Algunas de las obras rupestres de la cueva de Altamira y de otras cuevas del norte de España se han convertido en la expresión artística más antigua de los seres humanos.
Un nuevo método de datación ha permitido averiguar que la creatividad simbólica tiene más de 40.000 años y se ha encontrado en una zona donde por entonces habitaban los neandertales. ¿Fueron ellos los autores? Esta pregunta, aún sin una confirmación, se refiere a la hipótesis que plantea la investigación publicada el 14 de junio de 2012 en la revista 'Science' que confirma que el arte rupestre es al menos 5.000 años anterior a lo que se pensaba hasta ahora.
Científicos asociados a nueve instituciones han obtenido las fechas más antiguas del arte rupestre paleolítico de Europa en las cuevas de Altamira, El Castillo y Tito Bustillo, utilizando el método del uranio torio, que sitúa su datación entre los 30.000 y los 40.000 años. Los investigadores, españoles, portugueses y británicos, dirigidos por Alistair Pike, del Departamento de Arqueología y Antropología de la Universidad de Bristol, analizaron 50 pinturas en once cuevas del norte de España, entre ellas las de Altamira, El Castillo y Tito Bustillo. El estudio se ha realizado en once cuevas de Cantabria y Asturias con conjuntos de arte prehistórico excepcionales, pero los resultados más significativos se han conseguido en estas tres cavidades, porque son las que aportan una información más relevante sobre los orígenes de la expresión artística. Las evidencias de esta creatividad humana, sea o no del homo sapiens, se han localizado en tres cuevas de las 11 investigadas por un equipo formado por investigadores de España y Portugal y liderado por Alistair Pike, de la Universidad de Bristol. El descubrimiento es de este equipo de once investigadores de cuatro nacionalidades, la mayoría españoles. La investigación comenzó en 2005, cuando empezaron a publicarse dataciones de pinturas rupestres en cuevas de Francia y Portugal que retrasaban su ejecución hasta un mínimo de entre 20.000 y 25.000 años.
Hasta ahora no era fácil datar estas pinturas prehistóricas, pero Pike ha desarrollado un método que mide los isótopos de uranio en las calcitas, una costra de milímetros que se ha ido depositando sobre las pinturas con el paso de los milenios.Con este método se pueden datar las costras y formaciones calcíticas que se encuentran en contacto directo con las representaciones rupestres.
Además, segun Pike, hay un segundo problema cuando se datan por radiocarbono las pinturas rupestres: y es que «se toman muestras tan pequeñas que los efectos debidos a una contaminación externa se magnifican de forma tremenda. Por eso algunas dataciones por radiocarbono difieren de otras también hechas por radiocarbono en la misma pintura; o incluso fechas que se procesan de formas diferentes arrojan diferentes dataciones por radiocarbono. Por eso, hemos intentado evitar esos problemas usando un método completamente diferente y que está basado en la descomposición radiactiva del uranio».
Por eso, y dado que los métodos tradicionales de datación (como el radiocarbono), no funcionan en los pigmentos de las pinturas, en los que no hay elementos orgánicos, el equipo dirigido por Pike decidió datar las pequeñas incrustaciones calcáreas que se han ido formando con el tiempo sobre las propias pinturas. «Estas incrustaciones -explica Pike- se han formado por el mismo proceso que da lugar a las estalactitas y estalagmitas de las cuevas. E incorporan pequeñas concentraciones de uranio radiactivo que se van descomponiendo en torio a un ritmo constante. Midiendo la cantidad de torio presente, podemos saber con precisión la edad de las incrustaciones. Y dado que éstas se forman sobre las pinturas y que, en ocasiones, las propias pinturas están realizadas sobre esta clase de incrustaciones (grandes estalagmitas), podemos obtener una edad mínima y una máxima para las pinturas».
En total, se recogieron 50 muestras microscópicas en las cuevas. Joao Zilhao, uno de los coautores, no podía imaginarse que fueran a obtener fechas tan antiguas. Zilhao, de la Universidad de Barcelona, ya encontró en cuevas en Murcia conchas perforadas utilizadas como adornos por los neandertales.
El Castillo
En concreto, ahora en la cueva El Castillo se ha determinado que algunas de las huellas de manos y discos rojos tienen al menos 40.800 años, lo más antiguo del mundo. En el Castillo (Puente Viesgo, Cantabria) se ha identificado un animal indeterminado en negro en el Techo de las Manos que fue dibujado hace al menos 22.600 años, un disco rojo en la galería de los discos de entre 36.000 y 34.100 años, una mano en negativa de 37.300 años, y un segundo disco rojo, en el Techo de las Manos, de más de 40.800.Siluetas de manos en El Castillo
Así, por ejemplo, los investigadores han determinado que las siluetas de manos que hay impresas en los muros de la cueva de El Castillo tienen, por lo menos, 40.800 años, lo que las convierte en las pinturas rupestres más antiguas de toda Europa, entre 5.000 y 10.000 años más antiguas que las que hay en Francia.
