los pilares de piedra, con abundante agua para abrevar el ganado. Las viviendas lucen orgullosas sus paredes a base de sillares de granito; la mayoría de ellas dispone de huerto-jardín, donde no falta un ejemplar de saúco.
Si en invierno la nieve cubre el pueblo durante larga temporada, en verano los prados muestran su verde esplendor, conduciendo siempre la vista, a través de los bosques de pinos, a las alturas del Almanzor y de La Galana.
El macho montés, poderoso y solitario, reposa en las peñas más altas durante las horas de calor.
A veces dormita y a veces vigila.
El peligro siempre puede acechar.
Hacía tiempo que no existía el riesgo de ataque del lobo
pero ya la 𝐒𝐢𝐞𝐫𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐆𝐫𝐞𝐝𝐨𝐬 es espacio sometido a la presión del cánido salvaje,
que tiene en las cabras monteses una de sus presas favoritas.
Hallan en el Turuñuelo una escena de guerreros en plena batalla de hace 2.500 años
También se han localizado la puerta este del edificio tartésico en una fachada monumental de más de tres metros de alto.
Las excavaciones en el yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo, en las proximidades de Guareña (Badajoz), han descubierto escenas de guerreros de los siglos VI-V a.C. grabadas en una placa de pizarra y han localizado la puerta este del edificio tartésico en una fachada monumental de más de tres metros de alto.
Los directores de la excavación e investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Esther Rodríguez y Sebastián Celestino, han presentado estos nuevos hallazgos en un yacimiento que ya fue noticia por el descubrimiento del mayor sacrificio de animales en el Mediterráneo occidental y de las primeras representaciones humanas de Tartesia.
El equipo de expertos del CSIC destacó la importancia de la plaza de pizarra descubierta, que muestra a cuatro individuos que han sido identificados como guerreros, dada la vestimenta que los decora y las armas que portan.
Aunque la pieza debe ser objeto de estudios, los primeros indicios apuntan a que se trata de una pizarra de orfebre, un material que serviría de apoyo al artesano a la hora de grabar los motivos diseñados en piezas de oro, marfil o madera.
"Este hallazgo supone un ejemplo único en la arqueología peninsular y nos acerca al conocimiento de los procesos artesanales en Tarteso, invisibles hasta el momento", al tiempo que permite completar el conocimiento sobre la vestimenta, armamento y tocados de los personajes representados, explicó Rodríguez.
Por su parte, el descubrimiento de la puerta este del edificio, ubicada en el centro de una fachada monumental de más de tres metros de altura, confirma, según los investigadores, el acceso principal al edificio en su extremo oriental, que conserva en pie sus dos plantas constructivas.
La puerta comunica la estancia de las gradas con un extenso patio pavimentado de pizarras frente al cual se localiza un pasillo empedrado. Este corredor separa el cuerpo principal del edificio con un conjunto de estancias en las que se han podido recuperar interesantes lotes de materiales. Los materiales arqueológicos recuperados de las estancias anexas ubicadas frente a dicho acceso permiten apuntar que se trata de la zona de producción o área artesanal del edificio. Según han indicado, este contexto único permitirá conocer en profundidad los procesos productivos de la I Edad del Hierro en el suroeste peninsular.Artesanía del tejido
En total se han podido individualizar y excavar cuatro espacios en los que se han recuperado lotes de cerámica, distinguiéndose recipientes cerámicos en miniatura, cerámicas con decoración incisa, diversas herramientas de hierro, un lote de marfiles y un conjunto de pesas de telar en proceso de fabricación, que ponen de manifiesto la existencia de una artesanía del tejido en este enclave.
El hallazgo de la puerta, por su parte, permite cerrar uno de los hitos que este grupo de investigadores había marcado para entender mejor la organización espacial del monumento y la verdadera función que desempeñó.
El director, Sebastián Celestino, apuntó que cada nueva revelación "supone un avance en la interpretación de esta cultura", lo que a juicio de los investigadores consolida aún más la trascendencia que tuvo en el Valle del Guadiana durante sus últimos momentos.
