martes, 21 de enero de 2020

Estudio sobre los verracos vetones

En la zona de la Meseta noroccidental, entre las cuencas del Duero y el Tajo, se hallan unas esculturas de granito que representan toros, cerdos o jabalíes. Hay unas cuatrocientas documentadas en España y veinte más en Portugal. Llamadas genéricamente verracos, fueron talladas principalmente en la Segunda Edad del Hierro y se atribuyen al pueblo celta de los vetones. Éstos pudieron tomar esta tradición escultórica de los iberos del sureste peninsular, bien relacionados con los griegos y fenicios y que labraron imágenes de animales mitológicos en caliza y arenisca. No obstante, se trata de una cultura que se siguió desarrollando en época romana, hasta el siglo II.

No tenemos documentos escritos que hablen de estas esculturas antes del sigo XIII. El Fuero de Salamanca, redactado en torno al siglo XIII, contiene la primera referencia a un verraco. Se trata del toro de piedra situado en el puente romano sobre el río Tormes a su paso por la ciudad. Fue designado como elemento delimitador; si un delincuente lograba alcanzar aquel punto, sus perseguidores deberían abandonar la persecución, salvo que fueran autoridades del concejo.



Se trata de un fenómeno único, sin igual fuera de la Península Ibérica. Al ser elaborados los verracos a lo largo de seis siglos y aparecer casi todos descontextualizados, su estudio ha sido problemático, en especial al buscar qué misión tenían. Un equipo de la Universidad Autónoma de Madrid, formado por dos arqueólogos y una geoquímica, los ha estudiado durante seis años. Han analizado ciento cincuenta y ocho verracos con un programa informático de la Universidad de Oslo.

Identificaron tres formas de tallar los verracos. El primer grupo tiene mayor tamaño y realismo; son fundamentalmente toros y fueron tallados en el lugar con mazas de canteros y cinceles. El segundo grupo, de tamaño medio y formas más sencillas, lo forman jabalíes o cerdos en actitud de ataque, siendo algunos esculpidos en talleres distantes. Los del tercer tipo son muy pequeños y contaban con inscripciones romanas, siendo labrados con instrumentos característicos de la romanización.



Asimismo, las funciones de estos animales también son diferentes: los del primer grupo se habrían tallado como protección del ganado y los recursos naturales de la zona; los del segundo grupo, como defensa de la comunidad y de sus valores étnicos, apareciendo a finales del siglo III aC., en una época de las guerras cartaginesas; los del tercer grupo estarían destinados a un uso individual, a proteger las almas de los muertos.

La sorpresa, para estos investigadores, saltó cuando vieron que los toros de Guisando, de gran tamaño, no pertenecían al primer grupo sino al segundo. Los análisis mineralógicos identificaron varias clases de feldespato en los granitos utilizados para la elaboración de las figuras y probaron que los verracos llegarían a ser distribuidos a decenas de kilómetros de distancia. Probablemente esto tenga otra explicación y es que los toros han podido ser desplazados de sus lugares originales en tiempos muy posteriores, sin necesidad de asignarlos al segundo grupo; además su agrupamiento de cuatro figuras en un solo lugar indica que no están en el lugar originario, pues las figuras se solían poner aisladas. En total, el estudio ha relacionado ochenta y cuatro verracos con treinta y cuatro canteras.



En el castro de las Merchanas (Lumbrales, Salamanca) había dos verracos que, desde el siglo XIX, ocupaban sendas plazas del pueblo, uno en actitud hierática con una base reconstruida de cemento y otro en posición de ataque. Durante las excavaciones en el oppidum se descubrió una peana que los trabajos de geoquímica relacionaron con la primera escultura. Al restaurarla, el verraco cambió a posición de ataque como su compañero; eran gemelos. Probablemente estuvieran situados a la entrada del poblado para protegerlo.





