sábado, 28 de junio de 2008

Con Castilla de Cortázar

Anoche fuimos, avisados por ChC, a Villapanés para oir una conferencia de Inmaculada Castilla de Cortázar.

Esta mujer, guipuzcoana, es decana de Medicina en la Universidad San Pablo CEU y vicepresidenta del Foro de Ermua. Hace unos meses sostuvo una polémica con Mikel Buesa, a raíz de que éste dejara la presidencia del Foro para incorporarse al partido de Rosa Díez. No sé si es familia de García de Cortázar.

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La sala, pequeña, estaba llena pero los altavoces no tenían potencia. Además, no se acercaba al micrófono y hablaba muy bajito, con cierta rapidez y en tono intimista, lo que hacía que la mayoría del público no se enterara bien.

Disertó sobre "Conciencia moral y consenso". Criticó el avance del relativismo y del laicismo; puso como ejemplo de sus frutos la negociación de Zapatero con la Eta y su fracaso. Pasó al desenmascaramiento de los nacionalismos en España, que cambian la realidad y el significado de las palabras, en paralelo con los intelectuales del nazismo alemán. Cerró recordando que el lema de la Revolución Francesa ("Libertad, igualdad, fraternidad") sólo fue posible en el seno de una sociedad de formación cristiana.

El coloquio resultó animado, con destacada participación de médicos. Estuve a punto de intervenir pero cortaron el coloquio a tiempo.

Luego nos fuimos a tapear con ChC y M.

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¿Que qué pensaba yo decir en el coloquio si hubiera tomado la palabra? Tres cositas.

Lo primero es que Castilla de Cortázar repitió varias veces la idea de que un gobierno nihilista está desarticulando España y dejándola sin valores. Yo creo que se equivoca cuando obvia que lo que realmente se está produciendo es la sustitución de unos valores por otros. No se busca la ausencia de valores sino otro esquema de valores. ¿Los del socialismo? No, porque, aparte de la renuncia al marxismo de Felipe, tras la caída del Muro pocos valores se pueden ofrecer a partir de un sistema que se ha visto que lleva al colapso social, económico y político. El esquema de valores lo puede ofrecer la Masonería, que ya existe como un "corpus" más o menos definido y no puede ser tachado de fracasado. Además, Zapatero yo no sé si ha leído a Marx (más bien creo que no lo ha leído) pero sí conoce algo de la Masonería, siquiera sea por influencia mediata de su único abuelo. Es posible además que no sólo conozca, pues una vez se le escapó lo de que las reuniones con los etarras deberían ser "no secretas sino discretas" y esa expresión, novedosa en el lenguaje politiqués, es sólo propia de quien conoce las tenidas por algo más que de oídas; en todo caso, se retrató cuando aseveró masónicamente que "la libertad nos hace verdaderos", enfrentándose de modo escalofriante al evangélico "la verdad os hará libres".

Esta idea, que olvida Castilla de Cortázar, se entremezcla con otro olvido. Dijo que el lema de la Revolución Francesa sólo pudo salir de la civilización cristiana; sin embargo, la realidad es que los masones de la época presumían de que tal lema era aportación suya y lo consideraban como una victoria en su enfrentamiento contra no el cristianismo sino (al menos en Francia) la Iglesia Católica: libertad frente a Tradición del depósito de la fe, igualdad frente a jerarquía eclesiástica y fraternidad frente a caridad cristiana.

Otra cosa: la conferenciante oponía, frente a la actitud acaparadora y envalentonada de los nacionalistas, la situación de los partidarios de la Constitución, o constitucionalistas, que normalmente se muestran acomplejados a pesar de que su postura es moralmente superior; ante eso, el Foro de Ermua es un ejemplo de confianza en las razones constitucionalistas. Sin embargo, creo que es la propia Constitución la que da a los nacionalistas pie para mantener sus razones. Por ejemplo, en el artículo 150.2 se permite transferir facultades correspondientes a materia de titularidad estatal pero en ningún sitio se contempla lo contrario, ni siquiera el mecanismo para deshacer aquellas transferencias. Otro: el artículo 155 no contempla la suspensión de la autonomía, como, sin embargo, la conferenciante dijo que se podía hacer, imitando a Toni Blair con la de Irlanda del Norte; se trata sólo de obligar a una comunidad autónoma a cumplir sus obligaciones. Ello es por no poner el ejemplo del Poder Judicial, que ni es verdaderamente independiente, pues depende en definitiva del gobierno, ni emana del pueblo, sino del poder legislativo y pronto, además, de las autonomías (y ya sabemos que sin independencia de poderes no hay democracia).

En resumidas cuentas, cuando se opone el término "constitucionalistas" al de "nacionalistas" creo que debe ponerse en relación con el concepto que se le aplicaba en el siglo XIX para oponerlo al de "absolutistas", pero no identificarlo sin más con el de partidario incondicional de la Constitución del 78, ya que ésta se está mostrando como un cesto lleno de agujeros.

Por último, Castilla aludió al dato de que los vascos nunca han constituido una entidad política independiente y ningún nacionalista es capaz de decirle a los constitucionalistas en qué fecha España invadió Euskadi. Recuerdo una anécdota que viví en la iglesia gaditana de San Felipe Neri. A ella llegó una comitiva de destacados vascos que, en autobús, había recorrido España pregonando la españolidad del País Vasco para terminar en el lugar donde se redactó la primera Constitución española. Tras el acto, multitudinario y emocionante, me acerqué a algunos de los organizadores, Savater, Rosa Díez..., y les comenté que había echado en falta una cita, un recuerdo a los vascos que en 1812 estuvieron allí, en la iglesia de san Felipe Neri, debatiendo y aprobando el texto de la Pepa. Mi sorpresa fue mayúscula: reconocieron que no sólo habían tenido un olvido sino que desconocían la participación de diputados vascos en aquella gesta constitucional.

Es decir, no son sólo los nacionalistas los que ignoran, voluntariamente, la integración vasca en la empresa española sino que también los constitucionalistas desconocen, involuntariamente, ese grado de integración y, así, no sé si lo podrán defender firmemente cuando llegue el momento (...que está llegando).

Hasta ahí habría llegado mi participación en el coloquio.


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