domingo, 15 de enero de 2012

Españoles en Inglaterra

Aunque en la calle ya se sabe hace tiempo, las cifras oficiales de este inicio de 2012 reconocen que España, la España de la crisis, vuelve a mirar al exterior. Las familias, asustadas por el paro, debaten en la mesa camilla las posibilidades de buscar trabajo en el extranjero.

El Instituto Nacional de Estadística prevé que España volverá a ser un país de emigrantes toda esta década. Sólo en 2011 más de medio millón ha hecho las maletas; aunque de ellos el 90% es de extranjeros, no deja de ser significativo.

En el Reino Unido, entre 2002 y 2004, 11.000 españoles se daban de alta cada año en la Seguridad Social británica. España figuraba entre los diez países que más alimentaban las arcas del sistema, con India y Polonia (a partir de 2004) a la cabeza. Durante seis años (de 2005 a 2010), España desapareció de ese ranking, pero las últimas cifras publicadas ahora por el Instituto de Estadística lo sitúan en sexta posición, con casi 25.000 nuevos contribuyentes el año pasado. Por primera vez, hay más altas de españoles que de franceses, y eso que Francia tiene una colonia cercana al medio millón de habitantes que se incrementaba don 20.000 nuevos trabajadores cada año.

Según cifras de la Embajada de España en Londres, en 2009 había 57.350 personas inscritas como residentes o transeúntes en el consulado en la capital británica y en 2011 ascendían a 68.668, aunque no todos los casos pueden vincularse a la crisis económica. Muchos deciden ir, más que por huir del paro, por el idioma; parece que hoy día sin el inglés no se va a ningún sitio.

Es fácil que una semana después de llegar a Londres una joven encuentre trabajo de dependienta en una tienda de ropas y tres semanas después comience unas prácticas de tres meses en una gestoría de proyectos de traducción; éste es un sector poco desarrollado en Madrid, pero allí tiene muchas perspectivas. Finalizadas las prácticas, busca trabajo y nota que hay movimiento, le responden a los emails, le llaman para entrevistas. Mientras, un joven, que puede ser su novio, encuentra sin excesiva dificultad trabajo en el departamento de contabilidad de un «broker» financiero.

Ciertamente, no hay final feliz garantizado a toda aventura londinense. Son muchos los españoles que han hecho el viaje de vuelta sin haber cumplido sus objetivos porque la crisis está en todos lados. No obstante, en Londres sigue siendo fácil encontrar trabajo en la hostelería, incluso sin hablar inglés; aunque sea firmando un contrato de 7 euros la hora, merece la pena porque es indefinido. Se prefiere estar poniendo copas que levantarse cada día en Madrid sin saber qué es lo que te espera. Además, si ese trabajo es sólo por las tardes, permite buscar cada día empleo más cualificado en algún portal de anuncios clasificados.

Es más fácil ser autónomo en Reino Unido que en España. Allí se paga una vez al año en función de lo facturado; aquí 300 euros al mes aunque no hayas facturado nada. Aquí el ambiente es negativo pero es más desolador que la gente se queje todo el día de la crisis y la falta de trabajo sin hacer nada. Cuando la situación es mala es cuando hay que moverse. Sin embargo, el exilio español en el Reino Unido está lleno de jóvenes con talento confiados en sus posibilidades y dispuestos a pelear por sus proyectos.

Ninguno descarta volver algún día a España. Tampoco falta el que se queja de la máscara de buena educación bajo la que los ingleses ocultan a menudo los sentimientos y muchos tienen que aguantar malas caras al pedir a un cliente que repita la comanda. A pesar de que la crisis aquí no ve la luz del fin del túnel, todos allí echan de menos la luz de España.











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