miércoles, 10 de abril de 2019

Carta visigoda en pizarra

Faustino le escribía así al señor Paulo: “Saludo a tu gravedad y te ruego, señor, que como es costumbre hacer, recojas tú mismo la aceituna. Trata de obligar a tus siervos mediante juramento para que no cometan fraude contra ti. Coge las copas, las varas de toza y séllalas con tu anillo y comprueba si las tejas están engastadas con la grapa, tal como las fijé…”.

En 1889 Vicente Paredes Guillén la donó a la Real Academia de Historia. La pizarra la habían encontrado en Barrado (Cáceres). Vuelve a casa 15 siglos después, no la auténtica, que sigue en la Academia, sino una réplica de resina resistente que ha encargado el Ayuntamiento para exponerla allí.

Esta pizarra de finales del siglo VI es única entre las varias decenas que se han hallado en España procedentes de aquellos tiempos. Su interés radica en que es una epístola para resolver asuntos cotidianos. “Refleja el estadio vivo de la lengua de entonces. Un testimonio directo de cómo se hablaba, cuando el latín se trocaba en castellano. Ya hay elementos que recuerdan al castellano antiguo, es un latín vivo pero evolucionando”, explica la catedrática de Filología Latina de la Universidad Complutense Isabel Velázquez Soriano.

Desde un punto de vista paleográfico documenta la evolución de la lengua, pero para el alcalde de Barrado significa algo más: “Es un trozo de historia, pequeños cimientos para saber qué fuimos y cómo hemos llegado a lo que somos ahora. Seguimos recogiendo la aceituna, felizmente ya sin siervos ni esclavos, pero sí hemos mantenido nuestros campos productivos. Seguramente en buena medida con algunos rudimentos que aquellas gentes nos enseñaron. Eso es riqueza cultural”, afirma el socialista Jaime Díaz.

Estas pizarras de la Hispania visigoda encierran otro misterio. ¿Por qué se han encontrado en su mayoría en la zona del oeste, Extremadura, Salamanca, Ávila? Faustino cogió aquella pizarra, que mide lo que la palma de una mano, y talló su carta por ambos lados, que proseguía así las instrucciones para la recolección: “Manda venir al tal Meriacio desde Tiliata para que te ayude [...] Y concluía: “Así Cristo te guarde”. Por el tratamiento que se le da al tal Paulo, la experta de la Complutense sabe que el hombre no era un cualquiera. Y afirma: “Es tentador pensar que Tiliata se refiere a Tejeda, un pueblo de al lado”.





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