Celestino aseveró además que sus esfuerzos ahora se van a centrar en estudiar los restos recuperados, mientras que la meta para la próxima campaña de excavaciones será delimitar las áreas de producción, que parece que se prolongan por el lado oriental del yacimiento. "De manera paralela, comenzaremos a abrir las habitaciones que flanquean el espacio principal, que cuentan con un grado de conservación excelente y nos puedan ayudar a definir la funcionalidad del edificio".
Los investigadores del Instituto de Arqueología de Mérida están estudiando una serie de signos inscritos en la tablilla de prizarra del yacimiento tartésico de Casas de Turuñuelo en Guareña, Badajoz, que se encontró la semana pasada. La escritura se trata de un abecedario de escritura paleohispánica meridional.
En concreto, según informa el CSIC, se ha identificado una secuencia de 21 signos trazados en el marco de la tablilla. Además, se hallaron figuras de guerreros. Los expertos apuntan a que sería el tercer abecedario de una escritura paleohispánica meridional.
¿Cómo han llegado a esta conclusión?
Joan Ferrer i Jané es un investigador adscrito al grupo LITTERA de la Universidad de Barcelona que conoció el descubrimiento de la placa de pizarra con las siluetas de tres guerreros a través de los medios de comunicación. "Más allá de las figuras, cuando observé la placa vi que en uno de los laterales parecía haber un signo paleohispánico, un signo que no se puede confundir con ningún otro. También se apreciaban otros trazos compatibles con signos de una secuencia conocida", explica. Ferrer, para poder corroborar sus sospechas, se puso en contacto con el equipo del Instituto de Arqueología de Mérida porque son los responsables de estas excavaciones arqueológicas. Pidió fotografías macro parciales de la zona. "Tras estudiar las imágenes todo apunta a que se trata de un abecedario de escritura meridional con la secuencia inicial ABeKaTuIKeLBaNS?ŚTaUE, que es casi la misma documentada en el abecedario de Espanca, excepto por el decimoprimer signo, que presenta una forma especial", afirma.
Esther Rodríguez González, investigadora del CSIC y una de las responsables de las excavaciones arqueológicas en Casas del Turuñuelo, destaca que desde el primer momento del hallazgo de la tablilla de pizarra era consciente de que "el volumen de información que contenía era superior incluso al de los propios rostros encontrados (de los guerreros)". Además de las siluetas de unas figuras humanas, los científicos ya habían observado varios círculos y líneas que hacían intuir que la placa se podría analizar a diferentes niveles.
En estos momentos, Esther Rodríguez y el resto de investigadores del IAM, junto a Joan Ferrer, se encuentran estudiando el alcance de los signos identificados y la importancia que pueden tener como muestras de escritura paleohispánica meridional.
Tres abecedarios
Las escrituras paleohispánicas se dividen en dos familias: la familia nororiental y la familia meridional. La frontera entre una y otra está en torno al sur de Valencia y todas derivan de la escritura fenicia. De esta se hizo la primera adaptación a lo conocido como signario paleohispánico original para luego hacer dos adaptaciones diferentes, norte y sur (del que posteriormente dio lugar a las escrituras meridionales).
Hasta el momento, solo hay constancia de la existencia de dos abecedarios más de escrituras meridionales. Según las primeras investigaciones, el abecedario del Turuñuelo repite, como mínimo, los 10 primeros signos del abecedario del yacimiento de Espanca, en Castro Verde (Portugal). "Este abecedario tiene 27 signos y es el único completo que conocíamos hasta la fecha. Se encontró otro en la excavación de Villasviejas del Tamuja (Cáceres) pero está muy fragmentado, solo tiene algunos signos centrales. Con lo cual el de Guareña sería el tercero y aportaría mucha información", apunta Ferrer.
La colaboración entre los investigadores ayudará a determinar si el abecedario de Casas del Turuñuelo se puede clasificar con alguna de las escrituras ya conocidas o si debe considerarse una escritura meridional independiente.
Construyendo Tarteso
Construyendo Tarteso es un proyecto de la Agencia Estatal de Investigación dentro del Plan Estatal I+D+i del MICIU. Su objetivo principal es caracterizar la cultura material tartésica a través del análisis arquitectónico de los grandes edificios de adobe excavados en las últimas décadas e introducir el concepto de arquitectura como elemento integrado en el territorio.
