viernes, 16 de octubre de 2020

La cabeza de Antonia la Menor de Carisa Aurelia

España ha recuperado en octubre de 2020 el busto romano de Antonia la Menor, del siglo I, robado en Bornos en 2010 y localizado en 2018 en la Gliptoteca de Múnich. Una investigación de la Guardia Civil llevó a la localización del busto en una casa de subastas en Múnich


Hasta primeros de mayo de 2019 la pieza estuvo expuesta en la Gliptoteca de Munich. Un particular alemán la había dejado en depósito en este museo de antigüedades griegas y romanas, que la colocó junto a un mosaico italiano de Aion, el dios de la eternidad. La información de la pieza no señalaba su procedencia española y decía que era un probable retrato de Antonia la Menor, hija de Marco Antonio y Octavia. No una «cabeza de Livia», como había sido identificada hasta entonces en Cádiz. 

José Beltrán Fortes, catedrático de Arqueología de la Universidad de Sevilla, había llegado a la misma conclusión. Al analizar a través de fotografías la cabeza romana desaparecida en Bornos para su estudio de las «Esculturas romanas en la provincia de Cádiz», Beltrán y su colega María Luisa Loza se dieron cuenta de que «no era una Livia», como la había clasificado Antonio Blanco en su «Historia de España», sino «un retrato de Antonia la Menor». Esa fue la clave que los condujo el verano de 2018 hasta la pieza robada.


«Existen muy pocas esculturas de Antonia la Menor», explicó este especialista en escultura romana. Al buscar en internet imágenes de la hija menor de Marco Antonio y abuela respectivamente de los emperadores Claudio y Calígula, Beltrán se topó «con unas reproducciones en 3D de la pieza que en esos momentos estaba expuesta en la Gliptoteca». Enseguida reparó en que era la misma figura de mármol blanco hallada en 1960 en el yacimiento de la antigua ciudad romana de Carissa Aurelia, entre las localidades gaditanas de Espera y Bornos. 

Datada en el S.I, se trata de un ejemplo perfecto del retrato romano imperial adaptado a las tradiciones y modos locales de la Hispania romana. Por fortuna, en los años en los que la cabeza había estado desaparecida no había sufrido daños. Según este investigador, la figura se encontraba «tal cual», como cuando estaba expuesta sobre una columna de mármol en la escalera de acceso a la planta alta del Ayuntamiento de Bornos antes de ser trasladada al Centro de interpretación turística en el Castillo Palacio de los Ribera. Allí se mostraba al público en una vitrina, de donde fue robada. 

Con gran satisfacción, el catedrático de Arqueología comunicó al Ayuntamiento de Bornos el hallazgo de la cabeza romana e informó con todo detalle a la Guardia Civil. La pieza se retiró de la Gliptoteca de Múnich. En cuanto tuvo conocimiento del origen de la pieza, el museo la devolvió a su propietario particular, que al parecer la habría adquirido como procedente de una colección inglesa. Éste, a su vez, exigió al anticuario alemán que se la vendió que le devolviese el dinero y cuando estuvo en manos de este último, las fuerzas policiales actuaron.



sábado, 10 de octubre de 2020

Jerez de la Frontera: las iglesias alfonsinas

San Marcos

Se aprecian varias fases de construcción. A los pies se ve una moldura mudéjar que marca la altura de la primera construcción, en estilo mudéjar del siglo XIV. Encima, el muro recrecido es de estilo gótico, del XV-XVI. En la cabecera también se observa esta superposición de estructuras. La portada de la epístola, la más antigua de las tres, mantiene su impronta mudéjar y la cornisa con canes la une al mudéjar sevillano; el vestíbulo presenta bóveda esquifada con lacería mudéjar y un cuadro de la Virgen de la Estrella, que estuvo en la puerta de Sevilla hasta 1864. La portada del evangelio es barroca del siglo XVIII, con baquetón mixtilíneo. La portada principal es de estilo renacentista y se levantó a principios del siglo XVII, por el jerezano Martín Calafate; se superpone a una portada gótica borgoñona de fines del XV. La espadaña, de la segunda mitad del XVIII, con triple vano y frontón con roleos, se construyó tras el terremoto de Lisboa, que destruyó la torre.

San Juan de los Caballeros


Conserva en el muro de la epístola un arco islámico, no visible desde el suelo. La cabecera, semicircular, fue almenada en el siglo XVIII. Las portadas laterales, de la segunda mitad del XVI, son renacentistas y atribuidas a Hernán Ruiz II; presentan columnas corintias adosadas y frontón recto. A los pies, la torre-fachada, del siglo XVII, tiene dos partes; la primera, atribuida a Vandelvira, es un pórtico renacentista a modo de arco triunfal romano, con columnas toscanas gigantes, nichos avenerados y friso, tras el que está la entrada, también con frontón y friso. La segunda parte, debida a Martín Calafate, está formada por tres cuerpos y el cupulín. Dentro se destaca la Capilla de la Jura, donde, se dice, los caballeros jerezanos escribieron con su sangre una carta a Sancho IV pidiendo ayuda ante el asedio del moro Ben Yusuf. La iglesia se titula de Los Caballeros porque los pertenecientes a las órdenes militares aquí se congregaban y tenían enterramiento.

