Hallan en el Turuñuelo una escena de guerreros en plena batalla de hace 2.500 años
También se han localizado la puerta este del edificio tartésico en una fachada monumental de más de tres metros de alto.
Las excavaciones en el yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo, en las proximidades de Guareña (Badajoz), han descubierto escenas de guerreros de los siglos VI-V a.C. grabadas en una placa de pizarra y han localizado la puerta este del edificio tartésico en una fachada monumental de más de tres metros de alto.
Los directores de la excavación e investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Esther Rodríguez y Sebastián Celestino, han presentado estos nuevos hallazgos en un yacimiento que ya fue noticia por el descubrimiento del mayor sacrificio de animales en el Mediterráneo occidental y de las primeras representaciones humanas de Tartesia.
El equipo de expertos del CSIC destacó la importancia de la plaza de pizarra descubierta, que muestra a cuatro individuos que han sido identificados como guerreros, dada la vestimenta que los decora y las armas que portan.
Aunque la pieza debe ser objeto de estudios, los primeros indicios apuntan a que se trata de una pizarra de orfebre, un material que serviría de apoyo al artesano a la hora de grabar los motivos diseñados en piezas de oro, marfil o madera.
"Este hallazgo supone un ejemplo único en la arqueología peninsular y nos acerca al conocimiento de los procesos artesanales en Tarteso, invisibles hasta el momento", al tiempo que permite completar el conocimiento sobre la vestimenta, armamento y tocados de los personajes representados, explicó Rodríguez.
Por su parte, el descubrimiento de la puerta este del edificio, ubicada en el centro de una fachada monumental de más de tres metros de altura, confirma, según los investigadores, el acceso principal al edificio en su extremo oriental, que conserva en pie sus dos plantas constructivas.
La puerta comunica la estancia de las gradas con un extenso patio pavimentado de pizarras frente al cual se localiza un pasillo empedrado. Este corredor separa el cuerpo principal del edificio con un conjunto de estancias en las que se han podido recuperar interesantes lotes de materiales. Los materiales arqueológicos recuperados de las estancias anexas ubicadas frente a dicho acceso permiten apuntar que se trata de la zona de producción o área artesanal del edificio. Según han indicado, este contexto único permitirá conocer en profundidad los procesos productivos de la I Edad del Hierro en el suroeste peninsular.Artesanía del tejido
En total se han podido individualizar y excavar cuatro espacios en los que se han recuperado lotes de cerámica, distinguiéndose recipientes cerámicos en miniatura, cerámicas con decoración incisa, diversas herramientas de hierro, un lote de marfiles y un conjunto de pesas de telar en proceso de fabricación, que ponen de manifiesto la existencia de una artesanía del tejido en este enclave.
El hallazgo de la puerta, por su parte, permite cerrar uno de los hitos que este grupo de investigadores había marcado para entender mejor la organización espacial del monumento y la verdadera función que desempeñó.
El director, Sebastián Celestino, apuntó que cada nueva revelación "supone un avance en la interpretación de esta cultura", lo que a juicio de los investigadores consolida aún más la trascendencia que tuvo en el Valle del Guadiana durante sus últimos momentos.
Celestino aseveró además que sus esfuerzos ahora se van a centrar en estudiar los restos recuperados, mientras que la meta para la próxima campaña de excavaciones será delimitar las áreas de producción, que parece que se prolongan por el lado oriental del yacimiento. "De manera paralela, comenzaremos a abrir las habitaciones que flanquean el espacio principal, que cuentan con un grado de conservación excelente y nos puedan ayudar a definir la funcionalidad del edificio".
Los investigadores del Instituto de Arqueología de Mérida están estudiando una serie de signos inscritos en la tablilla de prizarra del yacimiento tartésico de Casas de Turuñuelo en Guareña, Badajoz, que se encontró la semana pasada. La escritura se trata de un abecedario de escritura paleohispánica meridional.