El yacimiento de Casas del Turuñuelo se localiza en la comarca de las Vegas Altas del Guadiana, próximo a la desembocadura del río Búrdalo. En 2015 comenzó su primera campaña de excavación y, actualmente, el personal investigador se encuentra inmerso en la sexta, donde se enmarca el descubrimiento de la puerta este del edificio. Su singularidad se fundamenta especialmente en su excelente estado de conservación, lo que permite documentar técnicas constructivas y soluciones arquitectónicas que, hasta la fecha, no se habían documentado en un yacimiento tartésico.
La ermita de la Virgen de la Oliva, en Vejer de la Frontera, es uno de los edificios religiosos en culto más antiguos de España. De hecho, el cristiano español más antiguo de nombre conocido era de Vejer y se llamaba Firmo, un soldado que fue martirizado en tiempos del emperador Diocleciano (años 284-305), según tradición recogida por Fray Gerónimo de la Concepción.
Se cuenta que San Hiscio o Esicio fue uno de los Siete Varones Apostólicos que vinieron a España, entrando por el Sur. Era discípulo de Santiago Apóstol y, como cuenta el Padre Flórez, se asentó primero en Carteya como obispo pero luego trasladó su sede a Medina Sidonia en la década de los sesenta del siglo I. Se ignora quiénes fueron sus sucesores.
Ahondando en "tradiciones históricas fiables", alguna leyenda dice que Santiago vino a Cádiz en el año 36 para permanecer seis años en Hispania. Dejó aquí a su discípulo Basileo como obispo, pero éste pasó luego a Oporto y finalmente fue martirizado en Plasencia en el año 60. Su sucesor sería San Esicio.
La introducción del cristianismo en Cádiz debió ser temprana pero tardó en producirse su asentamiento, debido a la preponderancia en este territorio del culto a Hércules. Más bien sería zona de paso hacia el Norte, siguiendo la ruta que utilizaba la Legio VII Gemina.
En esta ermita fueron descubiertos restos romanos, que nos indican la existencia previa de una villa, cuyos materiales se reciclaron para la construcción del templo cristiano Se puede hablar de una construcción paleocristiana con precedentes muy antiguos de ocupación continuada que se extiende hasta la misma Prehistoria.
Una leyenda sitúa su fundación en el siglo IV debida a San Paulino de Nola o a sus dos discípulos Paulino y Ambrosio. Una lápida del año 644 añade a estos otros tres también martirizados. Vicente, Félix y Julián. Es un templo coetáneo de las próximas iglesias de San Paulino y San Ambrosio, fundada por los mismos de la Oliva. La basílica de los Santos Mártires en Medina Sidonia pudo ser también de igual fundación.
En época visigoda el edificio fue consagrado por el obispo Teodoracio. Tras la incorporación de Vejer a la Corona de Castilla, la ermita se reconstruyó en el siglo XIV. Como testigo de ello, en un muro lateral del patio hay un pequeño vano mudéjar con arco conopial labrado en piedra y decorado con cerámica vidriada.
Durante unas obras de cimentación en 1779, se hallaron unos huesos y encima una columna; es un pedestal romano de gran peso con inscripción funeraria por una cara romana y que se aprovechó por su revés para grabar en ella la dedicación de la basílica en el año 674. Esta columna se encontraba en el patio de entrada y ahora ha sido trasladada al interior del templo. Los restos óseos y cenizas se dice que son del protomártir Esteban, de los santos mártires gaditanos Servando y Germán y de las sevillanas Justas y Rufina.
La imagen de la Virgen de la Oliva es obra del escultor utrerano Martín Alonso de Mesa realizada en 1596. La imagen de Santa Ana y la Virgen Niña es de mediados del siglo XVII. También están las imágenes de San Isidro Labrador, de San Antonio y de los Santos Patronos San Servando y San Germán. Dos pinturas del XVII, debidas al mejicano Juan Correa, representan a San José y a San Juan Bautista.
