
Las ánforas, nueve rotas y diez enteras, no son las usadas para el transporte de vino o grano, sino de tamaño más pequeño, y estaban en un receptáculo específico habilitado al efecto, que estaba sellado y cubierto con materiales rotos. El tesoro "fue deliberadamente ocultado en espacio subterráneo y cubierto por algunos ladrillos y material de relleno cerámico", según fuentes de la Junta de Andalucía.

Las monedas, probablemente hechas en Oriente, están en flor de cuño, es decir, que no han circulado y por tanto no tienen desgaste. Tienen en el anverso la figura de un emperador y en el reverso diversas alegorías romanas, como la abundancia. La hipótesis inicial de los investigadores es que las monedas estaban acumuladas en ese receptáculo para el pago de impuestos imperiales o para pagar las levas del Ejército. Las monedas encontradas ya han sido depositadas en el Museo Arqueológico de Sevilla, según han precisado las fuentes.
.