En recuerdo
de la visita que guié
a la Casa de Extremadura
de Alcalá de Guadaira
0. Origen
En 1.230 en las afueras de Jerez se libró una batalla entre el infante don Alonso (hermano de Fernando III el Santo) y el reyezuelo moro local Aben Hud. La leyenda cuenta la intervención milagrosa de Santiago y San Miguel auxiliando a las tropas cristianas, que, muy inferiores en número, lograron una victoria completa.
En el lugar había una ermita que más tarde Alfonso X el Sabio, en agradecimiento, dedicó a la advocación de San Miguel, reservando la de Santiago para otra ermita que había en el camino de Sanlúcar.
Un siglo después, tras la batalla del Salado y el fin de la amenaza musulmana, la población creció fuera de las murallas originando arrabales junto a dichas ermitas, las cuales acabaron siendo sustituídas por iglesias parroquiales.
1. La fachada
La abigarrada torre-fachada, compuesta de cuatro cuerpos, fue levantada entre 1.672 y 1.701 por Diego Moreno Meléndez, jerezano al que también se le debe la traza y primera dirección de la catedral.
El primer cuerpo, que forma pórtico con arco de medio punto, lleva columnas dóricas pareadas de estilo barroco colonial y, en los intercolumnios, esculturas de los Padres de la Iglesia; el interior, decorado con el mismo criterio, contiene imágenes de los Evangelistas (debidas, como aquéllas, a Francisco Gálvez, autor también de las esculturas de la fachada de la iglesia de la Cartuja y del retablo de la Merced).
El segundo cuerpo presenta dos columnas corintias ornamentadas y jarrones barrocos;
el tercero lleva unas pilastras empotradas y el cuarto es la torre polígona con roleos y chapitel de azulejos (Fernández Lira quiere verlos con estilo precubista).
El conjunto responde al estilo plateresco-viñolesco, según Shubert.
2. Las portadas
Portadas laterales: Se levantaron en dos años, de 1.482 a 1.484. Dentro del gótico terciario (propio del casco general del edificio), son de tipo borgoñón: situadas entre contrafuertes (que soportan arbotantes), el vano rectangular está delimitado por pilastrones laterales. Se decoran con repisas y doseletes; el arco es apuntado, con un tímpano muy desarrollado decorado con tracerías y trasdosado por gabletes curvilíneos. La de la epístola
se llama de la Inmaculada y la del evangelio, de San José por las imágenes barrocas puestas en el siglo XVIII.
El exterior del edificio ha sido mutilado particularmente; nada existe de su crestería ni de sus primitivas gárgolas, sustituídas por groseros canalones de barro.
Portada del Sagrario: es uno de los mejores conjuntos de escultura en piedra de Jerez, esculpido en 1739, posiblemente por José Camacho de Mendoza. Tiene columnas corintias y lleva en su entablamento estatuas. La central representan en un nicho al Buen Pastor; a sus lados hay dos alegorías del Viejo y del Nuevo Testamento; sobre su frontón la Fe está acompañada de dos alegorías eucarísticas.
3. El edificio
El edificio se comenzó, con estilo gótico isabelino, en 1.482.
En su interior el templo, con planta rectangular casi de salón (por influencia de la catedral de Sevilla), tiene tres naves de casi igual altura formando una cruz latina y ábside de cinco lienzos (diseñado por Alonso Rodríguez, el cual trabajó también en la iglesia de Santiago y en el crucero de la catedral sevillana); Diego de Riaño cerró el crucero en 1.525.
El techo lo sustentan ocho bellísimos pilares. Los cuatro de los pies son cilíndricos con base poligonal y llevan delgados baquetones muy separados entre sí, rematando en capiteles anillados, al gusto renacentista. Los cuatro próximos al altar están decorados desde las bases hasta las bóvedas con doseletes, cardinas y otras formas vegetales, molduras geométricas y animales, naturalistas y fantásticos; son diferentes entre sí, siendo más cercanos al Renacimiento los de la Epístola, donde una banda está decorada con “candelieri” alternando con otras franjas tardogóticas. Estas decoraciones están influídas por la catedral de Plasencia.
Las bóvedas del cuerpo
son cuatripartitas y la del crucero,
estrellada con nervios angrelados (o dentados) renacientes.
En las claves y cascos de las capillas laterales se ven adornos y figuras del estilo renacentista.
