sábado, 10 de octubre de 2020

Jerez de la Frontera: las iglesias alfonsinas

San Marcos

Se aprecian varias fases de construcción. A los pies se ve una moldura mudéjar que marca la altura de la primera construcción, en estilo mudéjar del siglo XIV. Encima, el muro recrecido es de estilo gótico, del XV-XVI. En la cabecera también se observa esta superposición de estructuras. La portada de la epístola, la más antigua de las tres, mantiene su impronta mudéjar y la cornisa con canes la une al mudéjar sevillano; el vestíbulo presenta bóveda esquifada con lacería mudéjar y un cuadro de la Virgen de la Estrella, que estuvo en la puerta de Sevilla hasta 1864. La portada del evangelio es barroca del siglo XVIII, con baquetón mixtilíneo. La portada principal es de estilo renacentista y se levantó a principios del siglo XVII, por el jerezano Martín Calafate; se superpone a una portada gótica borgoñona de fines del XV. La espadaña, de la segunda mitad del XVIII, con triple vano y frontón con roleos, se construyó tras el terremoto de Lisboa, que destruyó la torre.

San Juan de los Caballeros


Conserva en el muro de la epístola un arco islámico, no visible desde el suelo. La cabecera, semicircular, fue almenada en el siglo XVIII. Las portadas laterales, de la segunda mitad del XVI, son renacentistas y atribuidas a Hernán Ruiz II; presentan columnas corintias adosadas y frontón recto. A los pies, la torre-fachada, del siglo XVII, tiene dos partes; la primera, atribuida a Vandelvira, es un pórtico renacentista a modo de arco triunfal romano, con columnas toscanas gigantes, nichos avenerados y friso, tras el que está la entrada, también con frontón y friso. La segunda parte, debida a Martín Calafate, está formada por tres cuerpos y el cupulín. Dentro se destaca la Capilla de la Jura, donde, se dice, los caballeros jerezanos escribieron con su sangre una carta a Sancho IV pidiendo ayuda ante el asedio del moro Ben Yusuf. La iglesia se titula de Los Caballeros porque los pertenecientes a las órdenes militares aquí se congregaban y tenían enterramiento.

San Lucas

Presenta silueta de cubierta a dos aguas, típica del mudéjar sevillano del siglo XIV. La portada principal, apuntada y abocinada, soporta la torre-fachada, que presenta una hornacina  y una espadaña del siglo XVIII. La portada del evangelio conserva un tejaroz a dos aguas (perdido en la portada principal) y en la primera arquivolta luce lóbulos que contienen hojas de parra. Arriba corre una cornisa de canes, que marca la altura del edificio antes de la reforma del XVIII. En el interior se guarda la imagen de la Virgen de Guadalupe que Alfonso XI llevaba en sus campañas y que regaló tras la batalla del Salado. 

San Mateo

Se trata de un edificio voluminoso. La portada principal es gótica, del siglo XV; siguiendo el modelo de las puertas de la catedral de Sevilla, está ligeramente abocinada y presenta gablete. Se encuentra cegada desde el terremoto de Lisboa. La portada de la epístola presenta alfiz rehundido y enmarcado con una cenefa de lacería mudéjar; en el siglo XVIII se le incluyó una hornacina, junto a otros detalles barrocos; el zaguán tiene bóveda de crucería con nervios que apean sobre columnillas colgadas, siendo dos de ellas de mocárabes. Otro detalle visible es la crestería gótica de las capillas. La espadaña dieciochesca sustituye a la torre caída en 1755. Su interior contiene una sola nave, de catorce metros de anchura, que hasta finales del XV serían tres, antes de la intervención de Diego de Riaño.

San Dionisio

La fachada de los pies presenta silueta de techo a dos aguas. La portada, relacionada con el mudéjar cordobés, resalta de la fachada, es abocinada y está cubierta a dos aguas. Arriba destacan un rosetón circular y las mudéjares ventanas geminadas con arcos polilobulados en alfiz, cegadas. Las dos fachadas laterales presentan línea de canes, con formas vegetales animales y mocárabes. La portada del evangelio es similar a la principal y además contiene decoración vegetal. La portada de la epístola, adintelada, fue transformada en el siglo XVIII. Del mismo siglo es la espadaña próxima a la cabecera por este mismo lado. En el lado contrario está la Torre de la Atalaya, con rasgos mudéjares, como las ventanas geminadas polilobuladas con lacería; por encima de una cornisa, la parte superior presenta rasgos del gótico final. El interior contiene tres naves de considerable altura.

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