He estado en Alburquerque, población de la provincia de Badajoz, donde he admirado el castillo de Luna y la muralla. Después de pasear por su casco antiguo me encamino al Risco de San Blas para contemplar las pinturas rupestres allí existentes, que fueron de las primeras en su género estudiadas en España, a principios del siglo XX.
Hay que coger el coche. Conforme nos acercamos al lugar nos llama la atención la Cruz en lo alto del roquedo.
¿Es un lugar sagrado, apropiado para poner símbolos religiosos? ¿O es un lugar no sagrado en principio pero importante, tanto como para merecer sacralizarlo con una cruz coronadora?
Al llegar al Risco nos encontramos con un edificio en ruinas; se trata de la antigua Ermita de San Blas, que presenta un pórtico y su techo es bóveda de cañón elaborada con ladrillo.
Me resulta curioso que venga buscando pinturas rupestres y me encuentre una ermita cristiana. Vuelvo a preguntarme. ¿Es casual o responde a un motivo?
Tiendo a pensar que la ermita no fue levantada ex novo (aunque no sería extraño). Pudo haber aquí previamente un punto de culto a alguna divinidad romana o prerromana. La proximidad de las pinturas abona en esta dirección y me apoyo en el dato de que la Roca de los Moros, en Lérida, contiene entre sus pinturas rupestres una inscripción latina de carácter religioso precristiano. Es decir, el carácter cultual de un lugar se pudo mantener desde la Prehistoria hasta tiempos romanos, cristianos y medievales; además la ermita de San Blas se mantuvo activa hasta la modernidad.
Desde el Risco hay una vista panorámica donde impera el atractivo del castillo.
Hernández Pacheco publicó las pinturas por primera vez en 1916. Henri Breuil las estudia también ese mismo año y las publica en 1933; el abate hizo un calco en el que se recogen dibujos que hoy día ya no existen o se han vuelto invisibles por el paso del tiempo.
Hipólito Collado, buen conocedor del arte rupestre extremeño, estudia las pinturas del panel en 1997 y las separa en dos fases, correspondientes a dos momentos de diferente antigüedad. Las de la Fase 1 están realizadas en color anaranjado y las de la Fase 2, en color rojo ocre (vinoso, dice él).
La diferencia de antigüedad puede sacarse básicamente de dos hechos; las anaranjadas están más desvaídas y además algunas de ellas soportan dibujos rojos que se les han sobrepuesto. La diferente datación puede sacarse también de la tipología de los dibujos, pero esto es un punto resbaladizo que admite disparidad de criterios, aunque cualquiera es libre de ver en algunas formas una homogeneidad que permita agruparlas por épocas.
La mayoría de los dibujos son esquemas antropomorfos; algunos están dotados de trazos que pueden significar adornos personales como diademas, penachos o cascos de cuernos. También hay esquemas a base de varios pequeños trazos verticales u horizontales interpretables unos como animales muy simplificados y de difícil interpretación otros (tan difícil que en otras estaciones este tipo de pictogramas han sido interpretados como cómputo de rebaños por algunos autores, como los Topper).
En 2006 se procede a la limpieza y nuevo calcado de las pinturas, además de instalar una estructura metálica para una cómoda observación, junto con un cerramiento protector.
A la derecha del panel estudiado y protegido he encontrado un panel nuevo, no recogido en el calco de 2006.
En él aparecen dos dibujos esquemáticos ancoriformes, uno sobre otro, con clara intención antropomórfica. A unos scuarenta centímetros a su derecha hay restos de otra posible pintura, totalmente desvaída. Asimismo, a la izquierda, como a metro y medio dentro del mismo abrigo, hay otros restos de otra probable representación, difícilmente interpretable aunque me inclino por otro antropomorfo, en esta caso con representación de la cabeza, que pudiera ir adornada con dos trazos, posible indicación de casco con cuernos.
¿Se trata de dibujos inéditos? Espero que algún lector ayude a salir de la duda. Es posible que Collado los conozca, pero no estoy seguro porque, aunque ciertamente en algún lugar habla de dos abrigos en Alburqueque, es también cierto que, por otro lado, no habla de al menos tres abrigos que Breuil sí señaló en este Risco. Estos tres abrigos o Collado no los conoce o simplemente sus dibujos han desaparecido con el paso del tiempo y han quedado ilocalizables.
Me quedo pensativo. Si dibujos que fueron recogidos en calco, hace tiempo, hoy ya no existen, es muy seguro que otros dibujos habrá inéditos por ahí y que dasaparecerán sin haber llegado a ser conocidos ni quedar testimoniados.
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