En el siglo XVIII la iglesia fue blanqueada y desde 1866 a 1880 la restauró desinteresadamente José Esteve (autor del Mercado Central y restaurador asimismo de San Juan de los Caballeros).
La solería era de barro cocido antes de la actual, de mármol, colocada a fines del XIX.
4. Ventanas
El templo recibe luz por veintitrés ventanas ojivales decoradas con variadas lacerías; en las seis de la nave principal está representado el apostolado y en las dos del ábside, que son de arco y no ojivales, San Miguel y San Gabriel.
Los cristales
fueron fundidos en el XIX por una fábrica de Tours, bajo diseño del pintor Jiménez y Aranda.
5. Retablo
Antecedente: Antes había en el ábside un retablo plateresco de piedra atribuído a Andrés de Ribera y cuyos restos subsisten. A ambos lados hay dos columnas de fustes cortados sobre ménsulas. A la altura del ático pueden apreciarse motivos de candelieri, querubines y balaustres. Las dos portadas gemelas renacentistas son de Hernán Ruiz II.
Descripción: El retablo actual, renacentista, está
trabajado en madera de haya y consta de tres cuerpos, con catorce columnas corintias de fuste entorchado y orden compuesto. Hay siete cuadros en altorrelieve; los de la calle del medio representan la Batalla
de los Ángeles, la Transfiguración
y la Ascensión. Las calles laterales representan el Nacimiento, la Adoración, la Circuncisión y la Anunciación. Las figuras de Luzbel y de Jesús en la Ascensión son las únicas de bulto redondo en los relieves.
Hay ocho estatuas (cuatro en repisas, San Pedro, San Pablo, San Juan Bautista, San Juan Evangelista, y cuatro en hornacinas, Santiago el Mayor, Santiago el Menor y los Arcángeles Gabriel
y Rafael) y un gracioso templecito para Sagrario.
La cartela que corona dice “Quis sicut Deus” (quién como Dios), interpretación de la palabra hebrea Miguel. La flanquean representaciones de la Fe y de la Esperanza.
Cronología: En 1.614 Martínez Montañés se encarga de la arquitectura del retablo (ya iniciada en 1601), terminada en el 1.638. Terminados también por él los tres cuadros de la calle del centro y las figuras de los santos Pedro y Pablo, los dos Santiagos y las Virtudes del ático, renuncia por su mucha edad, en 1.641, al resto de la obra en favor de José de Arce (que había terminado el retablo de la Cartuja). El dorado y estofado fue de Jacinto Soto y la policromía, de Francisco Pacheco, de Alonso Cano y de Gaspar de Ribas, quien en 1.655 acaba totalmente la obra más completa de la Escuela Sevillana. La mayor parte de las obras montañesinas vinieron de Sevilla por el río Guadalquivir, aunque Arce se asentó en Jerez. En 1999 hubo una restauración.
Valoración: Este retablo pertenece a la tipología de “retablo didáctico o catequético”. Es ejemplo de equilibrio y armonía entre su arquitectura y sus imágenes y constituye un punto central en la evolución de los estilos porque antes de él los retablos eran una sucesión de imágenes sobre estructuras enclenques y después se convirtieron en arquitecturas fantásticas donde las imágenes apenas cuentan. Es el más monumental entre los montañesinos, culminando la línea creada por su autor en Santiponce, y sigue la fachada palladiana de San Jorge Mayor en Venecia así como la fórmula del tratado de Serlio.
Si bien la imagen de San Pablo es más fina de ropaje y composición, la de San Pedro (fechada en 1.633) es una combinación de equilibrio junto a movimiento y expresión, preludiando el barroco. La “Batalla de los Ángeles” es de una serena belleza, en un tema que se prestaba a expresiones violentas, y líneas miguelangelescas en palabras de César Pemán; “es la última gran obra de Montañés, como su canto de cisne, en la que compendia su inmensa maestría y habilidad” en palabras de Hernández Díaz
El flamenco Arce, casado con una jerezana, trajo de Centroeuropa los influjos del Barroco rubensiano.
La policromía es primorosa hasta en los detalles más insignificantes, incluso en las partes más altas; baste fijarse en las bellísimas tarjas, de Gaspar de Ribas, situadas en el banco del retablo.
En palabras de Antonio Ponz (1.771) el retablo “es lo mejor de todo y cuanto se encuentra en Jerez por su término”; para Hernández Díaz “es uno de los más importantes del arte español del siglo de Oro” y según Caro Cancela “es una de las obras más interesantes de la retablística y de la escultura española”.
