El 24 de julio de 1932, en la Monumental de Barcelona, el diestro mejicano David Liceaga contempla atónito cómo de la puerta de toriles sale un toro de 950 kilos, perteneciente a la ganadería de Arranz. Liceaga no se lo piensa y, armado de valor, se pelea con la fiera hasta lograr darle la estocada ante el asombro de la afición barcelonesa. Posiblemente el torero no lo sabía, pero ese día pasó a la historia de la Tauromaquia al lidiar el toro más grande jamás visto.
David Liceaga había tomado la alternativa en España el 21 de julio de 1931; fue en Barcelona donde tuvo como padrino a Manolo Bienvenida y como testigo a Domingo Ortega. El 25 de septiembre la confirmaría en Madrid.
Liceaga no sólo destacó por matar al toro más grande de la Historia sino que fue muy del gusto de la afición española en los años treinta por su manera de gallear. El día de su última actuación en la Méjico alternó con Manolete (que actuó allí también por última vez) y con el rejoneador Álvaro Domecq. Se retiró de los ruedos el 11 de enero de 1959 en la localidad mexicana de Mérida de Yucatán. Liceaga falleció, con 93 años, en noviembre de 1996 en León (Guanajuato).
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*Autora: Marta Santafé. Blogs46Consultora especialista en Medio Ambiente,
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