Acabo de llegar a casa de realizar una visita a las Bodegas González Byass junto al torero extremeño Alejandro Talavante.
Se debe a una invitación que J.R. me hizo ayer en el El Puerto de Santa María, a donde fui con M.S. y M.A.F. para el acto de entrega de los premios de la Peña José Luis Galloso en el Restaurante Los Portales. Talavante recibió el premio a la mejor faena de la temporada pasada y, tras el acto protocolario, dirigido por J.R. y en el que M.S. presentó al ganadero de Torrealta, también premiado, me acerqué a felicitar al triunfador.
Me fotografié con el torero y con J.R., que me reiteró la invitación a visitar la bodega, donde firmaría aquél una bota; "llévate a tus niños, que será a las doce".
Como R. tiene un examen me llevo a I. y llegamos a González Byass puntuales. Nos hacen pasar a un magnífico salón de espera y al poco llega J.R. y luego P. Argudo, responsable de Comunicación de la empresa; es cuando me entero de que vamos a realizar una visita en plan íntimo, sólo nosotros y el séquito del torero, que llegará en cinco minutos.
En la espera hablamos de Talavante como torero triunfador desde sus comienzos. En 2006 triunfó al debutar en Madrid como novillero, y sin cortar orejas, que las perdió por la espada; en 2007 debutó como matador en Madrid nada menos que el Domingo de Resurrección y luego triunfó en la Feria de Abril y en la temporada de El Puerto, entre otros sitios; y este 2008 toreará en Sevilla el Domingo de Resurrección.
Llega compañado de Yésica, una amiga mejicana, y de Olga Deva, encargada de Comunicación del torero y que antes estuvo con José Tomás. Tras las presentaciones, el reducido grupo de siete personas inicia el paseo por la bodega ayudado por un cochecito de los que se usan en el golf. De las veces que he visitado una bodega jerezana ésta es la vez que lo hago con tan poca gente: mejor.
La primera parada con explicación es la Bodega de La Concha, magnífico ejemplo de arquitectura eiffeliana del hierro que sirve de escenario a numerosos actos sociales, en especial los pregones rocieros, acogidos en la espectacular andana semicircular.
Paseamos por los Jardines de Victorina, que recuerdan a la esposa del fundador y atestiguan la afición de la familia González por la botánica, esa afición que les llevó desde hace tiempo a mantener intacta su finca de Doñana o a traer aquí árboles de América, entre los que destaca una sorprendente doñabella, que florece en invierno y cuyas flores son como hartensias que cuelgan boca abajo.
Pasamos por la viñita de exposición, plantada sobre auténtica tierra de albarizas y podada a vara y pulgar, que es el método tradicional jerezano. Entramos en las dependencias más antiguas y nos acercamos a la primera alquitara del brandy, donde Argudo explica la producción de holanda y nos da a oler diversas copas con licor en distintos grados de envejecimiento.
Continuamos el paseo junto a las naves de las nuevas y relucientes alquitaras, que ahora mismo están en obras y muestran desnudos los muros de contrucción casi medievales, con sillares a soga y tizón. Entramos en la magnífica bodega Los Apóstoles, que sirve de escenario polivalente para actos sociales y guarda las botas más antiguas junto a las grandes botas que imitan a un cuadro de la Última Cena. Paramos en el que fue laboratorio del tío Pepe, con las botellas o el rajavaso puestos tal como los dejó aquel personaje. Llegamos a las botas de las firmas, entre las que destacan, presidiendo, las firmadas por los miembros de la Casa Real, empezando por la de Alfonso XIII y terminando por la que ya tienen reservada para la infanta Leonor.
Tras un rato de contemplación, J.R. coge el micrófono para grabar una entrevista despaciosa y reflexiva. Talavante declara que este rincón de la geografía española que es la provincia de Cádiz le acoge con cariño y le ofrece motivos de inspiración para su toreo, como esta bodega en que estamos y donde se respira una atmósfera inspiradora para cualquier artista, y él se considera un torero artista. La temporada pasada por aquí pudo demostrar su capacidad y esta temporada que empieza demostrará definitivamente quién va a mandar en el toreo.
Pasa a firmar una bota que ya le tenían preparada sobre una borriqueta
y después repite la misma dedicatoria en el Libro de Honor de visitas a la bodega.