Anejos: A ambos lados del retablo se encuentran los relicarios en forma de pequeño armario, realizados en 1.699 por el jerezano Francisco Antonio de Soto. Los púlpitos proceden de la partición (hecha en el siglo XIX) de uno, monumental, que diseñó el polifacético Moreno Meléndez; sustituyen a dos anteriores, renacentistas, hechos en piedra en el siglo XVI.
6. Capilla del Socorro
En la nave lateral derecha, junto al presbiterio, está la capilla del Socorro, con baquetones y estrella mixtilínea propios del último tercio del gótico pero con bóveda muy original, por las figuras humanas pareadas con morfologías irreales que rellenan los internervios y simbolizan la lucha entre el Vicio y la Virtud. Sostenida por ángeles se lee en un tarjetón la fecha de 1.547, en que la remató su autor, Pedro Fernández de la Zarza. En un retablo decimonónico está la imagen neoclásica debida al valenciano Esteve Bonet, que también trabajó para la Cartuja y llegó a ser escultor de cámara de Carlos IV.
En el muro vemos la pintura "Camino del Calvario", de Valdés Leal. La pintura de San Cristóbal es del Padre Palma, maestro de “El Tahonero”. Al lado están un cuadrito del siglo XVI representando “La Piedad” y un cuadro dieciochesco de “San Jerónimo”.
7. Lado del evangelio
Capilla de Santa Ana: En la cabecera, con retablo decimonónico, contiene al Crucifijo
de la Salud, de Arce, que lo terminó en 1.645; en esta imagen estilizada y serena la nota barroca está en la moña del perizoma, fuertemente ondulada por el viento (inspirada en Cranach y en Bernini). A los pies está enterrado Moreno Meléndez. La cubierta tardorenacentista se adorna con tondos vegetales.
Capilla de la Encarnación: Está a la izquierda de la anterior, donde se ubicó el primer campanario, y es la antigua del Sagrario (como atestigua la custodia sostenida por ángeles del arco de ingreso), con un mascarón en la clave del arco y bóveda de cañon acasetonada, construída en el XVI; la imagen, procesional, es del sevillano Castillo Lastrucci y la vidriera, moderna. Hay un cuadro dieciochesco y otro, representando al Crucifijo de la Salud, reciente.
Capilla del Sagrario: En el medio del muro abre su portada barroca, como arco de triunfo, compuesta de columnas corintias, envueltas en su parte baja en parras y racimos; en el tímpano hay una custodia y en el entablamento hay un bajorrelieve de la Última Cena, coronando la portada estatuas de Melquisedec (sacerdote veterotestamentario que ofrendó pan y vino al padre de los creyentes), San Miguel y David y pudiéndose decir que la decoración preludia la rocalla.
En su interior, con planta de cruz griega, forman la capilla cuatro arcos que sustentan la bóveda sobre la que se abre la linterna; su ornato consiste en columnas corintias con adornos churriguerescos (hojas de acanto, tarjas, veneras y querubines), todo de 1.718 a 1.739, con una gran unidad de concepto y estilo y con gran riqueza de materiales en una época que primaba el ladrillo y el yeso.
El retablo, de madera dorada, tiene dos partes; una forma un semibaldaquino y otra constituye el Sagrario, con dos cuerpos (Sagrario y templete con un San Miguel), por lo que es una expresión compleja del tipo llamado “retablo eucarístico”. Es obra cumbre del rococó andaluz. La autoría corresponde al arquitecto sevillano Diego Antonio Díaz, que había intervenido ampliamente en la catedral sevillana, y al tallista de madera Andrés Benítez, jerezano.Destacan la representación de las tres virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad), coronando el retablo, y los dos ángeles lampareros (los mejores de Jerez); las cinco esculturas dieciochescas son del malagueño Fernando Ortiz.
Si bien la construcción del edificio fue costeada por la iglesia, esta capilla fue costeada por la Hermandad Sacramental.
Capilla del Pilar: A ella da paso un arco rebajado trasdosado por otro apuntado y decorado con cardinas; la bóveda es de terceletes. La imagen titular es de fines del XVI y “La Virgen de los Reyes”, de los años cincuenta. Enfrente de ésta hay una copia de Zurbarán representando a "San Francisco abrazado pro Cristo".