El templo actual, de estilo neoclásico, fue muy remodelado en 1779 con cánones relacionados con Torcuato Cayón. En fechas recientes se han hecho obras de ampliación. El retablo barroco está fechado en 1763 y reformado en el siglo XIX. En su interior se encuentra el Cristo de la Oliva, imagen barroca del siglo XVIII de la escuela genovesa. De madera tallada y policromada, se atribuye a Francesco María Maggio (Génova 1705- Cádiz 1780). La importancia de este Crucificado estriba en que marca el tránsito entre los crucificados andaluces y los que realizan los maestros genoveses en Cádiz.
Tratándose de la Oliva, no dejamos de señalar que el jardín que se extiende por delante de la ermita está flanqueado, a uno y otro lado, por sendas hileras de olivos silvestres o acebuches. Destacan especialmente dos troncos de tamaño considerable que han estado secos durante mucho tiempo pero en la primavera de 2024 han rebrotado con más o menos intensidad. Los lugareños le atribuyen una antigüedad a uno de mil años y a otro, de setecientos años
En esta ermita se hace anualmente una romería que concentra a gran número de vejeriegos en el mes de mayo.
El Pinar de la Algaida es un espacio natural que pertenece, como pre-parque, al parque natural de Doñana. Su nombre parece que procede del árabe "Al gaida", que significa el bosque. Situado en la margen izquierda del río Guadalquivir, es la zona verde más importante de Sanlúcar de Barrameda y constituye una zona habitual de recreo para los sanluqueños. Allí esta el Tesorillo
El Tesorillo de la Algaida es un yacimiento situado a orillas del antiguo Lago Ligustino, actualmente colmatado, que en origen estaba en el extremo de una alargada península, que al parecer se convirtió en una isla tras el tsumani ocurrido entre el 218 y el 210 a. de C.
Según narra Pedro Barbadillo, presidente de la Diputación provincial y aficionado a la arqueología, en 1944, en la zona del pinar de la Algaida en un paraje conocido como “El tesorillo”, se produce el descubrimiento de los restos de una calzada que en las cercanías del lugar habían ido apareciendo tras el inicio de unas obras para construir un camino forestal.
Tomás Barbadillo, alcalde de la ciudad y hermano de Pedro, decide ponerse en contacto con el arqueólogo Manuel Esteve. El alcalde escribió a Esteve comunicándole el descubrimiento: "Hizo un guarda unas excavaciones en un lugar llamado “El tesorillo” y a unos 25 cm. se encontraron numerosas ánforas al parecer fenicias, una piedra como un adoquín grande de unos 40 Kg. de peso, al lado una planchita de barro cocido de unos 40 cm. de alto y unos dos metros de largo con una moldura en la parte superior dentro del recuadro que formaba esta moldura después de extraer unas piedras como cantos rodados que estaban puesto ordenadamente, había unos huesos humanos muy destruidos y en la altura aproximada de la cabeza una ánfora pequeña. Hice varias catas por los alrededores y encontré idénticas señales, calculo que en una extensión de unos cuatrocientos metros".
En ese momento, Pedro Barbadillo mantenía la teoría de la existencia de una ciudad tartésica en el pinar sanluqueño. Manuel Esteve se hizo cargo de la excavación financiada por el Ayuntamiento de la ciudad y, en su primera visita de abril de 1945, determina la existencia de abundante material cerámico alto imperial, en tres o cuatro puntos próximos entre si situados en terreno elevado, como dunas que posiblemente fueron formándose sobre las ruinas existentes. Decidió acometer la excavación de un muro descubierto en el mismo borde o ribete de las marismas, mediría unos 9,10 m, cerrándose en uno de los ángulos interiores por un muro formado por ladrillos muy gruesos donde aparecieron algunos anzuelos de cobre, cerámica tipo terra sigilata y restos de tejas. Dejó como responsable al propio alcalde, que le comunicaba los progresos y que el arqueólogo anotaba en su diario: "He estado tres días en la Algaida y las principales cosas encontradas son un ánfora completa de 1,20 de altura por 40 cm de ancho. Junto a esta ánfora Tomás Barbadillo descubrió varias monedas romanas y cacharros de cerámica roja con dibujo de elefantes y flores".
