España ha recuperado en octubre de 2020 el busto romano de Antonia la Menor, del siglo I, robado en Bornos en 2010 y localizado en 2018 en la Gliptoteca de Múnich. Una investigación de la Guardia Civil llevó a la localización del busto en una casa de subastas en Múnich
Hasta primeros de mayo de 2019 la pieza estuvo expuesta en la Gliptoteca de Munich. Un particular alemán la había dejado en depósito en este museo de antigüedades griegas y romanas, que la colocó junto a un mosaico italiano de Aion, el dios de la eternidad. La información de la pieza no señalaba su procedencia española y decía que era un probable retrato de Antonia la Menor, hija de Marco Antonio y Octavia. No una «cabeza de Livia», como había sido identificada hasta entonces en Cádiz.
«Existen muy pocas esculturas de Antonia la Menor», explicó este especialista en escultura romana. Al buscar en internet imágenes de la hija menor de Marco Antonio y abuela respectivamente de los emperadores Claudio y Calígula, Beltrán se topó «con unas reproducciones en 3D de la pieza que en esos momentos estaba expuesta en la Gliptoteca». Enseguida reparó en que era la misma figura de mármol blanco hallada en 1960 en el yacimiento de la antigua ciudad romana de Carissa Aurelia, entre las localidades gaditanas de Espera y Bornos.
Datada en el S.I, se trata de un ejemplo perfecto del retrato romano imperial adaptado a las tradiciones y modos locales de la Hispania romana. Por fortuna, en los años en los que la cabeza había estado desaparecida no había sufrido daños. Según este investigador, la figura se encontraba «tal cual», como cuando estaba expuesta sobre una columna de mármol en la escalera de acceso a la planta alta del Ayuntamiento de Bornos antes de ser trasladada al Centro de interpretación turística en el Castillo Palacio de los Ribera. Allí se mostraba al público en una vitrina, de donde fue robada.
Con gran satisfacción, el catedrático de Arqueología comunicó al Ayuntamiento de Bornos el hallazgo de la cabeza romana e informó con todo detalle a la Guardia Civil. La pieza se retiró de la Gliptoteca de Múnich. En cuanto tuvo conocimiento del origen de la pieza, el museo la devolvió a su propietario particular, que al parecer la habría adquirido como procedente de una colección inglesa. Éste, a su vez, exigió al anticuario alemán que se la vendió que le devolviese el dinero y cuando estuvo en manos de este último, las fuerzas policiales actuaron.
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