El Consorcio Monumental ha publicado en el número 9 de la colección "Memoria de Excavaciones Arqueológicas" las conclusiones del estudio del primer y único cuerno de vidrio de época romana documentado hasta el momento no sólo en Extremadura, sino en todo el área de la antigua Lusitania, incluído Portugal.
El hallazgo del cuerno de vidrio, también denominado 'rhyton', se produjo en el año 2005 en el transcurso de una excavación de un solar de la avenida de Los Milagros. Su descubrimiento representó en aquel momento todo un acontecimiento por ser la primera vez que se encontraba un objeto de este tipo en el yacimiento de Mérida y alrededores.
Una pieza importada
Sus descubridoras, Carmen Pérez y Mº Jesús Corbacho, arqueólogas del Consorcio, explican que no haber documentado hasta ahora ningún descubrimiento similar se debe, principalmente, a que pocos ciudadanos romanos contarían con un 'rhyton' en su ajuar, al tratarse de un objeto de lujo y de importación y a la fragilidad del cristal con el que es fabricado.
El rhyton de Mérida fue encontrado en el interior de una de las habitaciones del edificio que se estaba excavando, las cuales podrían formar parte de unas termas privadas de época romana. La pieza se asemeja al asta de un toro, mide 16,6 centímetros de lado y es de color verde azulado muy pálido y transparente.
Para su realización se utilizó la técnica del soplado de vidrio y en su elaboración se empleó un tubo o pipa de hierro, realizándose primero el cuerpo, al que se añadió después la decoración mediante la aplicación de un ribete.
El origen de esta peculiar forma es helenístico. En Roma se usaba para beber vino ya que el cristal presentaba la facilidad de limpieza y evitaba los sabores que podían aportar al vino otros materiales, como la cerámica y algunos metales. Además, la transparencia del objeto permitía observar la calidad de los caldos que se iban a degustar.
Para presumir
La forma de beber vino con esta pieza se conoce como 'beber a chorro', llegando a ser un utensilio frecuente en los banquetes romanos que servía para mostrar la riqueza y posición social de los anfitriones.
Después de los entremeses y de la cena, y antes de dar paso a los postres y los brindis, se daban las gracias a los dioses lares que eran colocados en una mesa en la que se les tributaba una libación de vino. «Habitualmente encontramos representados a los dioses lares portando en su mano derecha un cuerno, hecho que pone de manifiesto el uso y la importancia de este tipo de piezas en dichos eventos», señalan las investigadoras en su estudio.
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