Mientras la excavación se estaba realizando, Pedro Barbadillo publicó de manera “anónima” en ABC dos artículos afirmando que posiblemente se había descubierto en la Algaida la ciudad de Tartessos. Pero Esteve era un profesional y no iba a mentir sobre lo que estaba apareciendo. La casa de los pescadores, como la llaman al principio, hoy casi podemos afirmar es una fábrica de salazón y posiblemente de garum.
Junto a la estructura apareció además un depósito para la sal, un horno para la cerámica, así como restos de vidrios, clavos de cobre y una especie de cuchillo curvo. Los trabajos continuaron hasta el mes de Agosto donde se encontraron el resto de los muros y algunas monedas del emperador Claudio junto a un gran número de lucernas. En los últimos días de la campaña, aparecieron además dos ánforas de salazón de 1,5 y 75 cm, para concluir definitivamente el 25 de Agosto, con la esperanza de continuar la intervención más adelante, algo que no se produciría hasta 1952. Según explicaba el propio arqueólogo las piezas en descubiertas en 1945 iban destinadas a un futuro museo local que nunca se creó.
Conocemos algunas de estas piezas por los dibujos realizados por Manuel Esteve en su diario, así como los planos de las estructuras descubiertas, ignorando hasta la fecha dónde fueron a parar los materiales hallados en esa primera excavación del Tesorillo de la Algaida.
El santuario del Tesorillo fue identificado en 1983 por don Antonio Blanco Freijeiro y Ramón Corzo con el Phosphorom Hieron Loucen Doubia, mencionado por Estrabón en el libro III de su Geografía y más conocido por su traducción latina Luciferi fanum, quod vocant lucem dubiam, identificación que la mayoría de los autores han aceptado. El lucero aparece gráficamente en el escudo municipal y en su bordura el mote Luciferi fanum senatus, pues la identificación entre Sanlúcar y el fano del Lucero es muy antigua e incluso ha generado el sobrenombre Puerto Lucero.
El yacimiento parece haber estado en uso desde fines del siglo VI hasta el siglo I a. C. Tiene cinco niveles, existiendo en el nivel IV un santuario portuario prerromano, al que acudían los navegantes, comerciantes y viajeros para invocar la protección de una diosa astral, como indica el hallazgo de monedas de Cástulo, Obulco, Córduba, Itálica, Gadir, Carteia, Malaka, Lixus, Cartago, Kese, Ampurias y Massalia, así como de discos de plata sin acuñar.
Se trata de un espacio a cielo abierto o témenos de 20 por 25 metros, con un betilo o piedra sagrada en el centro, una construcción principal de mampostería de planta cuadrangular, un pozo lustral (para los sacrificios) con una columna con capitel dórico y algunos edificios de servicio anejos construidos de tapial.
Tanto en el espacio abierto como en el interior de las habitaciones se halló numeroso material votivo, la mayoría de los siglos IV y III a. C, aunque también algunas piezas del siglo VII a. C. También se hallaron fíbulas (o hebillas) hispánicas, griegas y etruscas, relacionadas con la ofrenda de mantos a la divinidad, pendientes, anillos, collares, placas metálicas oculadas, cerámica diversa, fragmentos de ánforas, lamparillas de aceite, ungüentarios, pebeteros en forma de cabeza femenina, figurillas de bronce etruscas de la segunda mitad del siglo VI o del siglo V, cenizas, huesos de animales, malacofauna. Parte de ese material puede contemplarse en una vitrina del Museo de Cádiz.
En 2015 el investigador Manuel Cuevas comunicó a la Junta de Andalucía lo que considera el hallazgo, mediante fotografías tomadas por satélite, de una gran ciudad antigua sepultada en La Algaida. Aportó las coordenadas de lo que ha interpretado como cuatro grandes edificios y un poblado, todos ellos de no menos de 2.500 años de antigüedad. Una de estas estructuras, un edificio o plaza rodeada de más construcciones, llega a medir 360 metros por 180, mientras que otra de las estructuras mide unos 180 por 100 metros, unas dimensiones inusuales para ese periodo histórico.