miércoles, 26 de marzo de 2008

Un musulmán se convierte al catolicismo

El periodista egipcio musulmán Magdi Allam se ha convertido al catolicismo; este sábado, 22 de marzo, en una ceremonia dentro de la Vigilia Pascual ha recibido del Papa el Bautismo y, tras la Confirmación, la Primera Comunión. Al día siguiente, ha publicado en la prensa un artículo donde explica las razones de su conversión.

La noticia ha provocado un enorme escándalo en todo el mundo musulmán, donde una gran multitud de medios se ha lanzado a criticar, cuando no a atacar, al periodista y a la Iglesia Católica, a aquél por el fondo y a ésta por la forma de la conversión. En los periódicos del resto del mundo la noticia ha sido ampliamente comentada, siempre con tono crítico por una falta de oportunidad que puede agravar las relaciones con los musulmanes.

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En todo esto echo en falta algo no insignificante. Por ejemplo, no he visto resaltado el dato de que Magdi, que siempre se comportó como buen musulmán, hace unos cinco años, por criticar los ataques suicidas de los fundamentalistas musulmanes, recibió una condena a muerte en una fatua, lo que le obligó a pedir protección a la Policia. Por si fuera poco, inmediatamente después de su conversión ha recibido su segunda condena a muerte, esta vez por apostasía.

Tampoco he visto muy resaltado en la prensa el hecho de que Magdi es perfectamente consciente del peligro al que se enfrenta y ha declarado que "afrontaré mi destino con la cabeza alta y erguida".

Otra cosa que no se ha destacado es que hay muchos musulmanes que desean convertirse públicamente al cristanismo pero no se atreven a dar el paso por miedo a las represalias. Aquí busco y no encuentro una explicación a eso de la inoportunidad del Papa bautizando a Magdi; no abona precisamente esa teoría de la inoportunidad la actitud del Vaticano en el reciente caso del exprimer ministro británico Tony Blair, quien para hacer pública su conversión al catolicismo ha tenido que esperar a dejar su cargo, precisamente por consejo del Papa, que además le sugirió una ceremonia privada, todo ello para que no se viera que una decisión personal se utiliza publicitariamente.

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En el caso de Magdi, él mismo ha sido quien contempló, como el don más grande, la posibilidad de ser bautizado por el Papa y ha pedido la defensa de los conversos anónimos, de los que se presenta como adalid, ya que, dice, "la Iglesia, hasta ahora, ha sido demasiado prudente, silenciando la realidad de los musulmanes conversos que viven en los países cristianos, por miedo".

Ahora también me vienen a la cabeza dos casos que he leído no sé dónde. Uno es el de un turco que se quiere convertir al cristianismo pero tiene que vivir refugiado en una comunidad de monjes capuchinos. El otro lo conocí después y es de un afgano que tuvo que huir de su país (tras la caída de los talibanes, no antes) pues era perseguido por apostasía y en Italia, tras manifestaciones en la calle a su favor, se le concedió asilo político.

Por contra, a todo esto, se pasa por alto que muchos cristianos asimismo se convierten al Islam, alardean de ello y, sin embargo, no son sometidos a ninguna campaña de acoso; simplemente se les respeta en su decisión.

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