Recorremos las botas con dedicatorias de personajes famosos, por ejemplo el fundador de ABC Torcuato Luca de Tena, de quien es la firma más antigua, el torero Juan Belmonte, Picasso, políticos, extranjeros ilustres... pero la que más gracia hace es la de El Cordobés ("Tio PePe Ere tambueno que chata los rratone Le crece el Pelo Manuel El Cordobes 5-12-80"). Nos acercamos a ver los famosos ratones que beben vino subiendo por una escalerita a una copa; paseamos por una antigua calle incorporada al conjunto bodeguero con la catedral al fondo; nos asomamos a la bodeguita del tío Pepe con salida directa a la calle y luego nos dirigimos al enorme edifico de las bodegas construidas por Eduardo Torroja.
La enorme nave está ambientada como una jerezana Feria del Caballo, con casetas de lona, barra de bar, veladores andaluces, tablao flamenco, música de sevillanas y de cante... Un grupo numeroso de visitantes está sentado, degustando unas copas. Mientras caminamos salen al encuentro dos niños que han reconocido al torero y le solicitan autógrafos; son atendidos con amabilidad y el padre acude a saludar.
Argudo nos describe las tres bodegas de hormigón con tres plantas y tres cúpulas como la de San Pedro y nos lleva a unas muestras de arte moderno a cuenta del símbolo del Tío Pepe. Nos dirige a un rincón de la feria donde nos esperan dos mesas y siete sillas para tomar un aperitivo bien surtido, teniendo como fondo una ordenada colección de carteles antiguos. "¡Cómo cuidan aquí los detalles!", me digo. Es buena ocasión para comentar los diferentes tipos de vinos de jerez, con sus colores y aromas, y aprender a combinarlos (maridarlos se dice últimamente) con la comida más apropiada. Mientras, el guía va escanciando.
J.R. levanta levemente su copa y me mira; le capto la idea y entonces, levantando claramente la mía, declamo: "brindemos por el éxito del torero y por que sea el número uno en la temporada del 2008". Las copas se entrechocan con entusiasmo.
Unos compases de música por bulerías llenan el aire. El torero, después de haber dado buena cuenta de medio plato de jamón ibérico y otro medio de queso manchego (sin mirar al pan, ¡qué tío!) se pone a hacer ritmo sobre las piernas y luego palmas. Tiene buena voluntad. Argudo le sugiere que si le gusta el flamenco puede estar atento al Festival de Jerez, que se celebrará en marzo y durante el cual se ofrecerán conciertos en la Bodega Los Apóstoles; suelen tener mucho embrujo. Si dispone de algún día libre que avise y le reservará una mesa. Olga le pide inmediatamente el correo electrónico para llamar, porque a ella también le gustará venir al flamenco.
Repuestos y descansados, le invito a Alejandro a ver el cartel más antiguo de la colección, que es de una corrida del siglo XIX en Jerez, con toros de Saltillo; me comenta que en Méjico él ha toreado toros asaltillados.
-"¿Sigues viviendo en Badajoz?"
-"Sí, aunque alterno con estancias de unos quince días en Madrid y Sevilla".
-"Tengo en Mérida una hermana que trabaja de veterinaria".
-"Pues mi padre es técnico agropecuario; a ver si se conocen".
-"Por cierto, ¿qué edad tenías cuando viniste a torear a la placita de Chapín?".
-"Pues tenía sólo trece años, me acuerdo perfectamente".
Bueno, la visita se va acabando. Retomamos el camino de vuelta, atravesando nuevamente Los Apóstoles y pasando por el salón de espera. En el patio nos despedimos tras casi dos horas y media de visita. Cogen el coche con un poco de prisa, porque tienen que llegar a Conil, donde le esperan para un almuerzo antes de una entrega de premios, y después tienen que ir a Chiclana a recoger más premios.
En un solo fin de semana recogerá premios de tres sitios distintos. En este momento me da por pensar que el brindis que le he ofrecido ha sido poco arriesgado porque encerraba un deseo que es fácil de cumplirse. Además, uno de los triunfos de 2008 ya lo ha conseguido; es conocer una bodega de Jerez y ser el torero más joven que ha firmado en una bota de González Byass.
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*Autora: Marta Santafé. Blogs46Consultora especialista en Medio Ambiente,
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