-Me gustaría que visitáramos el monumento que han inaugurado hace poco en honor de las víctimas del terrorismo, e incluso que le lleváramos un ramo de flores.
-Por mi parte, ese deseo te va a ser fácil de realizar.
Cuando salgo del Museo Arqueológico Nacional, caminando hacia la Puerta de Alcalá, donde hemos quedado, compro un ramo de flores variadas a una florista de la calle Alfonso XII. Vuelve de su paseo por la feria del Libro en el Retiro y cogemos el autobús que nos llevará a la Plaza de la República Dominicana.
Al llegar, mi primer interés era comprender el esquema escultórico del monumento, porque había visto fotos en la prensa y no lo entendía muy bien. Enseguida me di cuenta y vi que, para unas dimensiones relativamente modestas, unos tres metros, el autor, Requejo Novoa, ha recogido una idea muy completa.
Se trata de un conjunto en bronce donde destaca en vanguardia una figura femenina, adornada de aves volando, que representa la Libertad; lleva hacia adelante una bandera de España, que está conteniendo una escena de atentado terrorista (una víctima es levantada por dos compatriotas). Detrás sigue una multitud, que representa al pueblo español en apoyo de las víctimas caídas en ese camino que la Libertad va marcando a la nación española.
El coste del monumento se ha sufragado sólo con aportaciones populares, sin apoyo oficial, lo que le da más valor. Hay flores y velas de visitantes anónimos.
Ponemos el ramo en un sitio donde queda más o menos firme; queremos que dure y adorne el mayor tiempo posible.
Una breve oración en silencio y la señal de la Cruz pusieron fin al particular homenaje.
Ojalá sus muertes y sufrimientos no sean en vano.
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