El 6 de junio de 1918 se inauguró la Plaza de toros Monumental de Sevilla. Su construcción repondió al crecimiento de la afición en toda España, especialmente a raíz de la rivalidad entre Joselito y Belmonte.
El proyecto de construcción fue impulsado por Joselito y sus seguidores; los fondos los aportó el industrial José Julio Lissén Hidalgo. Se emplazó en el barrio de San Bernardo, pues allí se encontraba el matadero, escuela taurina de muchos sevilanos. La idea no gustó a muchos sevillanos defensores del prestigio de la Maestranza, levantada dos siglos antes, pero en 1916 arrancaron las obras.
Diseñada en estilo neoclásico por los arquitectos José Espiau y Francisco Urcola (autor también de la de El Chofre), fue construida en cemento armado, con capacidad para 23.000 espectadores (10.000 más que en la Maestranza). Este gran aforo era el medio de abaratar costes y hacer llegar a las clases más humildes la posibilidad de asistir a los toros, otro de los motivos que impulsó la idea.
Contaba con todo tipo de dependencias (cuatro corrales, corraleta para el apartado y doce chiqueros) y el ruedo medía sesenta metros de diámetro.
Su vida no empezó bien y después de salir a la calle el cartel, hubo una inauguración fallida por problemas en la construcción, ya que se derrumbó una parte antes de su puesta en funcionamiento.
El paseíllo inaugural lo hicieron Diego Mazquiarán "Fortuna", Francisco Posadas y Joselito "El Gallo". El toro "Vallehermoso", de la ganadería de Contreras, fue le primero que pisó el albero y la primera oreja la paseó Joselito.
Allí, el 28 de septiembre de 1919, tomó la alternativa Juan Luis de la Rosa de manos de Joselito. El mismo Joselito hizo en ella su último paseíllo sevillano, el 23 de abril de 1920, menos de un mes antes de la mortal cogida en de Talavera.
Se celebraron en ella cincuenta y cuatro festejos.
El último festejo en la Monumental fue el 30 de septiembre de 1920, con Maera, Facultades y Joselito de Málaga en el cartel.
Algunos problemas de estructura y seguridad del coso llevaron al Gobierno Civil a clausurar la plaza en 1921.
Tardó varios años en ser derribada, debido al elevado coste de destrucción y allanamiento. Hoy pueden verse algunos restos de la plaza Monumental (la Puerta de Toreros, tapiada) en la Avenida Eduardo Dato. Una calle próxima está rotulada con su nombre.
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Hace 11 años
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