Andrés Gualdámez (o Galdames) nació hacia 1517 en Jerez de la Frontera (Cádiz).
Se hizo religioso mendicante y luego se ordenó sacerdote. Después, en septiembre de 1555, ingresó en la Compañía de Jesús, en Coimbra.
El 30 de marzo de 1556 zarpó de Lisboa, como miembro de la comitiva que acompañaba al recién nombrado patriarca de Etiopía João Nunes Barreto y a su adjunto, el obispo Andrés de Oviedo. En esa comitiva iban catorce misioneros jesuitas, diez portugueses y cuatro españoles. Con ellos iba Fernão de Sousa de Castelo Branco, en calidad de embajador enviado por el Rey de Portugal al emperador de Etiopía. Llevaban, asimismo, provisiones regias para que el gobernador de la India los hiciera transportar a aquel país en una armada suficiente y acompañados de quinientos hombres. Llegaron a Goa el 13 de septiembre de ese año; el viaje es descrito con detalle por el propio Oviedo en carta que envió a los jesuitas de Lisboa desde Goa el 7 de noviembre de 1556.
La actitud del emperador Claudio de Etiopía, que negaba su obediencia al Papa, aconsejó que sólo Oviedo navegara a Abisinia, junto con otros cinco jesuitas, quedando Barreto en la India a la espera de un momento más propicio. Ese momento no llegó y, en 1562, tras la muerte de Nunes Barreto, Oviedo le sucedió en el patriarcado. Entre los acompañantes de Oviedo iba Andrés Galdámez. Salieron de Goa el 16 de febrero de 1557, llegando al puerto de Arquico (Etiopía) a finales de marzo.
Galdámez aprendió pronto la lengua amárica y también el geez de la liturgia, lo que le permitió traducir varios libros para la instrucción de los etíopes. En agosto de 1562 trató de volver a la India para informar a las autoridades de Goa. Sin embargo los turcos, que dominaban el Mar Rojo, habían cortado la comunicación de la misión con su base natural. Al llegar a la costa, fue traicionado por un musulmán, que fingía ser amigo de los portugueses, y murió a golpes de alfange.
Sebastián Gonzalves comenta de este modo la muerte de Andrés Galdámez: "Fue hacia el puerto de Massua, en el cual siendo conocido por español fué muerto por los turcos, y de esta manera fue a recibir el premio de sus trabajos, no sin probabilidad de alcanzar con su muerte la gloriosa corona de martirio, puesto que siendo muerto por los enemigos de nuestra santa fe, he de creer que lo mataron más por ser cristiano e sacerdote que por razón de estado".
Pedro Páez habla de él como varón ilustrado, caritativo, insigne como hombre de oración y mortificación. Fue el primer jesuita de la misión abisinia en sufrir la muerte por su fe.
Pedro PÁEZ, Historia de Ethiopia [c.1620], ed. por C. Beccari en Rerum Aethiopicarum, II-III, 1905-1906. Sobre
Andrés de Oviedo: II, 411-412, 475-476; III, 26-50, 61-112, 145, 213, 224, 411-414. Otra versión fue publicada en Porto, Civilização, 1945-1946, 3 vols.
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