En concreto, según informa el CSIC, se ha identificado una secuencia de 21 signos trazados en el marco de la tablilla. Además, se hallaron figuras de guerreros. Los expertos apuntan a que sería el tercer abecedario de una escritura paleohispánica meridional.
¿Cómo han llegado a esta conclusión?
Joan Ferrer i Jané es un investigador adscrito al grupo LITTERA de la Universidad de Barcelona que conoció el descubrimiento de la placa de pizarra con las siluetas de tres guerreros a través de los medios de comunicación. "Más allá de las figuras, cuando observé la placa vi que en uno de los laterales parecía haber un signo paleohispánico, un signo que no se puede confundir con ningún otro. También se apreciaban otros trazos compatibles con signos de una secuencia conocida", explica. Ferrer, para poder corroborar sus sospechas, se puso en contacto con el equipo del Instituto de Arqueología de Mérida porque son los responsables de estas excavaciones arqueológicas. Pidió fotografías macro parciales de la zona. "Tras estudiar las imágenes todo apunta a que se trata de un abecedario de escritura meridional con la secuencia inicial ABeKaTuIKeLBaNS?ŚTaUE, que es casi la misma documentada en el abecedario de Espanca, excepto por el decimoprimer signo, que presenta una forma especial", afirma.
Esther Rodríguez González, investigadora del CSIC y una de las responsables de las excavaciones arqueológicas en Casas del Turuñuelo, destaca que desde el primer momento del hallazgo de la tablilla de pizarra era consciente de que "el volumen de información que contenía era superior incluso al de los propios rostros encontrados (de los guerreros)". Además de las siluetas de unas figuras humanas, los científicos ya habían observado varios círculos y líneas que hacían intuir que la placa se podría analizar a diferentes niveles.
En estos momentos, Esther Rodríguez y el resto de investigadores del IAM, junto a Joan Ferrer, se encuentran estudiando el alcance de los signos identificados y la importancia que pueden tener como muestras de escritura paleohispánica meridional.
Tres abecedarios
Las escrituras paleohispánicas se dividen en dos familias: la familia nororiental y la familia meridional. La frontera entre una y otra está en torno al sur de Valencia y todas derivan de la escritura fenicia. De esta se hizo la primera adaptación a lo conocido como signario paleohispánico original para luego hacer dos adaptaciones diferentes, norte y sur (del que posteriormente dio lugar a las escrituras meridionales).
Hasta el momento, solo hay constancia de la existencia de dos abecedarios más de escrituras meridionales. Según las primeras investigaciones, el abecedario del Turuñuelo repite, como mínimo, los 10 primeros signos del abecedario del yacimiento de Espanca, en Castro Verde (Portugal). "Este abecedario tiene 27 signos y es el único completo que conocíamos hasta la fecha. Se encontró otro en la excavación de Villasviejas del Tamuja (Cáceres) pero está muy fragmentado, solo tiene algunos signos centrales. Con lo cual el de Guareña sería el tercero y aportaría mucha información", apunta Ferrer.
La colaboración entre los investigadores ayudará a determinar si el abecedario de Casas del Turuñuelo se puede clasificar con alguna de las escrituras ya conocidas o si debe considerarse una escritura meridional independiente.
Construyendo Tarteso
Construyendo Tarteso es un proyecto de la Agencia Estatal de Investigación dentro del Plan Estatal I+D+i del MICIU. Su objetivo principal es caracterizar la cultura material tartésica a través del análisis arquitectónico de los grandes edificios de adobe excavados en las últimas décadas e introducir el concepto de arquitectura como elemento integrado en el territorio.
El yacimiento de Casas del Turuñuelo se localiza en la comarca de las Vegas Altas del Guadiana, próximo a la desembocadura del río Búrdalo. En 2015 comenzó su primera campaña de excavación y, actualmente, el personal investigador se encuentra inmerso en la sexta, donde se enmarca el descubrimiento de la puerta este del edificio. Su singularidad se fundamenta especialmente en su excelente estado de conservación, lo que permite documentar técnicas constructivas y soluciones arquitectónicas que, hasta la fecha, no se habían documentado en un yacimiento tartésico.