San Lucas

Presenta silueta de cubierta a dos aguas, típica del mudéjar sevillano del siglo XIV. La portada principal, apuntada y abocinada, soporta la torre-fachada, que presenta una hornacina  y una espadaña del siglo XVIII. La portada del evangelio conserva un tejaroz a dos aguas (perdido en la portada principal) y en la primera arquivolta luce lóbulos que contienen hojas de parra. Arriba corre una cornisa de canes, que marca la altura del edificio antes de la reforma del XVIII. En el interior se guarda la imagen de la Virgen de Guadalupe que Alfonso XI llevaba en sus campañas y que regaló tras la batalla del Salado. 

San Mateo

Se trata de un edificio voluminoso. La portada principal es gótica, del siglo XV; siguiendo el modelo de las puertas de la catedral de Sevilla, está ligeramente abocinada y presenta gablete. Se encuentra cegada desde el terremoto de Lisboa. La portada de la epístola presenta alfiz rehundido y enmarcado con una cenefa de lacería mudéjar; en el siglo XVIII se le incluyó una hornacina, junto a otros detalles barrocos; el zaguán tiene bóveda de crucería con nervios que apean sobre columnillas colgadas, siendo dos de ellas de mocárabes. Otro detalle visible es la crestería gótica de las capillas. La espadaña dieciochesca sustituye a la torre caída en 1755. Su interior contiene una sola nave, de catorce metros de anchura, que hasta finales del XV serían tres, antes de la intervención de Diego de Riaño.

San Dionisio

La fachada de los pies presenta silueta de techo a dos aguas. La portada, relacionada con el mudéjar cordobés, resalta de la fachada, es abocinada y está cubierta a dos aguas. Arriba destacan un rosetón circular y las mudéjares ventanas geminadas con arcos polilobulados en alfiz, cegadas. Las dos fachadas laterales presentan línea de canes, con formas vegetales animales y mocárabes. La portada del evangelio es similar a la principal y además contiene decoración vegetal. La portada de la epístola, adintelada, fue transformada en el siglo XVIII. Del mismo siglo es la espadaña próxima a la cabecera por este mismo lado. En el lado contrario está la Torre de la Atalaya, con rasgos mudéjares, como las ventanas geminadas polilobuladas con lacería; por encima de una cornisa, la parte superior presenta rasgos del gótico final. El interior contiene tres naves de considerable altura.

jueves, 1 de octubre de 2020

En Montehermoso, dólmenes

La Dehesa Boyal de Montehermoso tiene tres dólmenes excavados y otros tantos, al menos, pendientes de excavación. Ello demuestra una ocupación ancestral de este espacio, ya desde los primeros tiempos de la práctica agropecuaria, la cual ha ido configurando este ámbito como la dehesa que es hoy, aprovechamiento que ha sabido combinar la producción económica con la conservación ecológica. La dehesa es, pues, un paisaje antropizado que viene desde el Neolítico y llega más o menos en el mismo estado a nuestros días.

Vamos a ver cada elemento arqueológico por separado (con su nombre identificativo), sin faltar el cuarto, que es algo singular

 Dolmen de la Gran Encina

Dolmen

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Dolmen



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Sepultura individual

Dolmen

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Dolmen

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Gran Dolmen

El Gran Dolmen es de los tres el que presenta más clara la estructura de su planta, en la que hay dos anillos concéntricos formados con grandes losas, unas de pizarra y otras de granito; también se ven indicios de un tercer anillo. El corredor tiene cinco grandes losas a cada lado. Está orientado al sureste.

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Al excavar este dolmen se vio que el suelo de su cámara estaba rebajado, lo que hace pensar que ha sido expoliado a lo largo del tiempo. Las piedras que le faltan, tanto las cobijas como las del forjado del túmulo, debieron ser utilizadas como material de construcción; es muy probable que hayan sido empleadas en la presa de la laguna del Tremal y en otras obras repartidas por dehesa, como cabañas, porquerizas, puentes...



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Dolmen de Tremal

El nombre de este dolmen hace referencia a un tremal próximo. El término "tremal" se pronuncia en otros lugares de la región como "tremeal" o "tremedal" y en ambos casos designa un lugar o terreno fácilmente encharcable y que luego, durante gran parte del año, queda como una zona fangosa y de tierra poco asentada, es decir, flexible o trémula. En nuestro caso el tremal que había se ha convertido en una charqueta permanente con agua para abrevar el ganado

Este dolmen es el que matiene mayor porcentaje de sus piezas y permite apreciar muy claramente los anillos concéntricos de losas que ayudaban a formar el túmulo. 


La cámara del dolmen está delimitada por una circunferencia de trece ortostatos, como podemos ver en la foto de despliegue panorámico.


Este dolmen también ha contribuido con sus piedras a la formación de la presa en la laguna del Tremal.




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