En 1565, la flota del anciano Solimán el Magnífico asedió Malta, que estaba defendida por la Orden de San Juan. No sólo era un peligro para los dominios españoles en Italia sino un reto a la cristiandad entera.
El papa Pío V formó una coalición o Santa Liga para equipar una escuadra, que se iba a componer de 264 naves y 80.000 (¿o 91.000?) hombres. Venecia aportó 140 galeras (¿o 146?); España, 70 (¿o 66?); el Papa, 18 y se añadieron 11 naves genovesas. El mando supremo se entregó a don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II.
La flota de Selim II (hijo de Solimán), dirigida por Alí Bajá (yerno de Selim II), se componía de 300 naves con 100.000 (¿o 120.000?) hombres.
Don Juan de Austria (a bordo de La Real) fue en busca de Alí Bajá (sobre La Sultana) y lo encontró a la entrada del golfo de Lepanto (hoy, golfo de Patras), en Grecia. La batalla naval duró tres horas. Era el 7 de octubre de 1571.
Los turcos (que llevaban un siglo sin perder una batalla naval) sufrieron una gran derrota. La coalición les hundió 100 naves, capturó 130, provocó 30.000 muertos (incluído el propio Alí Bajá) e hicieron 5.000 prisioneros.
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Entre los soldados cristianos se encontraba Miguel de Cervantes, que iba en la nave "Marquesa". Él califico la batalla como "la más grande ocasión que vieron los siglos". De allí, se le califica a él como "el Manco de Lepanto".
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