La revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha publicado los resultados de una investigación sobre la cueva de Ardales (Málaga) en la que han participado científicos de la Universidad de Cádiz, de la Universidad de Barcelona, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de la Universidad de Burdeos y del Neanderthal Museum de Alemania.
Esta cueva tiene un arte parietal paleolítico de los más importantes del sur de Europa y se han contabilizado ya más de mil representaciones gráficas, tanto abstractas como figurativas. En su interior se han encontrado además herramientas para el procesamiento de colorantes y fragmentos de pigmentos. En la investigación han participado, entre otros, los catedráticos José Ramos (Prehistoria) y Salvador Domínguez-Bella (Cristalografía y Mineralogía) y el científico Pedro Cantalejo, de la Universidad de Cádiz; y los investigadores África Pitarch Martí y Joao Zilhao, de la Universidad de Barcelona.
Los más escépticos habían puesto en duda, en 2018, que las marcas rojas de la superficie de una estalagmita localizada en medio de una gran sala (Sala de las Estrellas) en la caverna de Ardales sean de origen humano, manteniendo que podría tratarse de depósitos naturales. Ahora los investigadores han comprobado, en este nuevo estudio, que fueron hechas con un pigmento a base de ocre y aplicado de una forma intencionada, con lo que han corroborado su origen humano y mantienen que esas marcas no tienen un origen natural. Ese ocre (óxido de hierro básicamente) no existe en el resto de la cueva. Por tanto, son probablemente las pinturas rupestres conocidas más antiguas del mundo, ya que fueron realizadas hace unos 65.000 años (al menos, 64.800 años). Los investigadores han comprobado además que los neandertales habrían accedido en varias ocasiones a esa cueva para marcar simbólicamente y de una forma intencionada y reiterada la estalagmita. Aunque los trazos más antiguos son de hace unos 65.000 años, hay otros en otras columnas de la misma estalagmita que son más recientes, todo eso en un rango de unos 20.000 años y siempre por neandertales. El ocre que utilizaron para hacer esas pinturas lo habrían recolectado en el exterior de la cueva. La localización y la distribución de las marcas, así como el tamaño y morfología de los cristales que componen esos residuos rojos en la estalagmita descartan que se trate de depósitos de origen natural, según los investigadores.
Los principales centros de investigación que han intervenido en el trabajo han destacado que uno de los retos principales de la arqueología es determinar en qué momento aparecieron los símbolos y qué implicaciones tuvo su uso en el comportamientos humano. La investigación supone la constatación de que las poblaciones neandertales eran sociedades perfectamente organizadas, en sus aspectos sociales, económicos y simbólicos, según ha explicado el catedrático José Ramos.
Joao Zilhao ha observado, por su parte, que los datos de la cueva de Ardales y otras cuevas ibéricas con arte parietal realizado hace más de 65.000 años revelan que el mundo subterráneo tuvo un papel fundamental en los sistemas simbólicos de las comunidades neandertales. La acción de marcar repetidamente con pigmento rojo formaciones tan imponentes como la cúpula de Ardales sugiere que sus autores querían resaltar y perpetuar la importancia de ese emplazamiento a través de narraciones transmitidas entre generaciones. Es posible que “la imagen no tenga función o significado hasta que no está en el sitio; la función no la da la imagen, la da el lugar”
Las pinturas más antiguas encontradas hasta ahora son las de tres cuevas españolas. Las cronologías de hasta 64.800 años corresponden a una mano en Maltravieso (Cáceres), a un conjunto de trazos lineales formando un símbolo similar a una escalera en La Pasiega (Cantabria) y a un grupo de estalagmitas coloreadas en Ardales (Málaga). Otro ejemplo es el de la cueva de El Castillo (Cantabria), donde se ha obtenido una edad mínima de 40.800 años para un disco rojo. Por contra, en pinturas analizadas en las islas de Borneo y Sulawesi (Indonesia) se han obtenido y datado unas edades mínimas de 39.900 y 43.900 años respectivamente.
La datación de los tres enclaves españoles ha desatado un debate muy intenso en la comunidad científica, porque sugiere que las pinturas habrían sido realizadas al menos 20.000 años antes de la llegada de los hombres modernos al continente europeo, lo que apunta a una autoría neandertal. No obstante, para Roberto Ontañón, director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, aún hay mucho que investigar y descubrir sobre los detalles de estas pinturas antes de descartar la hipótesis alternativa: que los autores fueran sapiens que llegaron mucho antes por el estrecho de Gibraltar y no los neandertales.
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