Ayer le pedí a I. que me ayudara poner en el blog un contador de visitas como el que él tiene en el suyo.
Me lo puso y me preguntó que con qué número quería que empezara a contar; le dije que con el cero, naturalmente. Me explicó que él lo puso a funcionar a partir de cien visitas porque su blog llevaba ya un tiempo y creía que esas eran las visitas que podía haber tenido hasta aquel momento.
Yo no tengo ni idea de las visitas que ha podido tener este mi blog desde que lo inicié. Como lo visitamos mi hijo mayor y yo casi nada más, creo que podrá haber tenido unas cincuenta visitas a mucho tirar. Preferí empezar con el contador a cero.
Bueno, han pasado veinticuatro horas, miro el contador hoy a una hora aproximadamente igual a la de ayer cuando lo instalamos y cuál será mi sorpresa cuando veo que ahora marca... ¡CUARENTA Y DOS VISITAS!. Ésta es una cifra que nunca pude sospechar para un sólo día.
Bueno, bueno, bueno... empezaré a pensar en poner publicidad, pues con tantas visitas pueden suponer un ingreso digno de tenerse en cuenta. ¡Qué barbaridad!
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Hace 11 años
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