Altamira
En Altamira, encontraron que unas figuras claviformes (como hoy se pintan las gaviotas en la lejanía), en el Techo de los Polícromos tienen 35.600 años (10.000 más de lo que se creía). En Altamira (Santillana del Mar, Cantabria) se ha datado un caballo de color rojo que fue pintado hace más de 22.000 años y un gran signo triangular sinuoso pintado en rojo de hace más de 35.600, en el famoso Techo de los Polícromos. Más ejemplos: algunos de los símbolos de la famosa cámara policromada de Altamira tienen por lo menos 35.600 años de antiguedad. Es decir, 10.000 años más de lo que se pensaba. Altamira, además, fue periódicamente ocupada (y pintada) en un número indeterminado de ocasiones a lo largo de un periodo que abarca por lo menos 20.000 años.
Tito Bustillo
En la cueva Tito Bustillo dos figuras humanas sencillas tienen entre 35.000 y 29.600 años. Las tres cuevas son Patrimonio de la Humanidad. En la Cueva de Tito Bustillo (Ribadesella, Asturias) se ha fechado una figura antropomorfa de entre 35.500 y 29.600 años de edad.
Según el director de Altamira, José Antonio Lasheras, se ha obtenido una datación "absolutamente objetiva" para el arte rupestre más antiguo de estas tres cuevas de la región cantábrica, que hasta ahora se relacionaba con el periodo Magdaleniense, hace entre 15.000 y 18.000 años. En esa posibilidad de que los neardentales fuesen en realidad los primeros artistas de las cuevas ha insistido el portugués Joao Zilaho, del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Barcelona, quien cree que, de confirmarse, no sería sorprendente, por lo que los científicos han aprendido sobre ellos en los últimos diez años.
Zilhao asegura "Ya hemos encontrado que los neandertales se decoraban el cuerpo con ocre, que tenían adornos y tallaban piezas, así que también podían hacer arte no figurativo", asegura. No todos los autores del trabajo defienden que las hicieran neandertales; así, José Antonio Lasheras, director del Centro de Investigación de Altamira, cree que es precipitada esta conclusión y que aún no se puede afirmar con certeza quién hizo esas pinturas.
Pero, además de documentar el arte paleolítico más antiguo de Europa, el estudio pone de manifiesto que hace entre 35.000 y 40.000 años el arte rupestre era una forma de expresión extendida entre los grupos humanos, de gran importancia social.
La pregunta que puso a trabajar a estos investigadores con un método que hasta ahora no se había empleado en la región cantábrica, el de la serie del uranio, es si en esta zona no había pinturas más antiguas, o si no se estaba haciendo "lo que había que hacer" desde el punto de vista científico.
Para obtener las fechas se necesitan pequeños fragmentos de calcita, que no afectan a la conservación de este arte, y se superan las limitaciones del radiocarbono (carbono 14AMS), que solo puede ser aplicado en las pinturas negras hechas con carbón, y no en motivos en rojo, en negro de manganeso y en los grabados.
Los resultados son solo los de la primera fase de una investigación que aún continúa y que augura nuevos descubrimientos. Según Joao Zilaho, supone, ante todo, un cambio "muy importante" de paradigma que abre la senda a nuevos hallazgos en otras cuevas de Europa y del mundo.
A su juicio, si se ha encontrado arte rupestre en Europa con más de 40.000 años, no hay ninguna razón para que no se halle también en otros continentes ejemplos de ese arte geométrico y abstracto.
Según César González Sáinz, de la Universidad de Cantabria, se trata de un "salto cualitativo y cuantitativo" en el proceso de datación de las pinturas rupestres.
Una nueva datación, llevada a cabo con la técnica uranio-torio en 50 pinturas de once cuevas españolas, ha revelado, en efecto, que esa forma de arte primitivo es por lo menos 10.000 años más antigua de lo que se creía y procede, por lo tanto, de una época en la que los primeros Homo sapiens aún no habían llegado, o estaban llegando, a Europa.
La datación de pinturas en cuevas es una tarea extremadamente difícil y para la cual los métodos tradicionales, como el del radiocarbono, no resultan adecuados. Según explica el propio Pike, «tenemos, o teníamos, un problema real a la hora de elaborar cronologías fiables para el arte rupestre. Y una de las razones para ello es que los arqueólogos utilizan el método de datación del radiocarbono, que no es adecuado para fechar pinturas que están elaboradas solo a base de pigmentos minerales (sin compuestos orgánicos)».
