lunes, 14 de enero de 2013

Otra Inmaculada de Martínez Montañés

Acudo a la iglesia de San Pedro, de Jerez de la Frontera (Cádiz). Es un edificio del siglo XVII que fue totalmente renovado en la segunda mitad del siglo XX.

Me fijo en un retablito de aluvión que hace de trasfondo a la Pila bautismal. A ambos lados de un cuadro en relieve sobre San Juan Bautista se sitúan dos imágenes de las Santas Justa y Rufina. Pregunto por la razón de la presencia de estas dos imágenes en Jerez y concretamente en esta iglesia de San Pedro.

Me atiende un allegado a la parroquia y me explica que ambas imágenes, así como el relieve, proceden de otros templos de la ciudad, especialmente los perteneciente a algunos conventos que fueron exclaustrados. Visto mi interés, me añade que otras imágenes de esta iglesia vinieron también de otros templos cuando este edificio se reformó de la mano del arquitecto Fernando de la Cuadra.



La sorpresa surge cuando me explica que la imagen, de moderadas dimensiones, que está situada en una hornacina lateral del retablo mayor consiste en una Inmaculada que responde a la autoría de Martínez Montañés. Ante mi gesto sorprendido, añade que por detrás se descubrió una escritura con la firma del escultor de Alcalá la Real.

Más que a la Cieguecita de la Catedral de Sevilla, me recuerda a la Inmaculada de Alonso Cano de la Catedral de Granada. A esta se asemeja tanto por las dimensiones como por la disposición de la imagen. Así las manos como el vuelo del manto e incluso el avance de la rodilla izquierda parecen inspirar o inspirarse la una en la otra imagen.

Me marcho con un no sé qué en la cabeza, pero deseando que sea verdad eso de la autoría.









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domingo, 13 de enero de 2013

El atleta cósmico de Dalí en Zarzuela

El palacio (más bien palacete) de La Zarzuela es un edificio de estilo herreriano construido en el siglo XVII.

En el piso superior, exactamente bajo la bandera que preside queda la oficina donde está el despacho del Rey. Se trata de una sala pequeña, con dos ambientes separados por un par de alfombras: la zona de trabajo, con la mesa; y la de las visitas, con una mesa redonda y sillas de cuero, presidida desde los años 80 por el cuadro 'El atleta cósmico', de Salvador Dalí, que es uno de los cuadros preferidos del monarca. En este rincón donde cuelga la obra de Dalí despacha el monarca con las visitas.



"El atleta cósmico" es un óleo de dos por tres metros en el que destaca la figura de un lanzador de disco y en el que predominan los colores amatista, amarillo y verde aceituna.

Al discóbolo se le dota de unas dimensiones tan aterradoras (sublimes se diría en el siglo XIX) que le permiten coger el sol con una mano y, por otra parte, albergar dentro de su cuerpo un edificio con pasillo, arcos, galerías. Esa arquitectura en el interior tiene su eco en el exterior. Como fondo de ese paisaje, una arquitectura de infinitos arcos de medio punto se convierte en el telón elegido por el pintor. El paralelismo entre cuerpo y arquitectura es llevado al máximo cuando reutiliza la espalda del discóbolo como escalera por la que ascienden, en un confuso desorden, cientos de pequeños seres humanos.

El artista le explicó en su día al propio Rey que se había inspirado en El discóbolo de Mirón, que simboliza la fuerza y el equilibrio, pero al mismo tiempo las ventanas en el cuerpo del deportista aluden a la memoria, con lo cual el atleta podía resultar perfectamente una alegoría de la Corona.

La obra le fue encargada a Dalí por el Gobierno de Franco, a través del Comité Olímpico Español, para su exhibición en una exposición cultural organizada con motivo de los Juegos Olímpicos de México 68. El vicepresidente del COE, Anselmo López Fuertes fue jefe de la delegación española en México, y allí se entusiasmó con el cuadro. Al acabar los Juegos, el pintor reclamó al Gobierno de Franco una cantidad desorbitada por el óleo, pero no se le abonó por falta de fondos y finalmente llegó a un acuerdo económico con López Fuertes, que se quedó con la obra. Luego, cuando supo del interés del monarca se lo cedió en depósito, en la década de los ochenta. En 2004 falleció López Fuertes y sus herederos reclamaron el cuadro. El Gobierno negoció y pagó 2,88 millones de euros a la familia.

Así que el cuadro pertenece a Patrimonio Nacional; no es propiedad particular del Rey. Salvo las fotos familiares, todos los objetos del despacho están inventariados.





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lunes, 7 de enero de 2013

El castillo de las Seguras por sus escudos

Recientemente me he acercado al castillo de las Seguras, situado en la carretera de Cáceres a Badajoz. Se trata de una edificación reelaborada por la tenacidad del Conde de Canilleros, personaje muy interesante del siglo XX cacereño, casado con una broceña y amigo de mi amigo Don Z.

Canilleros convirtió una casa con torreón en un castillo. Acopió una buena colección de escudos de acá y de allá para ponerlos como complemento (no me atrevo a decir adorno) de la construcción, que, por demás, recrea una ideal fortaleza medieval, incluso con piedras y sillares originales traídos de otros castillos o mansiones venidos a ruinas.

He recogido en fotos los escudos que ilustran el edificio, lo cual nos permitirá un breve repaso de algunos conceptos heráldicos.

La primera foto corresponde al escudo, simple, que campea sobre la clave del arco de



entrada. El arco está en la cerca que rodea el patio.
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La portada de entrada al edificio tiene dos escudos bajo el alfiz. El de la izquierda



es cuartelado en cruz, es decir, dividido en cuatro cuarteles mediante dos líneas situadas en cruz, una vertical y otra horizontal .

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El de la derecha es un escudo



partido, o sea, está dividido dos partes, una a la izquierda y otra a la derecha.

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En la parte de arriba de la fachada hay otros dos escudos bajo pequeños alfices. El de la izquierda



está terciado en palo, o sea, se divide por dos líneas verticales en tres zonas asimismo verticales.

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El de la derecha es




es un escudo partido.

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En el lateral de poniente aparecen dos escudos. El primero, a la izquierda del espectador,



está cuartelado en cruz.

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El segundo de poniente está partido y medio cortado, o sea,



está dividido por una línea vertical central y la parte derecha a su vez se corta, es decir, mediante un golpe horizontal se subdivide en dos partes.

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En el lateral de levante existe un sólo escudo



que tiene forma ligeramente ovalada y se divide mediante cruz en cuatro cuarteles.
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En la parte trasera existe un solo escudo, que está medio cortado y partido, o sea,



se divide por una línea vertical en dos mitades, estando la izquierda dividida a su vez en dos.

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En una dependencia aneja, dentro del patio, se ve sobre el dintel de la puerta



un escudo cuartelado en cruz.
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Terminamos con una referencia a otra edificación distinta pero relacionada con el castillo de las Seguras, y por demás interesante. Al lado del castillo se encuentra la Casa de Rodrigo de Ovando, que presenta en su fachada dos escudos iguales,



de los que reproducimos sólo uno; está partido y timbrado con corona abierta, y se rodea de un esgrafiado.









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