En Brozas (Cáceres), concretamente en la Dehesa de las Pueblas, apareció esta estela elaborada en pizarra y datada en la Edad del Bronce (siglos IX-VIII).
Mide de alto 1,41 ms. 0,75 de ancho y 0,20 de grueso.
En la decoración inscrita se ven con claridad los siguientes objetos: escudo, lanza, espada, espejo, fíbula y peine.
El escudo se representa con tres círculos concéntricos, de los que los dos mayores tienen escotadura en V orientada a la izquierda del espectador. En las dos coronas circulares hay cazoletas que indican clavos, 15 en la mayor y 10 en la meno, más 2 en el círculo interno. En el centro, un trazo en I horizontal, de 14 cm, representa la abrazadera.
La lanza se representa con una línea horizontal de 45 cm. sobre el escudo; presenta punta en hoja mirando a la izquierda.
Bajo el escudo se representa una espada, con punta hacia la derecha. Su hoja es ancha y la empuñadura presenta gavilanes y pomo. Me recuerda mucho a la espada de Alconétar, que apareció no lejos, en el Tajo, y se fecha en la edad del Bronce, lo que nos ayuda a datar nuestra estela. Esta relación no la he visto escrita por ningún lado.Ciertamente la espada de Alconétar tiene una hoja menos ancha, pero ello no la aleja del tipo de la representada en la estela. Además, se ha considerado que la de Alconétar, viéndose que está intacta y con la punta cortada, era un objeto ceremonial, lo que permitiría una elaboración más elegante, una elaboración que buscara más la belleza (una hoja larga, delgada e igualada) que lo práctico (una hoja ancha y puntiaguada). Con el bronce no era posible una hoja larga pues es el combate se rompería; sólo con el acero es posible elaborar hojas de 90 cm. que no se rompan al luchar. Ésto nos lleva a pensar que la espada de la estela es más propiamente del Bronce, desde el punto de vista cronólogico, que la de Alconétar (que sí es materialmente de bronce).
En cuanto al pomo y el puño, hay una identidad total entre ambas espadas. En los gavilanes se observa una semejanza grandísima, que sería total si no fuera porque la hoja se inserta con bordes paralelos en la de Brozas y con bordes ligeramente divergentes en la de Alconétar.
Si la espada de Alconétar se considera perteneciente a un pueblo de influencias atlánticas, no es mucho pensar que la de Brozas, también. Esto ayuda bastante a la hora de ver qué origen tienen os objetos representados en las estelas del tipo de la de Brozas.
El adorno suntuario corre a cargo de los tres elementos que figuran entre la lanza y el escudo y están situados en la mitad izquierda. El espejo es imperfectamente circular y su mango, apuntado. La fíbula es de codo con resorte. El peine está en horizontal y tiene 8 púas finamente inscritas.
No aparece ningún carro ni tampoco figura humana o animal.
Su ubicación es la llamada Zona II, que comprende el Valle del Tajo y la Sierra de Montánchez. Las características de las estelas de esta zona corresponden plenamente con la estela de Brozas: se trata de estelas cuya decoración consiste en tres motivos básicos, escudo lanza y espada, acompañados de algunos motivos secundarios, que indican el ajuar suntuario personal del difunto. Los tres motivos básicos son los que suelen aparecer en solitario en las estelas de la Zona I, que corresponde a la Sierra de Gata. Los detalles suntuarios se complican en la Zona III, que está formada por los valles del Guadiana y del Zújar, donde suele estar presente la figura humana. De esta forma, se puede decir que la Zona II es un tránsito en la evolución decorativa de las estelas desde la Zona I hacia la Zoan III, hasta el punto de que la figura humana aparece en algunas estelas de la II, lo que reafirma ese carácter de fase intermedia. En definitiva, la estela de Brozas es típica de la Zona II.
Según la interpretación más aceptada las estelas eran monumentos funerarios para señalar las tumbas de personajes destacados, de manera que las representaciones gráficas inscritas son símbolos sustitutivos de ajuares funerarios. Esta interpretación se enfrenta al hecho de que las estelas no suelen presentar restos de enterramiento a su alrededor (salvo excepciones dignas, como la de Hernán Pérez); así, habría que aceptar que casi todas han sido halladas fuera de contexto.
Por otra parte, las estelas fueron ligadas a la cultura tartésica, especialmente por influencia de Rosso de Luna, que calificó así la primera estela catalogada, la de Cabañas (hoy en el MAN).
Sin embargo, una interpretación reciente, sin despreciar la función funeraria, las ve más como marcadores del territorio, basándose en la aparición de las estelas en lugares significativos de las redes viarias que unen las diferentes zonas del Suroeste entre sí y con el exterior.
Las estelas presentan elementos de origen mediterráneo pero igualmente pueden observarse en ellas otros elementos llegados por vía atlántica. Por la influencia atlántica, las estelas reflejan formas de representar la riqueza y el prestigio ligadas al pensamiento del occidente europeo. Para éste, a nivel general, la riqueza es personal y mueble; no se expresa en formas complejas ni equivale a un atesoramiento de gran valor material.
El momento de su aparición está ligado a su función como marcador territorial; debió ser cuando poblaciones vecinas a las del Suroeste comienzan a asentarse en lugares determinados, lo que implicaría un mayor control del territorio, de las vías de paso y de los recursos. Las poblaciones no totalmente sedentarizadas se verían acto seguido obligadas a controlar más firmemente sus propios territorios tradicionales, si no querían retrocer ante el avance de poblaciones sedentarias, tendentes a monopolizar recursos escasos.
Ciertamente, hoy día Brozas y su comarca son zona de pastos para rebaños trashumantes que pasan el invierno y tornan en verano a las montañas norteñas.
Asimismo, por esa comarca es cotumbre que las fincas no cerradas (o tierras abierta) señales sus lindes con piedras hincadas y, al modo de las estelas, decoradas con el hierro u otro signo representativo del dueño. No quiero decir que haya una continuidad en ambos detalles desde hace 3.000 años pero ahí tenemos el ejemplo comparativo para ver cómo podrían ser utilizadas las estelas.
Para Galán Domingo las estelas surgieron en el Valle del Tajo. La extensión de las estelas por el Valle del Guadalquivir, en proceso de sedentarización, responde a relaciones tradicionales con las cuencas del Guadiana y del Tajo. Así se explica también que el centro geográfico del área, con las numerosas estelas del Guadiana y del Zújar, contengan las más complejas figuraciones.
No parece que las estelas se extendieran por zonas ricas en minerales; más bien corresponden a poblaciones que no se dedicaban a trabajar el cobre y el bronce. Su uso pudo corresponder a gentes que explotaban agropecuariamente zonas marginales y su expansión o retroceso estaría determinado por la variación de los límites de las zonas mineras.
Los elementos mediterráneos, como la representación del carro, deben haberse expandido en un sentido Sur-Norte, partiendo del Valle del Guadalquivir, mientras que otros elementos, como la representación del escudo escotado, tal vez lo haya hecho en dirección contraria.
El inicio de las colonizaciones marca el fin de las estelas decoradas, aunque algunas se reutilizan en yacimientos orientalizantes.
Desde luego, la estela de Brozas responde a las características del conjunto de estelas del Suroeste peninsular.
Se conserva en el Museo de Cáceres.
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