Cerca del muro de los pies está un cuadro de Rodríguez de Losada que representa la Oración en el Huerto.
8. Muro de los pies
Retablo de Ánimas: Está a los pies de la iglesia, atribuído a Pedro Roldán (su hija hizo el homónimo de San Lucas). Se trata de un altorrelieve muy grande rodeado de elementos arquitectónicos con un gran remate; el frontal es una magnífica labor de incrustación con piedras duras y semipreciosas.
La verja, de crestería y con profusión de curvas, es de hierro forjado y dorado.
Cancel: El diseño del cancel de la puerta principal se debe a José Esteve, así como el del órgano que está encima y forma un solo bloque con aquél en estilo neogótico.
Capilla bautismal: Se abre al lado y es la más antigua de la iglesia (y la probable ubicación de la ermita); su portada, de principios del XVI, es un arco rebajado coronado por moldura mixtilínea decorada con cardinas, flanqueada de dos esbeltas agujas o pináculos, todo bajo alfiz (con flores de lis), a semejanza del gótico cisneriano; también se emplean motivos de origen portugués (principalmente la moldura pentagonal). La bóveda, casi plana, es de crucería estrellada y recuerda al gótico flamenco; la pila, de mármol blanco se labró en el siglo XVII. La entrada al campanario se decora a juego.
9. Lado de la epístola
Junto a la capilla bautismal pero ya en el muro de la Epístola hay un cuadro de la Inmaculada, del siglo XVI,
y más adelante uno con "San Cristobalón", del Padre Palma, maestro de “El Tahonero”.
Capilla de San Pedro: Se abre frente a la del Pilar, con igual arcada e imagen dieciochesca del titular.
Capilla de los Pavón: En ella está el cuadro de Zurbarán “Santa Faz”
(un escorzo sobre bien tratado lienzo). El mármol rosa es el enterramiento del caballero veinticuatro Diego Pavón. El Cristo del túmulo es posterior al siglo XVI.
Portada de la sacristía: Esta portada plateresca se abre en el centro de la nave, con jambas de motivos preciosistas y adornada con dos columnas jónicas que sostienen un friso con decoración de grutescos y una máscara en la clave, bajo un balcón, con aire de arquitectura civil; el autor parece ser Andrés de Ribera. Las puertas, talladas al estilo Berruguete, representan en una hoja la Anunciación y en la otra la Adoración sobre motivos de tarja.
10. Antesacristía y Sacristía
La antesacristía, rectangular, tiene bóveda de casetones hexagonales y bajorrelieve en el centro con el titular como Arcángel Psicopompo.
La sacristía, cuadrada (con mayor profundidad en uno de sus arcos torales), es espaciosa y fue iniciada por Martín de Gaínza y terminada por Hernán Ruiz II. Su bóveda descansa en cuatro columnas corintias empotradas; las enjutas de los arcos torales llevan tondos de los Padres de la Iglesia y las pechinas, de los Evangelistas. Sobre las cornisas se inserta en cada lado un ventanal encuadrado por pilastras y uno está flanqueado por óculos (motivo representado en el tratado del propio arquitecto cordobés). En su cúpula, hay unos casetones con bajorrelieves, semiesferas vidriadas y la imagen policromada del Salvador en la clave. Se terminó en 1.564. Aunque seguidora del estilo de la sacristía de la catedral sevillana, ésta constituye uno de los hitos del manierismo: armonía de proporciones combinada con juego ilusionista del espacio y ambigüedad estructural.
En el retablo, tallado en el muro y antes policromado, hay un Cristo de principios del XVI, que presidió el presbiterio desde una viga, antes de instalar el retablo actual. Las cajoneras, de 1.725, se adornan con imágenes que fueron talladas por Diego Roldán (hijo de Pedro). El cancel fue traído desde la capilla del Sagrario; tiene maderas de ébano, pino de Flandes y cedro.
En el tesoro destaca la Custodia-Ostensorio, del jerezano Juan Laureano de Pina (autor de la urna de San Fernando en la Capilla Real de la catedral sevillana).
11.Despedida
Así termina un breve recorrido por el templo más valioso de Jerez y que mereció ser catedral, como se pidió durante mucho tiempo.
Agradezco a Jesús Caballero, Javier García y Jorge Tutor la aportación de fotos y a Manuel Romero Bejarano la información que me dio ya ni él se acuerda cuándo.
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