Pike y su equipo pueden haber encontrado, de hecho, la forma de terminar con tanta controversia en la datación de las pinturas halladas en cuevas de toda Europa. Según Joao Zihao, profesor del ICREA (Instituto Catálan de Investigación y Estudios Avanzados) en la Universidad de Barcelona y coautor del trabajo publicado en la revista «Science», «uno de los mayores problemas es que sabemos muy poco sobre la cronología del arte rupestre europeo. No sabemos si llegó (a Europa) junto a los primeros humanos modernos (Homo sapiens, nuestra especie). No sabemos si ya estaba allí antes de que ellos llegaran».
Al aumentar la antigüedad de las pinturas rupestres aumentan también, inevitablemente, las dudas sobre la autoría de esas obras de arte primitivas. ¿Quién pintó las cuevas? Los nuevos datos implican que la tradición de pintar cuevas con pigmentos de colores empezó en Europa hace más de 40.000 años. Pero resulta que esa edad coincide plenamente con la llegada al Viejo Continente de los primeros humanos de nuestra propia especie. Por eso, Pike y sus colegas no pueden descartar la posibilidad de que los autores no fueran nuestros antepasados, sino la «otra» especie humana que por entonces vivía en Europa. Los neandertales, en efecto, ya estaban allí cuando los primeros «humanos modernos» llegaron.
En palabras del propio Pike, «las evidencias de la presencia de humanos modernos en el norte de España se remonta a hace 41.500 años. Antes de ese momento solo había neandertales». Lo cual, según los investigadores, abre tres posibilidades diferentes a la hora de explicar el origen de las pinturas rupestres. O bien los humanos modernos trajeron consigo la pintura como parte de su cultura; o bien la desarrollaron de forma muy rápida, nada más llegar, quizá como respuesta a la competencia con los neandertales; o bien las pinturas ya estaban allí y los artistas no fueron ellos, sino los neandertales.
La cuestión no es menor, ya que la capacidad de los humanos primitivos para crear arte se considera como un hito de la máxima importancia para la evolución de la cognición y la conducta simbólica, algo que está íntimamente relacionado con el desarrollo del lenguaje y nuestra capacidad de formar y vivir en sociedades complejas. Por no hablar, claro, de que hasta hace poco se pensaba que los neandertales carecían de esa conducta simbólica y que por eso sucumbieron sin remedio ante la llegada de los primeros Homo sapiens, nuestros antepasados, que gracias a su mayor capacidad intelectual terminaron por dominar por completo el continente europeo.
«Tenemos evidencias de arte simbólico prehistórico -explica Pike- en forma de cuentas perforadas, cáscaras de huevos grabados y pigmentos en África entre hace 70.000 y 100.000 años. Pero parece que las primeras cuevas decoradas están en Europa. Un argumento para apoyar este desarrollo es que la competencia por los recursos con los neandertales causó un incremento en la capacidad de innovación cultural de los primeros grupos de humanos modernos, algo que necesitaban para sobrevivir. La otra posibilidad es que el arte rupestre empezara antes de la llegada de los humanos modernos, y que sus autores fueran los neandertales. Lo que sería un hallazgo fantástico y supondría, además, que las famosas siluetas de manos en las paredes de las cuevas eran, en realidad, una firma neandertal, y no nuestra. Sin embargo, necesitamos llevar a cabo más dataciones para estar totslmdente seguros de ello».
Los investigadores, aunque aún no pueden demostrarlo sin posibilidad de error, se inclinan pues a pensar que la posibilidad más realista es precisamente la más espectacular: que los autores del arte rupestre no pertenecían a nuestra especie. De hecho, y a pesar de las evidencias africanas de un «arte simbólico» de 100.000 años de antiguedad, nunca se ha encontrado en el continente negro una cueva decorada. Las primeras, las más antiguas, son las del norte de España, y ahora sabemos que tenían, por lo menos, 40.000 años.
¿Por qué no en África?
¿Quién pintó esas cuevas? ¿Por qué no se ha encontrado arte rupestre en África? ¿Por qué, si «nosotros» ya teníamos arte simbólico hace 100.000 años, dejamos pasar 60.000 años antes de empezar a pintar cuevas? Las respuestas definitivas tardarán aún en llegar. Nuevas investigaciones podrían incluso encontrar muestras aún más antiguas y procedentes, por lo tanto, de una época en la que no había rastro de Homo sapiens en todo el continente europeo.
Los que sí estaban allí, durante más de 250.000 años hasta que llegaron los primeros hombres modernos, eran los neandertales...
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