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sábado, 18 de enero de 2020

Presentación de cartas credenciales

Una carta credencial es una carta formal enviada por un Jefe de Estado a otro Jefe de Estado. Otorga acreditación diplomática para ser embajador de su país en la capital del país cuyo Jefe de Estado la recibe. En Oriente Medio, se han encontrado cartas diplomáticas escritas en tablillas de arcilla ya en torno a los siglos XV y XIV aC., dirigidas al faraón egipcio por parte de los príncipes sirios y filisteos con la finalidad de establecer intercambio de saludos y vínculos de amistad. Se atribuye al duque de Milán Francisco Sforza, el haber instituido, en el siglo XV, la primera embajada permanente, ante el señor de Florencia Cosme de Medicis. En Francia, el rey Enrique II establece, en el siglo XVI, el Reglamento sobre la recepción de embajadores, protocolo borgoñón que se implantaría en España.

En España la ceremonia actual de presentación de cartas credenciales se remonta al siglo XVIII, con Felipe V, incluyendo modificaciones del siglo XIX, con Alfonso XII, y del siglo XX, con la Convención de Viena. Cuando llega un nuevo embajador, lo primero que hace es visitar al Introductor de Embajadores en el Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores. Esta vista no es de cortesía sino de trabajo y tiene una función muy específica, cual es entregar las Copias de Estilo al ministro, para que éste pueda corroborar que está todo en regla. Las Copias de Estilo son una copia de las Cartas Credenciales. En esa reunión, además, se fija la fecha para la ceremonia solemne de entrega de las Cartas Credenciales al Jefe de Estado y se facilita toda la información sobre la audiencia y su correspondiente protocolo (que incluye obligación de vestir frac, uniforme de gala o traje nacional).



El día fijado, el nuevo embajador en Madrid va desde su embajada hasta el Palacio de Santa Cruz en coche enviado por el Ministerio y acompañado por un Alto Funcionario Diplomático español. Luego, en una vistosa carroza de Patrimonio Nacional, escoltada por la Guardia Real, llega al Palacio Real, en cuyo Patio de la Armería le espera el Jefe de Protocolo. La entrega de las cartas credenciales se desarrolla en la Cámara Oficial, donde el nuevo embajador se encuentra con el Rey, que estará en el fondo de la sala, normalmente acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores.



El Embajador abandona la Cámara Oficial por la puerta de la saleta denominada El Tranvía de la Cámara. En esta estancia, el Jefe de Protocolo despide al embajador, el cual, con su séquito y el Alto Funcionario Diplomático, se dirige hacia la Puerta del Príncipe. Allí esperan el vehículo oficial y el resto de coches que trasladarán al embajador y a sus acompañantes a la embajada, precedidos de motoristas. Mientras salen una Sección de la Guardia Real interpreta el Himno Nacional de España.

El Rey recibe las cartas de cada embajador de forma individual pero se agrupa a varios diplomáticos en una misma mañana para que acudan a presentarse al Jefe de Estado. Las presentaciones suelen ser el primer jueves de cada mes. Ciertamente, la ceremonia de presentación de cartas credenciales reviste en España mayor solemnidad (y belleza) que en otros países,incluyendo los mismísimos Estados Unidos.



El momento en que el Jefe del Estado acepta la carta credencial es el inicio oficial del estatus diplomático que toma el embajador propuesto, lo que incluye la posesión de la inmunidad diplomática.








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lunes, 6 de enero de 2020

La mejor cascada del mundo

El periódico británico The Guardian ha declarado como la primera cascada del mundo a una española. Es la Cola de Caballo del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca). Este parque se creó en 1918 y se declaró Patrimonio de la Humanidad en 1997. La lista publicada está formada por las veinte mejores cascadas del mundo.



La ascensión hasta la Cola de Caballo es de unas siete horas, en ida y vuelta, aunque no tiene dificultad técnica. El acceso se inicia en la pradera de Ordesa (cerca del pueblo de Torla) por un camino balizado como sendero de Gran Recorrido (GR11) que va paralelo al río Arazas, el cual forma numerosos saltos de agua hasta llegar al circo de Soaso, donde se encuentra la Cola de Caballo.

La mayor concentración de saltos de agua de España se encuentra precisamente en los Pirineos, y Ordesa es el más majestuoso de todos sus valles. Un kilómetro más allá de la Cola está el Refugio de Góriz, donde se dispone de uno de los cielos nocturnos menos contaminados de Europa. Como fondo está la grandeza de Monte Perdido (3.355 ms). Al norte, al otro lado de la frontera francesa, se encuentra la magnífica cascada de Gavarnie, la más alta de Francia (pero que no está entre las veinte mejores según The Guardian).







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